Los recursos digitales aparecen actualmente como herramientas a las cuales ningún sujeto puede estar ajeno, deben llegar a todos los ciudadanos para que sean competentes y se formen en condiciones en el sistema educativo, convirtiéndolos en una estrategia fundamental para pensar a las futuras generaciones. El hecho de ser generaciones que nacen inmersas en estos conocimientos e inmersas en la red, no las hace de por sí hábiles usuarios.
En Uruguay, al igual que en otras partes del continente, se vienen implementando cambios que reestructuran el sistema escolar, buscando
generar conocimientos valiosos para la sociedad actual. El denominado Plan CEIBAL es un claro ejemplo y representa uno de los cambios
más significativos que se han provocado.
«Los países de todo el mundo están bregando por la necesidad de preparar mejor a los alumnos para enfrentar los retos de la globalización y de adquirir lo que se ha denominado las “Habilidades del siglo 21” (...)» (Fullan, Watson y Anderson, 2013:3). Una propuesta no solo educativa, sino también de inclusión social.
Se necesitan cambios que reposicionen la escuela primaria de modo que sea capaz de atraer a los sujetos sin perder su sentido, pero teniendo en cuenta cambios socioculturales de los cuales no puede mantenerse al margen.
La introducción de contenidos algebraicos en el Programa de Educación Inicial y Primaria. Año 2008 interpeló nuestra concepción de Álgebra. Tratando de rescatar algunas ideas de nuestro acercamiento liceal a esa área de la Matemática nos planteamos preguntas como: ¿qué es el Álgebra?, e incluso recuerdo alguna de las respuestas que circularon entre nosotros: algo complicadísimo que pasa entre los números...
Los maestros enfrentamos la necesidad de revisar algunos conocimientos, y resignificar otros para poder elaborar secuencias de enseñanza que integren esos nuevos contenidos programáticos.
Las actividades que se presentan en este artículo tienen como objetivo trabajar uno de los aspectos del pensamiento algebraico que es posible
abordar en Primaria: la generalización.
El contenido seleccionado es: El número de rectas que se forma a partir del número de puntos no alineados tres a tres, correspondiente a sexto grado.
En el Programa de Educación Inicial y Primaria. Año 2008, como uno de los contenidos del Área del Conocimiento de Lenguas para tercer grado –específicamente en Lectura– figura el siguiente: “La progresión tema-rema”. Se trata de un contenido vinculado a la capacidad de representar que tiene la lengua y a las llamadas funciones informativas (que difieren de las sintácticas tales como sujeto, objeto directo e indirecto entre otras, y de las funciones semánticas como la de agente, instrumento, beneficiario, etc., que tradicionalmente conocemos).
Este contenido, al igual que todos los que propone el programa en relación al funcionamiento de la lengua y el discurso, se enseña con el objetivo de mejorar la comprensión y la producción de textos de los alumnos. Si bien aparece como un contenido de lectura se aplica a la escritura, ya que su comprensión favorece la producción de textos explicativos que deben ser pensados, construidos y organizados en función de informar y de lo que el destinatario necesita saber.
Si bien reconocer la progresión temática de un texto no es un proceso que deba realizarse exclusivamente en textos explicativos (también
se puede reconocer en textos narrativos, por ejemplo), es en estos donde hallamos mayores argumentos para realizarla. Se trata de textos en
los que predomina la representación de seres, cosas, estados y procesos (esto es, la función representativa del lenguaje) y que, dada su variedad y complejidad, le generan al niño mayor dificultad para comprenderlos.
Durante nuestras intervenciones en lectura es frecuente que orientemos a los niños hacia el reconocimiento de los recursos que empleó el
autor para darle cohesión a su texto, para realizar ese entramado de ideas que le dan la unidad que lo caracteriza, y les hacemos ver que estos
recursos también funcionan como guías, como pistas para favorecer la comprensión y que, como lectores, deben considerarlos.
El reconocer la progresión del tema que ha realizado el autor es también importante para comprender la organización que le ha dado a las
ideas, cuál es el tema principal y cómo avanza durante el desarrollo del texto. La progresión temática se realiza a través de recursos cohesivos,
tanto léxicos como gramaticales, de ahí que ambos contenidos estén muy relacionados.
La elección de reflexionar y realizar actividades de Geología para luego analizar y discutir lo acontecido en las aulas, no es ingenua, se vincula
directamente con la idea de compartir experiencias que permitan acercarse a aquellas disciplinas del programa que no son de frecuente abordaje.
Es así que en este tercer artículo del equipo de investigación decidimos ir más allá del contenido programático. En concordancia con el recorrido que venimos realizando y convencidos de que la enseñanza de la naturaleza de la ciencia es una posibilidad inigualable para que los niños interactúen no solo con lo que la ciencia dice, sino con lo que la ciencia HACE, les proponemos compartir el desarrollo de nuestro trabajo.
Pensar en lo que la ciencia hace supone, por un lado, poner en contacto al niño con los recorridos que la ciencia realiza, sus obstáculos,
insumos, herramientas; y por otro, con dónde y quiénes lo hacen.
A partir entonces de estos ejes hemos delineado una secuencia de trabajo que pretende:
▶ poner en el centro del trabajo a un científico y su contexto;
▶ conocer el contexto de producción de una teoría;
▶ pensar sobre cómo se construye y cómo se comunica una teoría;
▶ evidenciar los recorridos, los datos y sus relaciones.
Si transponemos la divulgación científica que este artículo plantea, parece imprescindible adecuar y enriquecer las prácticas habituales con las que enseñamos el tiempo atmosférico.
Enseñar tiempo atmosférico implica también hacerlos pensar sobre las relaciones con nuestra salud, con las actividades de la sociedad y con los seres vivos; en suma, analizar sus relaciones con lo individual, lo local, lo social y lo global, incluyendo la responsabilidad de las acciones humanas. Es en sí una temática muy compleja y más aún cuando la enmarcamos en su relación con los ecosistemas y los problemas medioambientales. Involucra también, conocimientos de distintas disciplinas.
Los océanos influyen el clima terrestre a través de su intercambio con la atmósfera de grandes cantidades de calor, humedad y gases como el dióxido de carbono. Fluctuaciones en la magnitud de estos intercambios juegan un rol importante en determinar si el próximo invierno será excepcionalmente frío, el verano siguiente inusualmente cálido, o si se dará un evento El Niño.
Madeleine Renom es docente e investigadora en la Facultad de Ciencias. En la entrevista que mantuvimos con ella nos encontramos con una mujer que hace ciencia, cuya imagen no tiene nada que ver con la que todos tenemos de un científico. Sonrisa, mirada de frente, pelo arreglado, imagen que transmite confianza, simpatía, y sobre todo pasión y entrega total a lo que hace.
Madeleine ha dedicado sus estudios a temáticas de las ciencias de la atmósfera y principalmente al clima. En este momento, su principal línea de investigación se orienta hacia el estudio de eventos climáticos extremos, comprender qué los puede provocar para intentar establecer cierta predictibilidad, y valorar sus impactos sociales y económicos. Esta información resulta importantísima al momento de elaborar políticas ambientales referidas al agro y a la energía, políticas sociales, comités de emergencia, etcétera.
En la entrevista conversamos sobre el Congreso sobre Estudios Climáticos para Latinoamérica y el Caribe, organizado por la Unidad de Ciencias de la Atmósfera de la Facultad de Ciencias y el World Climate Research Programme. El objetivo principal de este Congreso fue identificar los vacíos y las formas de superar las limitaciones en la cadena de conocimientos que va desde la ciencia básica hasta la ciencia climática aplicada, e informar sobre las políticas y decisiones que son particularmente relevantes. Para lograr estos objetivos es necesario crear capacidad interdisciplinaria, fomentar la participación en la toma de decisiones de los responsables políticos, los científicos climatólogos, los científicos sociales y las instituciones intermediarias clave.
Si aprender ciencias es aprender una forma de preguntar, mirar y explicar el mundo, propia de cada disciplina, entonces para aprender Geología hemos de conocer su forma de buscar evidencias, relacionarlas y elaborar modelos explicativos. Dicho en palabras de Pedrinaci, para entender cómo funciona la Tierra hemos de analizar los componentes, estudiar las interacciones entre ellos y las propiedades resultantes.
Con este propósito seleccionamos contenidos clásicos de tercer grado: “La relación del agua y del suelo: permeabilidad y porosidad”. “Las propiedades físicas del suelo. Su consistencia y estructura. El valor agronómico” (ANEP. CEP, 2009:212).
Allí tenemos componentes, interacciones y propiedades. Componentes del suelo que interaccionan entre sí generando su consistencia, estructura y porosidad; que interactúan con el agua estableciéndose su permeabilidad; y conformando un suelo particular cuyas propiedades le darán o
no un valor agronómico.
Centraremos nuestras reflexiones en el clásico experimento que compara la permeabilidad de diferentes muestras de suelo.
El Equipo de Investigación en Enseñanza de las Ciencias Naturales se propuso este año abordar contenidos de Geología. El grupo del Nivel Inicial y Primer Nivel optó por un contenido integrador que fuera el eje vertebrador del trabajo: las relaciones entre el agua y el suelo, la interacción entre dos de los subsistemas del planeta: hidrosfera y geosfera.
Al profundizar la mirada sobre el tema decidimos que la propuesta no debía focalizarse solo en los contenidos geológicos, pues estos fenómenos no se dan aislados. Un cabal abordaje implicaba pensar las interrelaciones con otras disciplinas como Química, Física, Biología y en la integración de las Ciencias Sociales.
El ciclo hidrológico es uno de los contenidos más estudiados en la escuela. Cuenta con una larga tradición en las planificaciones de los maestros y ha tenido presencia a lo largo de las distintas reformas curriculares. Desde el Plan 2008 ha dejado de pertenecer a la antigua Geografía y ha pasado a formar parte de los contenidos del Área del Conocimiento de la Naturaleza.
Su tratamiento ha sido generalmente descriptivo y simplificado. Esta manera de planificar la enseñanza si bien da lugar a reflexionar sobre el fenómeno, ha dejado de lado algunos elementos importantes que intervienen en el ciclo y que permiten comprender y explicar más fielmente lo que sucede.
El presente material propone abandonar una visión parcializada del tema, que deja de lado la complejidad del problema; y alienta a trabajar
desde una mirada más sistémica y global mostrando la simultaneidad e interrelación de los procesos que allí ocurren.
Completa el formulario, y suscribite a la revista QUEHACER EDUCATIVO