Durante el año 2019, las escuelas del distrito de práctica de Tacuarembó desarrollaron un proyecto de trabajo con el propósito de profundizar en las experiencias de enseñanza mediadas por las tecnologías. Con el doble propósito que caracteriza a las escuelas de práctica de enseñanza a los alumnos escolares y magisteriales, las actividades desarrolladas involucraron a los maestros adscriptores en su rol de enseñantes y a los estudiantes magisteriales que aprenden a enseñar, sin perder de vista la centralidad de los aprendizajes de los niños desde su singularidad.
Como punto de partida es importante reconocer los saberes de los niños y los saberes de los docentes con relación a la enseñanza mediada por las
tecnologías. El trabajo colaborativo de los docentes se encuentra en la base de este proceso de construcción de nuevas prácticas pedagógicas. Colaboración que implica buscar marcos conceptuales y metodológicos comunes, que luego se concretarán en acciones. De esa forma se estará logrando la concreción en las escuelas de una de las líneas de política educativa expresadas en el documento 10 claves educativas en el siglo XXI dedicado a Información y tecnología: «...se aspira a que las tecnologías, como mediadoras de los procesos de enseñanza y de aprendizaje, ocupen un lugar relevante entre los componentes básicos que contribuirán a la mejora de la calidad educativa» (ANEP. CEIP, 2019:15).
A comienzo de año se buscó el acuerdo con los directores de las escuelas para planificar un proyecto anual profundizando sobre diferentes experiencias de formación en cada institución. Cabe destacar el rol del maestro director en la organización y el desarrollo de la enseñanza de sus alumnos magisteriales, teniendo presentes el Programa de Didáctica/Práctica Educativa del Plan 2008 de Formación de Maestros de Educación Común del CFE y las líneas de políticas educativas del CEIP. Se integró a la directora del Centro de Tecnología Educativa y Ceibal (CTEC) como parte del grupo de directores, a fin de concretar los apoyos y seguimientos de las experiencias en cada una de las escuelas.
Los maestros adscriptores tenemos que desarrollar una mirada en dos planos: los alumnos escolares y los practicantes; enseñar a los alumnos y
acompañar el proceso de formación del estudiante magisterial.
Este acompañamiento implica ir con, es decir que estaremos para apuntalarlos sin imponernos, y no hacer por ellos. En definitiva, permitirles verbalizar sus acciones y descubrir los problemas que encuentren en la práctica, orientarlos para buscar los recursos necesarios para solucionar los problemas; reflexionar sobre el sujeto que aprende y la evolución de sus concepciones en el marco de los procesos de enseñanza y de aprendizaje; buscar recorridos posibles para la enseñanza; analizar los porqués de sus decisiones; trabajar con el error; ayudarles a autoevaluarse para la transformación de las prácticas.
El desarrollo de todas estas capacidades será parte de un proceso de apropiación, en la medida en que vayan transitando su formación inicial y se nutran de la experiencia en el quehacer diario en el aula. Para que esto suceda, el rol del maestro adscriptor no puede ser espontáneo o esporádico. En cambio debe ser intencional, sistemático y planificado; sobre todas las cosas, debe ser crítico.
Los vínculos de la escuela uruguaya con la comunidad son complejos y variados; e imprescindibles. A veces asoman en la prensa con una noticia que conmueve negativamente, y despierta airadas polémicas y desencuentros. La mayoría de las veces transcurren en un silencioso andar teñido de altas y bajas, de logros formidables, de pequeños avances, y también de dudas y discusiones, como la vida. QUEHACER EDUCATIVO propone incluir en cada edición de este año, un espacio en el cual se atiendan algunas de las múltiples aristas de esta relación.
En este artículo se trabajará sobre la idea de la escuela y su contexto, considerando especialmente su estudio en el marco de la Práctica docente. La expresión contexto que, en la jerga del magisterio nacional, se asocia a algunas instituciones generalmente de la periferia urbana y con variables que las ubican en los primeros quintiles de la clasificación institucional de acuerdo con las condiciones socioeconómicas, aplica
en realidad a todas las escuelas. Los vínculos entre la institución y su entorno, la incidencia de estos vínculos en el ambiente y los aprendizajes escolares, son algunos de los elementos a considerar.
El taller da lugar a la cooperación entre los sujetos pedagógicos de la Práctica Docente. En tal sentido, se valoriza la presencia del maestro adscriptor en el taller como un invitado dispuesto a interactuar sobre sus experiencias y conocimientos más potentes. Se propone apostar a la construcción de un espacio de aprendizaje compartido entre directores, especialmente en cuanto a la preparación y al desarrollo de instancias de taller dirigidas a los practicantes. La intención es recuperar para el colectivo de directores el análisis de las específicas y potentes configuraciones didácticas puestas en juego por cada uno, no con el objeto de su reproducción, sino para poner a la descubierta la complejidad de la práctica docente en este nivel. Se remarca la necesidad de contar con un marco de actuación común, pero flexible y adecuado a las características de los alumnos-estudiantes magisteriales y a la dinámica del proceso en cada contexto particular. Ello sólo es posible a través de actos de generosidad y de apertura intelectual de los protagonistas.
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