El compromiso que emprendimos era potenciar el hablar, leer y escribir en ciencias, es decir, elaborar textos orales y escritos, dándoles significado a
las ideas científicas incorporadas y a las experiencias vividas. Para ello debíamos generar en nuestros alumnos el deseo por conocer el ambiente que les rodea, de comprender más su funcionamiento y de comunicar lo que aprendiesen.
Enseñar ciencias suponía un desafío para nosotras y sabíamos que era una aventura para los niños, por lo que les propusimos conocer más sobre algunas aves, realizar una enciclopedia que llevarían a sus casas para leerlas con su familia.
Proyectamos una secuencia que fue realizada en un grupo de Inicial cinco años y de primer grado. Las actividades que se programaron tenían un doble propósito: profundizar en las características propias de las aves, y en los aspectos de lectura y escritura necesarios para realizar la enciclopedia, favoreciendo la participación activa en producciones grupales conformadas por alumnos de ambos grupos.
Para poder hablar y escribir sobre las aves, los niños debían apropiarse de mucha información: cómo nacen y se alimentan, cuál es su hábitat, etcétera. También debían conocer la enciclopedia como un texto en el que predomina la trama descriptiva informativa; valerse de argumentos para sostener sus puntos de vista en el uso del lenguaje; comunicar sus producciones a otras personas produciendo textos con propósitos definidos y destinatarios reales; compartir con las familias momentos de lectura y escritura.
Los ciudadanos, los trabajadores, los educadores, tenemos la obligación de luchar contra las guerras, los conflictos violentos, la utilización, fabricación
y venta de armas. Debemos hacer que la Educación, en todas sus formas y modalidades, procure generar relaciones respetuosas entre todos los seres humanos, los pueblos, las naciones. La familia, la comunidad, los medios de comunicación, los deportes, las artes, las relaciones laborales, sindicales, políticas, internaciones, todos deben colaborar a generar ese mundo.
Reflexionar acerca del papel que cumple y ha cumplido la educación en la sociedad, implica considerar la función de la escuela, institución socializadora creada con el fin de transmitir determinados mensajes. En las sociedades occidentales, el sistema educativo se originó en el siglo XIX como respuesta a las exigencias políticas y a los requerimientos económicos. Desde el punto de vista político: proceso de construcción de la democracia y de los Estados Nacionales; desde el punto de vista económico: construcción del mercado.
Diferencialmente según el país y su cultura política, en las postrimerías del siglo XIX surgen los sistemas educativos, articulados por niveles, de acuerdo
con la edad de los individuos. Dos categorías fueron los ejes en torno a los cuales se llevó a cabo la organización de la acción educativa de la escuela:
secuencialidad y jerarquización. Secuencialidad en cuanto organización por grados, según edades; jerarquización, porque se suponía que este ascenso
en grados implicaba la posibilidad de acceso a posiciones sociales más prestigiosas.
La historia educativa en Occidente estuvo fuertemente asociada a la historia de la Nación, la Democracia y el Mercado. En esta evolución tuvo fundamental importancia la educación como proceso de socialización. Si la Nación y la Democracia son construcciones sociales, deben ser enseñadas y aprendidas. La interiorización de normas así como la adhesión a determinados valores construidos socialmente, tuvieron a la escuela como principal
agente. Los elementos simbólicos, los rituales, la autoridad representada en actores en instituciones educativas, resultaron los elementos fundamentales para la transmisión de reglas de disciplina social; la escuela fue la principal vía para el logro de la cohesión social. La escuela pública se expandió como institución que pasó a ocupar los espacios de la familia y de la Iglesia, en lo referente a la socialización de las nuevas generaciones. Representaba valores universales, que trascendían las pautas particulares de las familias y otros grupos sociales. Se diseñó como institución especializada, con una amplia responsabilidad del Estado, como institución que representaba los intereses generales de la sociedad. La escuela representó la modernización y la transformación. La articulación entre lo cuantitativo y lo cualitativo –acceso universal y obligatorio a la misma, y laicismo, lengua oficial, lealtad a la Nación, respectivamente– le otorgaron estas características. Su función clásica fue la homogeneización cultural.
Los aportes de diferentes teóricos continúan teniendo vigencia hoy, para “pensar” la educación en estas sociedades. El análisis tendrá como punto de
partida a Émile Durkheim –cuya obra analizamos, “recorriendo” su rica producción– para, a partir de ese punto, ir relacionando y comparando las principales categorías de los demás autores seleccionados en función de la temática trabajada: la función socializadora de la educación en las sociedades democráticas.
Nuestra intención es narrar una experiencia realizada en 2016 en el marco del proyecto “Arte, Derechos Humanos y Convivencia Ciudadana”, impulsado por el Teatro Solís y el Instituto Interamericano de Derechos Humanos. Uno de los objetivos de este proyecto es incidir en la formación profesional de los docentes y sus prácticas pedagógicas. A raíz de que varias maestras de nuestro colectivo habían realizado el Curso de Educación en Derechos Humanos y Artes Escénicas en el Teatro Solís, fuimos elegidas para poner en práctica un proyecto de Artes Escénicas y Derechos Humanos que contaría con el apoyo de las docentes del curso.
En la Guía metodológica de Educación en Derechos Humanos y Artes Escénicas, Albistur et al. (2017) plantean que pensar en una pedagogía de
Derechos Humanos implica tener en cuenta que estamos con otros, que nuestras prácticas requieren del encuentro y que las artes escénicas son un camino para hacer ese encuentro posible. En nuestro proyecto nos centramos en la participación. El Jardín abrió las puertas a las familias invitándolas
a jugar, a intercambiar y a crear algo para sus hijos. Entendemos que estos espacios de juego de interacción, de intercambio, promovieron el sentirse
parte, el ser protagonista, una mejor convivencia entre las familias, entre familias, docentes y el equipo todo.
El proyecto se desarrolló a partir de talleres con las familias, en los cuales, si bien se buscaba organizar una sorpresa para presentarles a los niños y niñas el día del festival, nuestros objetivos iban mucho más allá: queríamos dar lugar al encuentro entre las familias del Jardín, de las maestras con esos padres y madres, y al intercambio entre maestras.
Pensar en la evaluación como una actividad que impulsa el aprendizaje y favorece que este sea de mayor calidad, convengamos, no es un pensamiento demasiado común ni demasiado socializado en el ámbito de la enseñanza de las Ciencias Sociales. Fundamentalmente porque aún no está del todo arraigada la idea de la evaluación como «motor del aprendizaje» (Sanmartí, 2015:16), y sí sigue muy instalada la idea de que evaluar es, solamente, poner una nota a un estudiante, o hacer un juicio de valor con relación a sus desempeños.
En el imaginario colectivo, la evaluación es percibida como una herramienta que los docentes utilizan para marcar errores y aciertos de sus alumnos.
Noción en la cual, a su vez, subyace la idea de que siempre es el docente quien ha de detectar esos éxitos y errores en los sujetos que aprenden y, además, quien propone lo que se deberá hacer para mejorar. Esto, por supuesto, nos distancia de la idea de pensar y proponer actividades de evaluación integradas totalmente en el proceso de aprendizaje de los estudiantes. Muchas veces, ese mismo imaginario colectivo refiere a los malos
resultados de los alumnos en la adquisición de sus aprendizajes, conectándolos a causas externas al proceso de enseñanza aplicado. De este modo se evade la responsabilidad de una reflexión urgente y necesaria sobre esas prácticas de aula, y sobre la necesidad de repensarlas en relación con la complejidad y variedad de los aprendizajes de los estudiantes. Se agrega que a esa marcada heterogeneidad entre los que aprenden, debería corresponderse una marcada homogeneidad de los que enseñan. Es decir, la búsqueda de criterios comunes de los enseñantes, y de todos aquellos que se dispongan a considerar la evaluación como una condición necesaria para mejorar la enseñanza.
Es muy común que al momento de evaluar a los alumnos se piense en una “prueba” idéntica para todos, y se olvide que los grupos de alumnos en un grado están formados por niños con distintos intereses, capacidades, historias personales, saberes previos, aptitudes y estilos de aprendizaje; diferencias estas que deben ser consideradas a la hora de evaluar. No se enseña a grupos homogéneos ni para la homogeneidad. Los grupos de clase siempre son heterogéneos, y es imprescindible contemplar y respetar esa diversidad. La autora Jussara Hoffmann (2010) sostiene que «una evaluación justa respeta la diversidad» (apud Silber, 2015). Sabemos de los esfuerzos de los docentes por propiciar una evaluación que tome en cuenta esas diferencias en los aprendizajes de los estudiantes. Que el discurso colectivo de los docentes pregona y acuerda con llevar a la práctica una evaluación formativa y formadora. Que con mucho ahínco se sostiene una “frase hecha”, repetida casi por inercia: la evaluación debe ser formativa (es decir, acompañar los procesos de formación de los alumnos para tomar decisiones de ajuste y mejora en la propuesta pedagógica). Pero lo cierto es que muy poco se sabe de cómo planificar la evaluación formativa, si se pretende que esté orientada a identificar los cambios que hay que introducir en el proceso de enseñanza para ayudar a los alumnos en su propio proceso de construcción de lo que aprenden.
Esto es lo que Sanmartí (2015:20) identifica como la finalidad de carácter pedagógico o regulador de la evaluación. Así es que ciertas concepciones de lo que la evaluación comprende como componente determinante en los procesos de enseñanza y de aprendizaje, traen aparejados algunos implícitos que deberían ser analizados con mucho rigor como, por ejemplo, el acuerdo preexistente de concebir que la evaluación cumple un papel destacado en la escena educativa y el desacuerdo sobre las formas en que debe ser pensada dentro de los procesos educativos (considerando que
es el componente de los sistemas educativos menos permeable a los cambios).
Creemos que el desafío está, pues, en superar la utilización de la evaluación como instrumento para medir, comparar, clasificar y jerarquizar, y utilizarlo prioritariamente para comprender, mejorar, dialogar, motivar y potenciar la calidad del aprendizaje. Transitar por este cambio en la concepción de lo que representa la evaluación en los sistemas de enseñanza debería, al decir de Santos Guerra (2017:9), poner a la escuela de hoy
en el lugar de una institución contrahegemónica. Que rompa con la hegemonía de pensamiento que priorizan los discursos actuales de las políticas educativas, las familias y la sociedad, y que adosan a la evaluación presupuestos tales como «el individualismo, la competitividad, la obsesión por la eficacia, el relativismo, hipertrofia de la imagen...».
Coordinar RGA, evaluaciones oficiales y el programa no es tarea sencilla, y recae en los docentes. Este artículo pretende rescatar los aportes positivos
que ha recibido una escuela con la RGA, como una reflexión inicial realizada de forma colectiva acerca del centro y la determinación de las metas a lograr, un papel diferente asignado a los alumnos, que los hace partícipes de sus evaluaciones y socios del aprendizaje al darles la oportunidad de definir los logros y hacerles conocer lo que se espera de ellos.
Una evaluación inicial que asegure un diseño y una implementación de propuestas didácticas planificadas y propicias para la realidad del alumnado, un rol activo de las familias que difiere del común establecido hasta ahora, una evaluación de nuestras propuestas por parte de una mirada externa y experta como la de otros docentes, que aporta y enriquece nuestras prácticas.
El artículo que hoy nos convoca tiene como finalidad compartir una experiencia que surgió desde las posibilidades de combinar distintos actores y diferentes saberes disciplinares en un mismo marco pedagógico. Nos parece pertinente intentar compartirla en la medida en que, tanto a los niños y las niñas como a los docentes, nos permitió experimentar, crear nuevas maneras de entendernos, de pensarnos como escuela, como colectividad, como sujetos.
La experiencia se está desarrollando desde el año 2017 en una escuela de tiempo completo, ubicada en la Ciudad Vieja, con el 15% de su matrícula integrada por niños y niñas migrantes de otras partes del mundo (no habíamos reparado en aquellos que migran desde otras partes de nuestro país).
Como uno de los aspectos conflictivos expuestos en la memoria didáctica de años anteriores de la escuela, se señalaba “la existencia de gran población migrante”.
Esta afirmación fue un desafío para una dirección nueva en la tarea y en el lugar. Entonces comenzamos a buscar posibles estrategias para abordar la situación, que era vivida como “efecto distorsionador”. Nos preocupaba que la realidad de tener un alto porcentaje de niños y niñas migrantes fuera experimentada como un problema, al igual que el hecho de que la estigmatización cayera sobre los niños y sus familias. Así es que nos propusimos trabajar sobre el imaginario institucional.
«El imaginario matiza, tiñe y altera la relación que cada sujeto tiene con la institución, con los otros y con el trabajo específico. Los desplazamientos
de sentido que resultan de la actividad imaginaria operan, a veces, sosteniendo y favoreciendo la tarea. En otras oportunidades pueden constituirse en obstáculos para el desarrollo de las actividades.» (Frigerio, Poggi y Tiramonti, 1994:37)
Con el equipo de trabajo, durante los primeros días de clase, comenzamos a indagar ideas, sensaciones, historias de vidas (las de los docentes y las de los alumnos). Así empezamos a armar nuestro proyecto institucional, que se fue modificando, enriqueciendo y ampliando con el aporte de todos.
Surgieron los primeros colaboradores estratégicos, el Museo de las Migraciones, los aportes de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación con la presencia del antropólogo Leandro Piñeyro, el SOCAT Vida y Educación con la posibilidad del trabajo en redes.
Por otro lado, también estaban las ganas que tenía todo el equipo de trabajar en un proyecto desafiante que nos interpelara como profesionales, como ciudadanos del mundo y como seres humanos.
Creo que quien enseña es aquel que va contra el orden natural de las cosas, sobre todo en esta época en que enseñar se ha vuelto una profesión técnica, una estrategia derivada de cierta forma de hacer y entender burocráticamente la política, un aliado de la falsa idea del empleo, un modo de postergar el presente para sumarse a los discursos voraces y falaces del futuro –el futuro ciudadano, el futuro trabajador, el futuro lector, el
futuro padre-madre de familia– e, inclusive, una figura ahora desprestigiada y confinada a un papel de mediador entre las informaciones y los aprendizajes de los sujetos (Skliar, 2017).
Ir contra el orden natural de las cosas supone, así, una cierta rebeldía, una determinada insatisfacción y un deseo por pensar de otro modo la educación: rebeldía para negarnos a la hipocresía del discurso de salvación de lo educativo, insatisfacción por parecer solo administradores de informaciones, deseo de recuperar la estética del enseñar.
Y aunque es cierto que estos no son buenos tiempos para desnaturalizar una percepción de escuela que funciona en términos de éxitos y fracasos, nuestra búsqueda, incesante, desesperada, consistiría en separar esa identidad perversa entre mundo y vida, sobre todo el mundo horroroso que naturaliza las guerras, el hambre, la miseria, la humillación, la hipocresía, para resguardar, proteger las vidas singulares que son el principio y el
destino de toda educación y de toda comunidad.
Hasta hace poco tiempo pensaba que educar significaba unir en un mismo gesto, en una misma acción, el mundo con la vida o la vida con el mundo. Pero ahora no estoy tan seguro: si el mundo, o cierto mundo, o un cierto mundo emparentado con la escuela, solo desea formar secuaces para un mundo tecnificado, si ese mundo solo plantea un conocimiento utilitario, pues habrá que imaginar una separación que cuide las vidas y que, con ese cuidado, quizá, cree nuevas relaciones en el mundo.
DIA DE LAS/LOS TRABAJADORAS/ES
Vivan las y los trabajadores! Las y los abrazo queridas compañeras y queridos compañeros.
Luego de dos largos años sin poder abrazarnos y encontrarnos como nos hubiera gustado, hoy estamos aquí celebrando un nuevo día de las y los trabajadores. Acá estamos reivindicando una vez más, el rol de las y los trabajadores en la construcción de una democracia más justa, solidaria, donde nadie quede por el camino.
Permítanme, hacer un alto y evocar con un aplauso en memoria de los más de 7200 uruguayos y uruguayas, de tantas y tantas familias que perdieron un ser querido, porque esos números que veíamos en las estadística, eran abuelos, hermanos, tíos, sobrinos, hijas o hijas. Permítanme aplaudir a las y los enfermeros, nurses, auxiliares de limpieza, médicos, doctoras, personal de CTI, trabajadores de la salud pública y privada que estuvieron en la primera línea de lucha.. A ellos, a ellas, nuestro eterno reconocimiento.
En todas partes del mundo se recuerda, se evoca y se lucha. Valoremos, valoremos, lo que conquistaron nuestras bisabuelas y nuestros abuelos, nuestros padres, nuestros tíos y nosotras y nosotros mismos. Los consejos de salarios, el aguinaldo, el salario vacacional, las 8 horas para el peón rural, la representación de trabajadores en el BPS y en la vieja Junta de Empleo, germen del Inefop, en la enseñanza pública…. Y no nos olvidamos, porque somos independientes pero no indiferentes ni tontos, en qué período histórico se dio cada conquista. No pegamos al grito, razonamos, argumentamos. Y somos leales. Damos la cara. Lo sabe este gobierno, los anteriores y los anteriores. El movimiento sindical da la cara!!!!
Durante estos dos años, con una de las peores crisis sanitarias de los últimos cien años, el movimiento sindical estuvo a la altura de las circunstancias históricas, en su apoyo a quienes más lo necesitaban. Estuvimos y estamos, organizando y contribuyendo con ollas populares, con organizaciones sociales, en cada lugar que se necesite. Y somos las mismas y los mismos que sin olvidar la lucha y la defensa de los derechos de toda la clase obrera, nos remangamos para lograr ser de los primeros países de Latinoamérica en abrir nuestras escuelas en forma segura. Para que las niñas y niños, que son el centro del proceso educativo, pudieran retornar a clase en forma segura, sabiendo que en momentos de crisis social y económica las escuelas son faro de resguardo, de protección y de cuidado.
La pandemia dejó al descubierto las profundas desigualdades de un sistema que permitió que algunos se siguieran enriqueciendo y que muchas y muchos cayeran en la pobreza y en la pobreza extrema, golpeando sobre todo a los hogares más vulnerables, que de un día para el otro quedaron sin la posibilidad del trabajo. Señoras y señores representantes del gobierno, ustedes ya nos han escuchado. No son opiniones o frases “cargadas de ideología” como algunos escribas repiten. Lo demuestran los números. Como dice la canción: “Unos muchos y otros nada y eso no es casualidad”, como dice “La Rastrojera” de Marcos Velazquez.
Quisiera saludar también a las miles de compañeras que en su lucha feminista posicionan, reclaman y exigen más lugares de participación genuina para las mujeres en espacios de decisión. Un especial reconocimiento a esas mujeres trabajadoras que día a día construyen sueños y transforman el país con su inteligencia y fuerza. Un abrazo a las empleadas domésticas, a las trabajadoras rurales, del arte, de la ciencia y tecnología, a la maestras, profesoras, policías, personal de la salud, del comercio, a las trabajadores sexuales, a las del deporte, de la metalurgia, de la construcción y a cada mujer trabajadora, que día a día levanta la bandera de los derechos y la igualdad.
¿Dónde estamos ? es la pregunta que nos vinimos a hacer hoy
Compañeras y compañeros hoy la gran pregunta que nos vinimos hacer para reflexionar en conjunto es ¿Dónde estamos ? y sobre todo hacia dónde
queremos ir como sociedad. En los primeros tres meses de este año, se consolidó y reforzó la pérdida de salario real y de poder de compra de
trabajadores y trabajadoras. En este primer trimestre el IPC aumentó un 4,4% y los alimentos un 7,1% cifras extremadamente altas considerando los ajustes recibidos por trabajadores públicos y privados. Hablando en criollo, como aprendí en Soriano; cada vez que vamos al almacén o al super nos venimos con menos. ¿ Es así o no es así?
A esta pérdida de salario real tenemos que sumarle el aumento sostenido de la inflación y las medidas tardía e insuficientes del gobierno para evitar que quienes movemos la rueda de la producción, del crecimiento y del desarrollo sigamos perdiendo. Y como movemos la rueda no le ponemos palos, Sino no anda. Un dato más, tanto en 2020 como en 2021 el salario real promedio cayó y está a más de 4 puntos por debajo del nivel que tenía en 2019, antes de que asumiera el nuevo gobierno.
Esto no es un mero capricho por querer acumular, es una cuestión de justicia, y en cientos de miles de hogares, se trata de poder sobrevivir. Hoy reclamamos por quienes con su trabajo diario no pueden llegar a fin de mes, y sobre todo estamos aquí para pedir que se creen más puestos de trabajo porque estamos convencidas y convencidos que la creación de empleo es un derecho humano fundamental y una necesidad irrenunciable si pretendemos avanzar por el camino de la equidad, la dignidad, la justicia y donde todas y todos tengamos verdaderas oportunidades.
La única certeza de estos tiempos es que: Aumentó todo y hay uruguayas y uruguayos pasando mal. Y no vengan a decirnos ¿donde están? Solo levanten la vista, piensen en los jubilados, en aquellos que después de haber trabajado toda una vida, hoy tienen que hacer magia para subsistir.
Por esta razón quiero, una vez más, resaltar que las medidas anunciadas por el gobierno son insuficientes y llegan tarde. Con panza a medias o vacía, sabemos que cuesta aprender.
Y la verdad, no nos queremos acostumbrar a que nuestra gente pase por esto, de ninguna manera. Estas medidas tampoco abarcan a todos los hogares y ni siquiera a todos los ocupados. Los trabajadores informales, los trabajadores por cuenta propia, monotributistas y demás uruguayos que viven de su trabajo, claramente quedan por fuera. Reivindicamos al profesional universitario como trabajador.
Actualmente una gran parte de ellos sufre por un sistema jubilatorio desajustado a la realidad actual del profesional y en muchos casos vulnerando su derecho al trabajo, por no poder llegar a un ficto, entre otras cosas; dejando a su vez, algunos sectores de profesionales indefensos ante la imposibilidad de ejercer y desempleado. Esto también afecta a la ciudadanía en general ya que propende a disminuir la diversidad en la elección de servicios.
Esta es una realidad que debe ser encarada por todo el sistema político sin más dilaciones.
Más que nunca necesitamos políticas que aseguren que nadie quede relegado
Quiero reivindicar también, el compromiso de esta central única de trabajadoras y trabajadores, con el diálogo y la mano tendida al gobierno para
construir los mejores acuerdos. Por eso entendemos que el lugar para debatir estos elementos, es el ámbito de la negociación colectiva. Esto significa
construir democráticamente, no se pueden transformar los ámbitos de negociación colectiva en un lugar donde se informa lo ya decidido.
Luego de consolidada la LUC, porque así lo quisieron la mayoría de los uruguayas y uruguayos, parece que el gobierno ha decidido transitar por la
construcción de una transformación de la educación pública. Por estos días está impulsando una reforma sin participación de los profesionales de la
educación que día a día están en las aulas. Ah…Es cierto, convocó a una ATD de todos los subsistemas el mismo día, jueves 28 de abril pero una real
participación es mucho más profundo que presentar un documento y discutirlo en un solo día. Dialoguemos de verdad, dejemos la ficción para el cine y los libros.
Desde siempre los sindicatos de la educación hemos estado a disposición para dialogar, transitar y construir de manera conjunta, entendiendo que en
educación no puede obviarse ninguna voz.
La pandemia nos demostró que con docentes y funcionarios se puede contar, que trabajar desde la casa no es más fácil como algunos dicen, es mucho más complejo sostener la familia mientras se trabaja, se pudo lograr gracias al gran esfuerzo de los trabajadores de la educación, mi reconocimiento a cada uno de ellos.
Sabemos que los recortes de la educación afectaron directamente a la educación de nuestros niños, niñas y adolescentes, hay muchísimos menos
grupos en la UTU, y en Secundaria, el número de estudiantes por grupo es mayor, el rubro comedor quedó sin incremento, y en medio de todo esto no obviemos la injerencia del MEC dando pautas para un título universitario sin formación universitaria.
Pero la pandemia también demostró que la escuela sola no puede y no debe poder, en este sentido, empezamos a observar los impactos en la salud
mental, en la de nuestras y nuestros chiquilines, en las de sus familias, y por supuesto, en la de trabajadores y trabajadoras. Creemos que este tema debe plantearse seriamente, como un aspecto estructural de la vida de nuestra sociedad.
Hace pocos días se dieron a conocer datos sobre la violencia en los hogares, vemos con preocupación ese 43% que tiene cara de niña, niño y adolescente a quienes como sociedad debemos proteger. Porque erradicar la violencia infantil no puede ser solamente un slogan publicitario. Porque el crecimiento de la pobreza y la violencia infantil está perjudicando directamente a nuestras infancias. Si no podemos trabajar para revertir estas crudas realidades estaremos condenados como sociedad a sufrir las consecuencias.
A su vez, es fundamental que el sistema de cuidados de nuestro país no siga en un proceso de deterioro, y precarización de las condiciones laborales de trabajadoras y trabajadores. Es gracias a los cuidados que, ancianos, mujeres jefas de hogar, personas en situación de discapacidad, pueden tener una vida digna. Sin olvidar que gran parte de la población a la que van dirigida estas políticas tienen menores a cargo, en edad escolar.
Necesitamos que de una vez por todas exista la voluntad política para llamar a un gran diálogo nacional por la educación pública, que se convoque
ampliamente y sobre todo que el debate educativo quede fuera del rédito electoral. Debemos construir acuerdos a largo plazo, de aquí a los próximos 20 ó 30 años. Esto requiere mucho diálogo y paciencia porque los cambios en educación no son de un día para el otro, ni con imposiciones.
Tenemos otra gran preocupación que queremos decir con claridad, rechazamos la persecución sindical y a la caza de brujas hacia profesionales de la educación comprometidas y comprometidos con la educación pública uruguaya. La lógica del amedrentamiento ejemplarizante no debe primar nunca en una democracia consolidada como la nuestra. El debate y la discrepancia tienen que tener espacio siempre, pero esto es insostenible.
Saben que el movimiento sindical es solidario y desde sus raíces tiene claro que el problema no es con una organización sindical, es con todo el PIT-CNT, respaldaremos a nuestros compañeros y compañeras hasta el final, pero les queremos decir frontalmente que la grieta a la que hacen referencia todos los días, las construyen con acciones de difamación, persecución y permanente desprestigio.
Finalmente compañeras y compañeros, luego de estos últimos tiempos, donde hemos dejado toda nuestra militancia en defensa de nuestros derechos y de los que menos tienen para que “los más infelices sean los más privilegiados”, renovamos el compromiso de avanzar en esta dirección.
El movimiento sindical mantiene intacta la memoria, por justicia por los desaparecidos y nunca más dictadura!!!
Porque hoy, al igual que todos los días, es un día de lucha y también de celebración, por la unidad de nuestro movimiento sindical, para seguir siendo
constructores de esperanza y sueños colectivos, para continuar persiguiendo la justicia, la solidaridad y la defensa de nuestros derechos.
VIVAN las y los trabajadores
Que viva el PIT CNT
De los 135 artículos de la LUC que pretendemos anular, 34 refieren al capítulo Educación.
Las propuestas que contienen son consecuencia de una larga campaña de desprestigio de la Educación Pública. Tan tremenda como injustificada esta campaña utilizó el eslogan “crisis de la Educación Pública” para generar desgaste, descreimiento y desconfianza.
Estos artículos promueven la privatización de muchas formas, entre ellas favoreciendo su mercantilización, eliminando el Sistema Nacional de Educación Pública, permitiendo el traspaso de recursos públicos a estudiantes de instituciones de formación en educación privada y promoviendo un sistema que puede delegar en las direcciones de los centros el acceso y permanencia en los cargos, así como sus correspondientes compensaciones salariales.
Este artículo por sí solo es una afrenta al sistema de concurso, a los mecanismos transparentes de ascenso y traslado defendidos por nuestra Federación durante años. De mantenerse y aplicarse se abre un espacio de incertidumbre, inestabilidad y arbitrariedad nunca vista en la Educación Pública del Uruguay.
Desde nuestra perspectiva la Educación es un derecho humano fundamental para todas y todos, durante toda la vida y responsabilidad del Estado garantizarlo. La lucha en defensa de las infancias y sus derechos siempre va a contar con el compromiso de las y los trabajadores de la educación de nuestro país.
LA LUC LIQUIDA LA EDUCACIÓN COMO LA HEMOS CONOCIDO HASTA AHORA
Los 135 artículos de la LUC que se someten a Referéndum promueven transformaciones tendientes al achicamiento del Estado en la protección de los más débiles y de los intereses nacionales, a la desregulación laboral, el aumento de la represión y la disminución de la participación ciudadana en los asuntos nacionales.
En educación se destacan las mismas tendencias. Entre muchas razones señalamos:
Elimina del Sistema Nacional de Educación Pública
El Art. 144 elimina el Sistema Nacional de Educación Pública (SNEP) y es suplantado por una “Coordinación del Sistema Nacional de Educación”, donde no queda claro el límite entre lo público y lo privado. Tan urgente no sería cuando recién se instaló y funcionó solo una vez en febrero de 2022, dieciocho meses después de ser aprobada la Ley y a cuarenta días del Referéndum.
Lesiona la autonomía
La LUC en sus artículos 145 y 171 le otorga al Ministerio de Educación y Cultura (MEC) un rol protagónico en la toma de decisiones que debilita la autonomía de los entes de educación (ANEP – UdelaR – UTEC) consagrada en la Constitución de la República. Esta modificación pone en evidencia una visión que concibe la educación como una política del gobierno de turno en lugar de una cuestión de Estado.
Al MEC se le agrega la elaboración del "Compromiso de Política Educativa Nacional" que debe acompañar el pedido de venia al Senado de los tres miembros del CODICEN propuestos por el Poder Ejecutivo, el "Plan de Política Educativa Nacional" que fijará las metas y principios de las políticas educativas, el reconocimiento de titulos universitarios, un programa de fortalecimiento de la formación en educación que otorga becas a programas universitarios que hasta ahora son únicamente privados y el reconocimiento del carácter universitario de la formación docente pública.
Abandona principios fundantes
Afecta gravemente algunos principios fundantes de nuestra escuela pública como en el Art. 127 que elimina la obligación de “padres madres y responsables legales de niños, niñas y adolescentes (…) de inscribirlos en un centro de enseñanza y observar su aprendizaje”.
Maestras y maestros sabemos bien cuál es la consecuencia de quitar esta obligación.
Sin ir muy lejos, en 2020 cuando la obligatoriedad quedó “en suspenso” perdimos a cientos de niños y niñas que abandonaron o concurrieron
en forma intermitente. En las escuelas y jardines necesitamos el apoyo del Estado y de la Ley para asegurar el derecho a la educación de las infancias.
Este mismo artículo elimina la mención a asegurar “la extensión del tiempo pedagógico y la actividad curricular a los alumnos de educación primaria ymedia básica”. ¿Cuál es la razón y la urgencia de eliminar este concepto que promueve el derecho a una educación integral con educación básica, artes, tecnología, campamentos e idiomas?
Elimina los Consejos de Educación
En los artículos 155 y 156 se eliminan los consejos de educación de la ANEP -Inicial y Primaria, Secundaria y Técnico Profesional-, y se crean en su lugar direcciones generales.
En el caso de Primaria se trata de un Consejo creado en 1918. Eso significa que la LUC vino a barrer con más de un siglo de conducción colectuva. Además, una Dirección General es de menor jerarquía que un Consejo y son ejecutoras de decisiones definidas en el CO.DI.CEN., otro ejemplo del proceso centralizador de la toma de decisiones.
En el caso de Educación Inicial y de Primaria esta Dirección unipersonal debe atender a 2.000 escuelas, 345.000 niñas y niños, sus familias y más de 30.000 trabajadoras y trabajadores.
Se ha dicho que esta eliminación es para mejorar la gestión, evitar las trabas burocráticas y de los sindicatos. ¿Hemos visto mejoras en la gestión en estos dieciocho meses? ¿Nos sentimos maestras, maestros, funcionarios y funcionarias más respaldados y seguros con esta nueva forma centralizada de decisión? ¿Las decisiones son mejores, más rápidas y adecuadas?
La respuesta es claramente negativa. Decisiones que no se pueden aplicar, protocolos confusos, respuestas que no llegan, incertidumbre en la aplicación de normativas, negociaciones inexistentes, advertencias que no se escuchan, concursos de dirección llevados a los ponchazos y con múltiples irregularidades, etc., etc., etc…
Debilita la democracia del sistema educativo
Además, junto a los Consejos, la LUC elimina los consejeros electos por las y los docentes. También reduce el papel de los consejeros electos en CO. DI.CEN al permitir que todas las decisiones se adopten tan solo con los tres votos de los consejeros designados por el Poder Ejecutivo con venia del Senado.
También se reduce el Congreso Nacional de Educación a tan solo una “posible” convocatoria, reduce la participación estudiantil en los Consejos de Participación y la elimina con voz y sin voto en la educación media superior y hace lo propio con las Comisiones Consultivas.
Promueve privatización
Varios artículos promueven la privatización de la educación favoreciendo su mercantilización (Art. 129), eliminando el Sistema Nacional de Educación Pública (Art. 144 y 183 al 186), creando las Direcciones Generales al estilo gerencias (Arts. 148, Arts. 155, 156 y 158 al 161), permitiendo el traspaso de recursos públicos a estudiantes de instituciones de formación en educación privada (Art. 171) y promoviendo un sistema de cooptación típico de las empresas privadas.
LA LUC AFECTA LA PROFESIONALIZACIÓN DOCENTE
El Art. 193 promueve la precarización y la flexibilidad en las condiciones del trabajo.
Este artículo permite la creación de regímenes especiales que pueden delegarse en las direcciones de los centros para el acceso y permanencia en los cargos por medio de “condiciones de orden funcional” que se correspondan con el “compromiso con una metodología de trabajo o proyecto de centro” o “cumplimiento de metas de política educativa”. Y estas decisiones afectarán las compensaciones, complementos salariales u otros beneficios
de docentes y no docentes.
Condiciones de trabajo, permanencia en el cargo y el salario de docentes y personal no docente ¿estarán sujetos a las decisiones de una dirección? ¿Qué sucede con los concursos? ¿Y cuando cambia la dirección? Sólo pensarlo da la idea del caos y la vulneración de derechos adquiridos a la que se sometería nuestro trabajo.
Pero también afecta la formación inicial de docentes y educadores al eliminar la mención a la creación de una institución universitaria y crear un procedimiento que queda en manos del MEC (Art. 171) y permitir que haya maestros y maestras que egresen de un instituto con título universitario y de otros institutos con títulos no universitario (Decreto 338/2020). Tampoco prevé qué sucederá con los títulos de quienes ya lo obtuvimos. ¿Habrá
titulados categorías A y B?
Si esto fuera poco, el Art. 163 sólo asegura que el título de maestro o maestra es necesario para “maestros responsables de clase, inspectores
y directores”. ¿Qué sucederá con las y los maestros de docencia indirecta? Secretarías de escuela, maestras CEIBAL, de apoyo, comunitarias, etc., ¿podrán ser cubiertos por estudiantes o idóneos?
Todas las decisiones se adoptarán en un CO.DI.CEN donde para integrarlo no será necesario haber sido docente ni haber actuado en la Educación Pública. Es la primera vez que una ley de educación no exige al menos a alguno de los consejeros tener antecedentes en la Educación Pública. Ni hablar que no existe ninguna exigencia, NINGUNA, para ocupar las Direcciones Generales. ¿No es demasiado?
POR TODAS ESTAS RAZONES LAS TRABAJADORAS Y TRABAJADORES DE PRIMARIA VOTAMOS SÍ PARA ANULAR 135 ARTÍCULOS DE LA LUC.
EN DEFENSA DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA, EN DEFENSA PROPIA
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