Si bien la energía es un concepto fundamental para la ciencia, no es sencillo definirla.
«Es importante darse cuenta que en la física actual no sabemos lo que la energía es. No tenemos un modelo de energía formada por pequeñas gotas de un tamaño definido. No es así. [...] Es algo abstracto [...]» (Feynman, 1998:103-104)
Desde fines del siglo XVIII, a partir de la creación de la máquina a vapor, los científicos han buscado entender diferentes fenómenos como el movimiento, el calor, la luz, la electricidad, la fuerza que mantiene unidas las sustancias, etcétera. En esta búsqueda comprendieron que muchos de estos fenómenos eran diferentes manifestaciones de energía.
La palabra “energía” proviene del griego en-ergon, significa “en actividad”. En la antigua Grecia, Aristóteles (384-322 a. C.) llamaba enérgeia a aquello que hacía que algo pudiera realizar una acción y causar un efecto.
El matemático alemán Gottfried Leibniz (1646-1716) introdujo la idea de vis-viva o fuerza viva, precursora directa del concepto moderno de energía. Este término fue reemplazado por el de energía por el físico inglés Thomas Young (1773-1829); en ese momento, Europa era el principal escenario del proceso de revolución industrial. A partir de muchas investigaciones, el término energía se extendió a todo tipo de fenómeno físico en el que se producen cambios o transformaciones, se la asoció con ellos para caracterizarlos y comprenderlos.
Entendemos que la energía es una propiedad abstracta de los sistemas, que nos sirve para caracterizarlos y entenderlos, para poder reflexionar sobre su “capacidad de hacer”.
Es una idea para pensar y explicar la realidad natural. Como si eso no fuese suficiente, las energías potenciales son energías que tienen
la posibilidad, la potencialidad de ser usadas y producir efectos visibles, pero mientras tanto son energías escondidas en el sistema, que se
pueden “liberar” súbitamente, transfiriéndose o transformándose. Las reconocemos indirectamente por sus efectos.
Algunas dificultades asoman a la hora de una definición de lo fantástico.
Palabra elusiva, de contornos difuminados y evanescentes, parece concitar la ausencia de unanimidad y la lejanía sistémica, como pocas en literatura.
Toda literatura puede tildarse de realista (pues refleja realidades exteriores o interiores del individuo) o de fantástica (como producto de la imaginación).
Por texto fantástico entendemos aquel donde uno o más elementos sobrenaturales irrumpen o insinúan hacerlo en un medio cotidiano. Por medio cotidiano entendemos aquel donde operan las leyes naturales.
El aula es un espacio propicio, tal vez el único espacio que nos quede, para constituirnos como seres humanos, para construir nuestra subjetividad mientras nos relacionamos con los otros. La escuela es un oasis en un mundo saturado de estímulos que intentan distraernos; un
lugar para existir en un mundo donde no quieren que existamos; el espacio donde un grupo de personas se encuentra todos los días para
conversar sobre distintos temas. En la escuela, docentes y estudiantes se encuentran a través de la palabra, se piensan a través de ellas, se comunican para descubrir y encontrar al otro, a través de la lengua.
Así como los centros de poder intentan imponer su visión del mundo (una identidad política, cultural, ideológica, etc.) utilizando los medios masivos de comunicación, porque «estandarizar la forma en que la humanidad piensa, actúa y siente, permite estandarizar la producción
de mercancías» (Olivera, 2014:61), debemos defender al aula como el espacio donde intentaremos ser nosotros mismos, donde construiremos nuestra identidad con otros, porque los seres humanos vinimos para vivir en sociedad, para compartir nuestras tristezas y alegrías, para llenarnos de personas. En este contexto, enseñar a leer, escribir, hablar y escuchar es un acto revolucionario, porque ataca a los centros de poder e intenta reconstruir lo que ellos intentan destruir.
EDITORIAL
El texto es el punto de partida de una interacción entre el lector y el escritor en la que nuestro alumno tiene que poner lo que piensa y siente. Y en consecuencia, en la clase habrá varias interpretaciones posibles de un mismo texto porque son variadas las experiencias afectivas e intelectuales de los lectores.
Recorta palabras significa no trabajar con textos, despojar a la lectura de su esencia que es la interpretación porque no hay lectura sin comprensión.
Trabajar con palabras sueltas no es el camino para llegar a conocer el lenguaje escrito.
Realizar el relato de esta experiencia implica de algún modo materializar la palabra, es un desafío a la reflexión y resignificación de las
prácticas profesionales, en un contexto sociohistórico, en ese tiempo y en ese espacio...
Y es en ese tiempo y en ese espacio, es que se preguntaron ¿cómo escriben nuestros alumnos?. La pregunta transita y conduce a terrenos más profundos, implica pensar –pensarnos– en los códigos socialmente establecidos, en las categorizaciones.
Así entendido, el relato se convierte en producción constructiva, encierra aspectos que remiten al campo de las marcas identitarias, de las
frustraciones, de la relación y del encuentro con el otro; vuelve complejas las dimensiones de la subjetividad.
A principios de año, dentro del proyecto de la jurisdicción “Habilidades para la vida”, en esta escuela, se acordó trabajar en el Área del Conocimiento de Lenguas y su función fundamental: la comunicación.
Se desplegaron proyectos de aula tendientes a favorecer la lectura y la escritura.
Si aprender ciencias es aprender una forma de preguntar, mirar y explicar el mundo, propia de cada disciplina, entonces para aprender Geología hemos de conocer su forma de buscar evidencias, relacionarlas y elaborar modelos explicativos. Dicho en palabras de Pedrinaci, para entender cómo funciona la Tierra hemos de analizar los componentes, estudiar las interacciones entre ellos y las propiedades resultantes.
Con este propósito seleccionamos contenidos clásicos de tercer grado: “La relación del agua y del suelo: permeabilidad y porosidad”. “Las propiedades físicas del suelo. Su consistencia y estructura. El valor agronómico” (ANEP. CEP, 2009:212).
Allí tenemos componentes, interacciones y propiedades. Componentes del suelo que interaccionan entre sí generando su consistencia, estructura y porosidad; que interactúan con el agua estableciéndose su permeabilidad; y conformando un suelo particular cuyas propiedades le darán o
no un valor agronómico.
Centraremos nuestras reflexiones en el clásico experimento que compara la permeabilidad de diferentes muestras de suelo.
Este resumen ofrece al lector una temática de interés, centra su foco de atención en las palabras de estudiantes magisteriales y de profesorado de Montevideo acerca de la formación que los Institutos de Formación Docente les ofrecen.
El resumen de la investigación que se presenta se realizó en el marco de un llamado del IPES a docentes investigadores. Si bien la investigación no fue publicada, se encuentra a disposición en la Biblioteca de dicho instituto.
Se realiza aporte a los maestros y futuros docentes,de herramientas que les posibiliten acercarse a diferentes investigaciones a fin de realizar su lectura y poderlas comprender.
En este artículo se ofrecerá un resumen de una temática de fundamental interés, que se centra en la palabra de los maestros de Montevideo acerca de la estructuración de la profesión docente.
La investigación que se presenta se realizó en el marco de un llamado del IPES a docentes investigadores. Si bien la investigación no fue publicada, se encuentra a disposición en la Biblioteca de dicho instituto.
El desarrollo de la función poética del lenguaje, ya sea en lo escolar en sus diferentes etapas, o en ámbitos de educación no formales con niños o adultos, intentan desde lo lúdico y lo socialmente integrador producir transformaciones significativas.
Liberar la palabra interior, subjetiva, poética y por ende literaria, artística, es algo que miles y miles de personas desconocen. La función más emblemática de los seres humanos, la comunicación a través del lenguaje articulado es para miles de seres solo una herramienta de uso pragmático y convencional. Muy pocas veces se utiliza para la comunicación de sentimientos profundos o visiones del mundo a través de textos literarios.
Entendemos la palabra como identidad social e idiomática con todas sus extensiones geográficas e históricas, pero también como instrumento del arte literario.
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