El presente trabajo busca dar cuenta de parte del recorrido realizado por niños y docentes de escuelas públicas de Canelones, Salto y Soriano con relación al Sistema Solar.
Al comenzar el trabajo con nuestros alumnos se visualiza que sus saberes respecto a este tema se centran predominantemente en una etapa descriptiva; saben el nombre de los planetas, su ubicación en torno al Sol y que tienen algún movimiento, en particular el de traslación. No se cuestionan las distancias, los tamaños ni su movimiento de rotación; tampoco se preguntan cómo se sostienen ni cómo se mantiene ese movimiento. Estos datos nos parecieron relevantes a la hora de pensar nuestras intervenciones. Fue necesario entonces problematizar esos “saberes” para repensarlos a la luz de una astronomía escolar que estuviera en sintonía con una ciencia escolar que prioriza la naturaleza de la ciencia.
Para ello fue imprescindible analizar y reflexionar sobre los contenidos que era necesario abordar, así como sobre las dificultades y obstáculos a la hora de aprenderlos. Algunas de las preguntas que buscamos responder fueron; ¿qué es importante que se conceptualice del Sistema Solar? ¿Cuáles
son los obstáculos que se visualizan en la construcción que nuestros alumnos han hecho sobre él?
Se resuelve abordar estos tres aspectos en la secuencia:
1) los cambios que ha tenido el concepto de Sistema Solar, ya que como todo conocimiento científico es una construcción;
2) promover el pasaje de la descripción a la conceptualización, considerar el Sistema Solar como un conjunto gravitacional formado por una estrella, el Sol, que da nombre al sistema, y un conjunto de astros –planetas, asteroides, lunas, cometas...– que la orbitan directa o indirectamente y el espacio comprendido entre ellos;
3) redimensionar comparativamente el diámetro del Sol, de los planetas y la distancia entre todos ellos.
Varios son los obstáculos a los que nos enfrentamos al abordar la enseñanza de la Astronomía en la escuela: desde la disciplina misma, por la dificultad al delimitar sus diversas perspectivas de estudio; desde su didáctica, dada la escasa investigación existente que trascienda la “catalogación” de las ideas previas de los alumnos; desde el cuerpo docente, por la poca frecuentación y reflexión que realizamos sobre la enseñanza y el aprendizaje de esta disciplina escolar.
En sexto grado se debe agregar el hecho de que los alumnos han consolidado una imagen de científico, y una concepción de ciencia y del proceso de elaboración del conocimiento científico totalmente estereotipadas. La práctica usual en nuestras aulas es presentar la ciencia como un cuerpo de conocimiento acabado y bien definido, y el lenguaje científico como un sistema de etiquetado que describe e informa sobre “verdades descubiertas” e inmutables.
En las actividades que se presentan, se parte del supuesto de que aprender ciencias supone modificar las ideas de sentido común que se construyen desde pequeños, superar los obstáculos de la naturaleza del propio conocimiento disciplinar, apropiarse de los modelos científicos escolares y trabajar a fondo con el lenguaje específico de las ciencias.
¿Astronomía en Nivel Cuatro años? ¿Qué hago? ¿Por dónde comienzo? ¿Qué tengo que enseñar? Muchas preguntas... muchas dudas. Pero
decidí embarcarme en el viaje, estaba dispuesta a aprender y a afrontar desafíos. ¿Qué implica enseñar el cielo diurno y el cielo nocturno desde una mirada astronómica?
Que todo lo que está en el cielo diurno está en el nocturno, excepto el Sol. Esta expresión tan breve encierra múltiples aspectos que debía considerar a la hora de planificar la enseñanza:
► Comenzar a construir la noción astronómica de cielo.
► Diferenciar en el cielo, los elementos astronómicos de los meteorológicos.
► Reconocer siempre la presencia del Sol en el cielo diurno.
► Ampliar el conocimiento sobre los elementos del cielo diurno a la Luna y las estrellas.
► Incorporar la noción de cielo nocturno como ausencia del Sol.
También implica acercar a los niños a los científicos que estudian “el cielo”, su lugar de trabajo, los instrumentos que utilizan.
Y así fue que comencé...
Compartimos en esta instancia el artículo realizado por las maestras directoras Valeria Ferrari y Virginia de Tomas: "Las consignas escolares, una mirada crítica"
¿Qué sucede cuando se alude al término consigna en el ámbito escolar?
¿La consigna es una mera orden que el docente elabora para que el estudiante realice una acción?
¿El alumno tiene los conocimientos necesarios para realizar lo solicitado?
¿Cuál es la relevancia de la consigna en el ámbito escolar?
LA consigna es “la varita mágica” que activa diferentes procesos de enseñanza, creando un puente entre educador y educando siempre y cuando genere en el alumno el deseo de aprender.
Para que esto suceda, el docente debe poner en práctica su saber didáctico y pedagógico, y el conocimiento real de las posibilidades de sus alumnos.
Posicionados en el contexto actual de masificación de las aulas virtuales, se suman nuevos desafíos para el docente a la hora de enseñar. Al momento de elaborar la consigna debe dejar de lado las prácticas que se acostumbran en la presencialidad, donde se da una retroalimentación en la que, a través de gestos, miradas y preguntas, los alumnos obligan al docente a realizar las debidas aclaraciones para la comprensión-acción del estudiante. Estas aclaraciones serían innecesarias si las consignas fueran planificadas conteniendo los elementos imprescindibles para la comprensión de todo el alumnado.
Asimismo, en la mayoría de los casos, la familia cobra hoy un lugar relevante por convertirse en mediadora entre la consigna y la actividad, guiando la acción, diferenciándose del rol que tradicionalmente cumple, interviniendo en las tareas domiciliarias.
¿Cómo citar este artículo?
FERRARI, V. ; de TOMAS, V. (2020) Las consignas escolares, una mirada crítica. Quehacer Educativo. FUM-TEP. Disponible en https://www.fumtep.edu.uy
Pensar los primeros días en el Nivel Inicial, implica pensar en una globalidad que se interrelaciona de manera constante. Implica pensar en niños y familias, el nivel de escolaridad y lo que conlleva como tramo etario; implica pensar en lineamientos generales contextualizados en una institución a la que pertenecemos. Implica pensar en un currículo explícito a enseñar, implica pensar en una infancia con características evolutivas particulares,
de permeabilidad con una red de tecnologías de la información y la comunicación que la hacen bien diferente; con un campo experiencial de
afluencia con distintos actores sociales e innumerables componentes que inciden en perfilar la niñez de nuestro tiempo.
Iniciar el año escolar es como tener un mapa delante, que nos muestra e invita a recorrer múltiples estaciones.
Cómo caminar, cómo hacer profesionalmente en este período, es tomar decisiones pedagógicas y organizativas para gestionar exitosamente
un tiempo que delimita el accionar de todo un año de trabajo y convivencia.
Es un tiempo crucial, inicio de planteamientos y replanteamientos docentes, es iniciar el estar juntos, ser y hacer en un entramado netamente
social.
Un estar juntos que implica enseñar y aprender en una institución que se rige por lineamientos sistémicos de políticas educativas a los que pertenece.
Nos debemos orientar con respeto hacia el sistema al que pertenecemos y hacia la realidad que nos toca vivir, guiados por la honestidad profesional para tomar decisiones y ponerlas en práctica de una manera equilibrada y con sentido común.
Tomar decisiones pedagógicas siempre conlleva un sentido político. Implica construir reflexión sobre lo que se hace o se deja de hacer. Diagramar acciones posibles, recortes curriculares, secuencias a elaborar, debe considerarse y planificarse siempre en favor de los niños.
Es realmente peligroso no construir este proceso tan necesario en educación, proceso de deconstruir, repensar, analizar lo que sucede, lo
que conviene, lo que es necesario, lo que funciona y lo que falta... La reflexión es, de hecho, una práctica que construye alternativas.
El Programa Maestros Comunitarios (PMC), que se desarrolla en las escuelas hoy denominadas A.PR.EN.D.E.R (Atención Prioritaria de Entornos con Dificultades Estructurales Relativas), cumple diez años, y con esta motivación decidimos compartir nuestra experiencia.
Este programa tiene como convicción que lo necesario es mejorar el vínculo escuela-familia y encontrar pedagógica y didácticamente los caminos
para que nuestros niños tengan el deseo de aprender, perdido por muchas causas.
Con el compromiso de todos los actores involucrados en el programa: grupo de referencia, profesores de Educación Física, maestros, padres y comunidad nos proponemos caminar juntos hacia una Escuela Comunitaria y trabajar en forma colaborativa.
Con familias diferentes y niños diferentes nos aventuramos a buscar otros encuentros. Es así que se hizo necesario explorar los caminos donde todos debimos generar espacios de participación, ser parte de, donde todos reflexionamos y donde debimos repensar cómo gestionar una nueva manera de hacer escuela a través de actividades circenses.
La idea surgió el año pasado cuando reunidas la directora, la maestra comunitaria y la profesora de Educación Física con el motivo de planificar para el grupo de integración del Programa Maestro Comunitario, decidieron comenzar a realizar actividades circenses una vez por semana y se escribió un proyecto titulado “Rompecabezas” que se transformó en una gran aventura pedagógica.
Se comenzó entonces a formar el grupo de integración compuesto por niños con las siguientes características:
► Escasa motivación para aprender.
► Baja autoestima.
► Tímidos.
► Desmotivados desde la familia.
► Problemas de conducta e integración.
► Dificultad motriz, cognitiva, socioafectiva.
A través de dicho proyecto se intentará fortalecer los aspectos cognitivos, motrices y socioafectivos, fomentando un desarrollo integral del niño.
El presente artículo narra una experiencia llevada adelante en un grupo de cuarto grado, conformado por veinte niños que concurren al turno vespertino. La maestra a cargo del grupo pasó de tercer a cuarto grado con ellos con el objetivo de realizar un trabajo en ciclo, y de este modo poder continuar con algunos proyectos de trabajo, entre ellos el de Museo virtual, utilizando para ello la inclusión de las TIC.
La escuela en la que se encuadra esta experiencia se encuentra ubicada en el centro de la ciudad de Tacuarembó. Recibe una población muy diversa y en sus salones se puede observar la inclusión –“aulas inclusivas”– enmarcada en la Circular Nº 58 de junio de 2014. Esta normativa refiere a la inclusión en todas sus formas y establece distintos aspectos que deben ser considerados por todos los actores de la comunidad educativa.
Ponencia dictada en la Jornada “La enseñanza de la lengua en debate. Una mirada a la reflexión”, realizada el 29 de abril de 2016 en el Centro de Formación Permanente de QUEHACER EDUCATIVO.
Reunirse para problematizar representaciones y prácticas naturalizadas acerca de la enseñanza y el aprendizaje del lenguaje en el contexto de la Educación Primaria es un asunto para destacar. Y lo digo por varias razones fundamentales. La primera, porque diseñar la enseñanza lingüística del país no consiste en un conjunto de decisiones políticas ocasionales.
Lo que se decide organizar como un cuerpo sistemático de contenidos para formar y educar lingüísticamente a las nuevas generaciones que asisten al sistema educativo no concierne solo a la lengua, sino también al lenguaje. Aquí instalo entonces la primera precisión. Formamos personas haciendo tomar conciencia de las estructuras y funciones de la lengua y, al mismo tiempo, de los usos del lenguaje, diversos por su naturaleza y mejorados,
se supone, por efecto del trabajo escolar. La segunda cuestión tiene que ver con mi intención de aprovechar este espacio para desnaturalizar nociones ingenuas que transitan impunemente por el sistema de Educación Primaria y que se cristalizan en prácticas improductivas
para el desarrollo de las personas (o sea, los alumnos y sus maestros) en cuanto sujetos de lenguaje y sujetos de cultura. La tercera idea permite vincular la urgencia que reviste la organización de la enseñanza lingüística en dos espacios diferentes, pero concurrentes al fin: la escuela primaria y la formación de los futuros maestros uruguayos.
Estas tres cuestiones son, a mi juicio, constitutivas de un tema de política educativa y política lingüística, que reclama urgente atención cuidadosa.
Aprender ciencias supone modificar las ideas que construimos desde pequeños. Para ello hay que vencer obstáculos que son propios de la naturaleza del conocimiento científico. Seleccionar los atributos del modelo corpuscular de la materia a enseñar, y definir su ubicación en la secuencia didáctica, condicionan la posibilidad de su comprensión y de su uso.
Presentamos el trabajo realizado en un tercer grado de una escuela de Canelones y en una escuela rural de Soriano. Nuestro propósito era que los alumnos comprendieran qué es un modelo, qué dice un modelo particular (el modelo corpuscular de la materia), y que vieran la utilidad de los modelos al usarlos para interpretar fenómenos cotidianos. En este caso, con el MCME se pretendía comprender de una manera diferente, “científica”, la dilatación térmica en sólidos, líquidos y gases.
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