Madonado 1170 - Montevideo, Uruguay
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El proyecto se llevó a cabo con el grupo de Nivel Inicial Cinco años durante el año 2013 en una escuela de la ciudad de Montevideo.

Cuando se entra al vestíbulo principal de la escuela, un gran mural se presenta y se impone desde la altura. Figuras clásicas nos reciben con una escena en la que hasta las miradas menos entrenadas pueden vislumbrar huellas de otras épocas. 
Oscuro, estropeado por humedades y otros malos usos que a lo largo de décadas se han hecho de los muros, al igual que otros tantos murales que habitan en edificios de nuestras ciudades, y que muchas veces son parte del olvido y de la invisibilidad, y en algunas pocas ocasiones pasan a formar parte de la memoria.
El mural, pintado por el pintor Jonio Montiel, a mí entender revela una interesante problemática que podría ser reflejo de un panorama más amplio: cuando una obra de arte ubicada en un espacio público es invisible ante los ojos de las personas. 
A pesar de sus dimensiones y de su imponente presencia, el mural es poco visto, es común que pase inadvertido para muchos de los usuarios de la escuela tanto niños como adultos.
El sentido principal de este proyecto fue buscar visibilizar lo que era invisible.
El hacer visible suponía sacar a la luz la obra escondida, cuestionar este fenómeno de invisibilidad, ¿por qué no se ve?, ¿por qué no lo miramos?, ¿cuál
es su valor para hacerlo visible? ¿Por qué nadie sabe quién es su autor y por qué está allí?

Publicado en Revista 147

En Educación Inicial tenemos tres documentos que enmarcan nuestro trabajo y que debemos articular. El programa escolar (ANEP. CEP, 2009), cuyos contenidos programáticos hemos de leer a la luz del Marco Curricular para la atención y educación de niñas y niños uruguayos. Desde el nacimiento a los seis años (UCC/CCEPI, 2014), que señala ejes de trabajo, competencias y caracteriza la planificación; y del Documento Base de Análisis Curricular (ANEP. CEIP, 2016), que establece perfiles de egreso y que en el Área del Conocimiento de la Naturaleza señala tres dimensiones transversales indispensables para enseñar ciencias naturales: metodológica, epistemológica y cognitivolingüística, interrelacionadas conceptualmente entre ellas y con los contenidos disciplinares del área. 
Pero además, la mirada a estos tres documentos la hacemos desde una institución educativa inserta en determinada comunidad y como maestras de un grado con cierto grupo de alumnos. Tarea totalmente situada y por lo tanto no generalizable. Es desde esta posición que compartimos parte del proceso constructivo, de selección y síntesis, que realizamos este año con relación a la enseñanza del concepto de ser vivo en los niveles Cuatro y Cinco años.

Publicado en Revista 147

Las diversas complejidades que plantea la práctica han requerido algo más que la aplicación mecánica de la teoría. Ha sido necesario reconocer y evaluar la compleja situación a la que nos enfrentamos, entendiéndola como una situación problemática. Es decir, los problemas planteados por la práctica son singulares y requieren de acciones para resolverlos, de reflexiones sobre la misma y del conocimiento generado a partir de esa reflexión. Orozco-Hormaza (2003) plantea que esa reflexión docente es fundamental para la formación de los estudiantes en la práctica, ya que requiere, en primer lugar, la creación de situaciones novedosas que rompan con lo “habitual” y, en segundo lugar, la utilización de técnicas innovadoras para
la comunicación, la participación y la reflexión. Entonces, para que la reflexión coopere en la transformación de los “gajes” del oficio del rol del maestro adscriptor, no puede ser espontánea o esporádica. Debe ser, en cambio, intencional y planificada y, por sobre todas las cosas, debe ser crítica. En tal sentido: «Para Kemmis (1987), reflexionar críticamente significa colocarse en el contexto de una acción, en la historia de la situación, participar en una actividad social y tomar postura ante los problemas» (apud Contreras, 2001:121). 

Ahora, la cuestión está en cómo llegar a un un auténtico proceso reflexivo. Al respecto, Smyth (idem) plantea que es necesario propiciar una mayor capacidad de cuestionamiento y seguir una lógica de concienciación progresiva. Es decir, reflexionar sobre la práctica significa ir desde la descripci ón hacia la búsqueda de las teorías implícitas en el quehacer diario, y luego de confrontar lo que se hace y sus causas, reflexionar sobre ellas, intervenirlas y mejorarlas; «reconstruir el sentido político que hemos aprendido a aceptar respecto a la función de la enseñanza, y configurar un nuevo significado para ésta...» (ibid., p. 126). En una escuela de práctica, esta complejidad se redobla al tener que habitar un espacio con un otro (maestro practicante) al que debemos acompañar, y que llega a la clase a abrir las puertas, dejando nuestras prácticas “al desnudo”. Pues en este intercambio, todo cuanto hay de mecánico y automático en el quehacer del día a día, y que generalmente se esfuerza por permanecer oculto, lejos del análisis, queda inmediatamente al descubierto, a la luz  de la interpelación.

Publicado en Revista 147

Nos abocaremos a historiar, desde una perspectiva particular, el origen de la Educación Social y la formación de Educadores Sociales en el Uruguay, desde donde se plantean algunas inquietudes a la luz de las transformaciones propuestas para la formación de los profesionales de la educación.
Para ello proponemos el siguiente itinerario: 1) La educación de “los menores”. Una historia de desencuentros; 2) La Pedagogía Social como matriz de
las prácticas educativo-sociales; 3) La formación en Educación Social en el Uruguay; 4) La formación de profesionales en educación; 5) Evitar dilemas de falsa oposición; primer movimiento para una construcción colectiva.

Publicado en Revista 145

En este artículo se retoman varios de los temas abordados en los siguientes artículos ya publicados en QUEHACER EDUCATIVO: “La enseñanza de la argumentación. Hacia una mejora de las habilidades discursivas en la escuela” (Nº 57) y “El desarrollo de la competencia argumentativa” (Nº 93).

En este artículo me propongo cuestionar la pertinencia de la opción que hace el Programa de Educación Inicial y Primaria por establecer como contenido de enseñanza “los textos que persuaden”. Considero que, en general, esta clasificación de los contenidos en “textos que...” no solo no contribuye a la enseñanza de la lengua, y en este caso en particular al desarrollo de la competencia argumentativa, sino que genera algunos efectos no deseados que en algunos casos la obstaculizan.
A esos efectos, en primer lugar realizo una breve referencia a la pertinencia del empleo de la noción de género como objeto y herramienta de enseñanza de la lengua.

En segundo lugar efectúo un recorrido por los diversos dominios del estudio de la argumentación, para luego presentar algunas investigaciones que aportan luz sobre el desarrollo de la competencia argumentativa.

Para finalizar, señalo por qué la categoría “textos que persuaden” y la diversidad de contenidos que el programa incluye en ella pueden generar más obstáculos que beneficios. Este último apartado pretende, a su vez, constituirse en herramienta para construir nuevos objetos de enseñanza a partir de los contenidos programáticos.

Publicado en Revista 144

El presente trabajo busca dar cuenta de parte del recorrido realizado por niños y docentes de escuelas públicas de Canelones, Salto y Soriano con relación al Sistema Solar.
Al comenzar el trabajo con nuestros alumnos se visualiza que sus saberes respecto a este tema se centran predominantemente en una etapa descriptiva; saben el nombre de los planetas, su ubicación en torno al Sol y que tienen algún movimiento, en particular el de traslación. No se cuestionan las distancias, los tamaños ni su movimiento de rotación; tampoco se preguntan cómo se sostienen ni cómo se mantiene ese movimiento. Estos datos nos parecieron relevantes a la hora de pensar nuestras intervenciones. Fue necesario entonces problematizar esos “saberes” para repensarlos a la luz de una astronomía escolar que estuviera en sintonía con una ciencia escolar que prioriza la naturaleza de la ciencia.
Para ello fue imprescindible analizar y reflexionar sobre los contenidos que era necesario abordar, así como sobre las dificultades y obstáculos a la hora de aprenderlos. Algunas de las preguntas que buscamos responder fueron; ¿qué es importante que se conceptualice del Sistema Solar? ¿Cuáles
son los obstáculos que se visualizan en la construcción que nuestros alumnos han hecho sobre él?
Se resuelve abordar estos tres aspectos en la secuencia:

1) los cambios que ha tenido el concepto de Sistema Solar, ya que como todo conocimiento científico es una construcción;

2) promover el pasaje de la descripción a la conceptualización, considerar el Sistema Solar como un conjunto gravitacional formado por una estrella, el Sol, que da nombre al sistema, y un conjunto de astros –planetas, asteroides, lunas, cometas...– que la orbitan directa o indirectamente y el espacio comprendido entre ellos;

3) redimensionar comparativamente el diámetro del Sol, de los planetas y la distancia entre todos ellos.

Publicado en Revista 142

Aveces, los mayores escollos en la enseñanza están en nuestra falta de dominio del tema, de interrelacionarlo, de visualizar una transposición
didáctica adecuada.

Desde una posición topocéntrica es el Sol el que aparentemente se mueve por el cielo durante el día. Cuando decimos que el Sol sale por el Este y se oculta por el Oeste, estamos generalizando. El Sol sale exactamente por el Este y se pone exactamente por el Oeste durante los equinoccios; en esos días, los arcos y la cantidad de horas luz son iguales. 
Durante la primavera y hasta el verano, el Sol saldrá y se ocultará cada día más hacia el Sureste, el arco solar será más alto y largo, las horas luz serán más. Durante el verano, si bien el Sol sale y se pone hacia el Sureste, cada día se va acercando más al Este, disminuye lentamente la altura de su arco y la cantidad de horas luz. En otoño, el Sol comienza a salir y a ponerse del Este hacia el Noreste con la consiguiente disminución de su arco y de las horas luz. Durante el invierno regresa lentamente del Noreste al Este, su arco se hace más largo y aumentan las horas luz.

Este desplazamiento aparente no se da en toda la superficie terrestre, ni de la misma forma; es válido para nuestro país por la latitud en la que se encuentra. Si pensamos el sistema Sol-Tierra desde afuera, esto sucede porque la Tierra se traslada alrededor del Sol con su eje inclinado paralelo a sí mismo.

Publicado en Revista 142
Domingo, 13 Diciembre 2020 22:00

Por los caminos del Sol... A las estaciones

Todo comenzó por una pregunta: ¿qué alcance tiene “Las estaciones” en primer grado? Los contenidos que posibilitan su conceptualización desde un punto de vista astronómico, se distribuyen entre primer y cuarto grado. Consideramos equivocado enfocarlo desde Ciencias de la Tierra –el tiempo atmosférico en las distintas estaciones–; desde la Biología –cambios que manifiestan algunos seres vivos–; o desde las Ciencias Sociales –actividades
humanas según las estaciones–. Esos enfoques dejan de lado la mirada astronómica; entonces, ¿qué deberíamos enseñar en primer grado?
En los primeros grados, el programa plantea la observación de los fenómenos astronómicos desde “el adentro”, desde la Tierra, y más  específicamente desde lo local. ¿Qué fenómeno vinculado a las estaciones es susceptible de ser observado? Sin duda, el movimiento aparente del Sol, que cambia a lo largo del año en dos aspectos.
► En la altura, y por ende en la longitud del arco que recorre. Altura que puede medirse directamente o a través de las sombras que genera; longitud de recorrido que implica más o menos horas luz.
► En el lugar de salida y puesta, que puede registrarse por mojones locales o por los puntos cardinales. 
Como “La duración día-noche” es contenido de primer grado, su variación en el año parece estar implícita. También un primer intento de explicación relacionado al recorrido del Sol por llegar a mayor altura. De ahí que reorganizáramos los contenidos programáticos buscando una mayor coherencia
disciplinar escolar.
Para avanzar conceptualmente en el tema propusimos una secuencia que promoviera la observación de esos fenómenos astronómicos y su posterior análisis e interpretación.

Publicado en Revista 142

La siguiente propuesta reorganiza algunos contenidos presentes en el programa escolar y propone abordar un concepto de cuarto grado que tiene cierta complejidad, como es el de reflexión, por el nivel de abstracción que requiere. 
Lo que se plantea son diversas actividades que ayuden a construir ideas vinculadas con la luz y sus interacciones, para ir avanzando desde las  evidencias a las explicaciones.
En primera instancia se sugiere trabajar con aquellas ideas que deberían haber sido construidas en los años anteriores: la luz es una entidad en el espacio, viaja en línea recta, al interactuar con los objetos se comporta de diferente manera; el modo en que lo hace depende de la naturaleza
del objeto con el que interactúa.
Una de las actividades exploratorias que debería estar presente en la secuencia de aprendizaje es la de aproximar al niño a la idea de movimiento de la luz. Hay que enfrentarlo a situaciones diversas donde las evidencias sean la luz “pasa”, “atraviesa”, “rebota”, “es absorbida” en algunos
objetos, entendiendo a la luz no como fuente, sino como entidad, aunque esta idea sea difícil de explicitar. Es a través de sencillos experimentos que los niños pueden evidenciar ese “movimiento de la luz” abordando la idea de propagación rectilínea, ya sea con una linterna común o con un láser, o
aprovechando la luz del Sol.
Por otro lado, el planteamiento de situaciones donde la luz interactúe con diversos objetos les permitirá construir la idea de que la luz tiene diferentes comportamientos: cambia su dirección al encontrarse con un medio diferente, atraviesa un material transparente, le aumenta la temperatura al  material de un objeto, proyecta sombras, proyecta imágenes sobre la superficie en que rebota y a veces tiene varios de esos comportamientos a la vez. La clave está en detectar algunas evidencias que den luego lugar a posibles explicaciones de por qué ocurre lo que ocurre.

Publicado en Revista 142

El presente artículo narra mi primera experiencia de enseñar las radiaciones solares en primer grado. 
Contenido complejo, si los hay. Ante todo busqué información disciplinar. La radiación solar es el flujo de energía que recibimos del Sol en forma de ondas electromagnéticas de diferentes frecuencias (luz visible, infrarroja y ultravioleta).

Me puse a pensar qué tipo de actividades debía realizar. Decidí que les presentaría experiencias y juegos; que luego conversaríamos sobre lo sucedido, planteándoles preguntas, promoviendo su curiosidad y la búsqueda de explicaciones.
La capacidad de formular preguntas, la curiosidad y la discusión de ideas iban a ser el camino hacia la construcción de conocimientos colectivos. Lo importante no eran los nombres, sino entender qué significaban.
El programa vigente indica algunos antecedentes en Nivel Tres años y en Nivel Cinco años, y posibilita vínculos con Biología y Física en primer grado.
Con este marco comencé a trabajar.

Publicado en Revista 142

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