En esta compleja tarea de “enseñar a leer y escribir” en sexto grado, los docentes tenemos una gran cuota de responsabilidad no solo porque debemos “preparar” a nuestros niños para que adquieran la tan ansiada “competencia lingüística”, sino porque cada uno de ellos debe hacer propias las estrategias discursivas en función
de sus potencialidades. A esta tarea estamos abocados, siempre desde la firme convicción de que todos los niños son capaces de adquirir mayores dominios en las habilidades de leer y escribir.
Las prácticas de escritura que inciden fuertemente sobre nuestros alumnos son aquellas que se sistematizan con rigurosidad y se construyen desde la revisión colectiva. Aquí nuestro rol de enseñantes de la Lengua toma un valor preponderante. Al mediar, nos toca también una fuerte tarea de enseñar.
Cuando recibimos a los niños de sexto grado en nuestras aulas, asumimos la responsabilidad de que necesariamente deben incursionar en todas y cada una de las tipologías textuales. Y es en este grado cuando se hace imprescindible explicitar las características de los textos explicativos y argumentativos, debido a que serán los que ellos manejarán en su futura formación académica.
En este proceso de desarrollar prácticas de lectura y escritura con mis niños, y como maestro de Tiempo Completo, las formadoras del “Curso de Apoyo a la calidad del egreso escolar” nos solicitaron que propusiésemos una actividad de escritura de un texto explicativo y que, en función del mismo, tomásemos las inadecuaciones textuales más destacadas de un texto que fuera representativo del grupo. A partir de estas inadecuaciones debíamos proponer una instancia de intervención docente
para paliar las mismas.
La producción textual seleccionada se enmarca dentro de una secuencia de abordaje del texto explicativo que el grupo ha venido trabajando desde hace un tiempo.
Creo que es importante destacar que el grupo se ha ido acostumbrando poco a poco a relacionar la lectura con la escritura, en tanto la presentación de textos modélicos y la definición de sus características les permitieron avanzar en la elaboración de textos propios.
El inicio del año escolar enfrenta a los docentes a la necesidad de organizar el curso. Esta organización tiene una larga historia entre los maestros y fue tradicionalmente llamada planificación. Se entiende a la planificación como un conjunto de procedimientos que tienden a racionalizar y organizar acciones humanas.
A través de la planificación, una institución, una persona o un grupo de personas explicitan sus propósitos, definen los objetivos que quieren alcanzar y formulan para ello un programa de acción. La planificación se caracteriza entonces como un instrumento.
En este artículo, se revistan las características de la planificación al comenzar el año, recorriendo los objetivos y propósitos; los objetivo-contenidos; los contenidos; la construcción del sentido; criterios para la organización de los conocimientos.
Se anexan dos relatos. Se comparten las propuestas didácticas que ofrecen los maestros con el proyecto denominado “Actitud Saludable”, llevado a cabo en la ciudad de Río Cuarto (Córdoba, Argentina) y "La población que vive al pie de la cantera, ¿por qué es indiferente a la explotación a cielo abierto?”, que tiene origen en la institución de un paraje rural que funciona principalmente como asentamiento minero, ubicado en un lugar llamado Canteras de Quilpo, al noroeste de la capital cordobesa y próxima a las localidades serranas de Cruz del Eje y San Marcos Sierra (Argentina).
Relato 2: "Actitud Saludable"
Se muestran las propuestas didácticas que ofrecen los maestros con el proyecto denominado “Actitud Saludable”, llevado a cabo en la ciudad de Río Cuarto (Córdoba, Argentina). Ellos abordaron una problemática ambiental que refiere a los trastornos alimenticios que padecen los niños, adolescentes y jóvenes en particular, y la población en general.
Una primera característica interesante a valorar de esta secuencia en EA focalizada en la salud, es la incorporación paulatina de las acciones antrópicas con el medio natural y el grado de conflicto que se construye en esa interacción.
Este reconocimiento y la inclusión de los sujetos y sus prácticas culturales ofrecen una perspectiva de “co-responsabilidad social en las actuaciones”, mostrando un avance en la concepción tradicional de los problemas ambientales sin sujetos e ideologías (Rivarosa y Perales, 2006).
Relato 3: "La población que vive al pie de la cantera, ¿por qué es indiferente a la explotación a cielo abierto?”
La explotación de la cantera contamina el ambiente y perjudica a otros. La escuela, en el análisis sobre el entorno social, natural, cultural, que hace a este ambiente muy particular, incorpora este proyecto que aborda una problemática, desde el planteo y la interrogación, como punto inicial que convierte en objeto de aprendizaje, un problema ambiental, integrando las demás áreas: Sociales, Lengua, Matemática, Tecnología, Formación Ética y Ciudadana, como una manera de promover la comprensión y el conocimiento del entorno.
Trabajo elaborado a partir de una tarea del Curso III – Apoyo a la Enseñanza de la Matemática en las Escuelas de Tiempo Completo.
El artículo comparte parte de una secuencia de actividades desarrollada en segundo año, en donde se realiza un análisis didáctico de la actividad para optimizar los resultados de la misma.
El presente artículo pretende movilizar al lector con respecto a la función docente, su pasado y las consecuencias en el presente, para luego intentar “cambiar la mirada-pisada” de todos.
Artículo publicado en el diario.es (04/07/2013)
En línea: http://www.eldiario.es/desalambre/conflicto/armas_nucleares-consecuencias-humanitarias-informe-WILPF-ICAN-abolicion_0_150135719.html
Este artículo intenta abordar el tema de los géneros discursivos en la clase de lengua; por qué planificar actividades en las que los niños aprendan su dominio no solo para comprenderlos, sino también para lograr producirlos.
Hoy, el programa nos remite a trabajar en lengua dentro de la situación de enunciación, partiendo del discurso como marco del texto a enseñar en el aula.
Experiencia llevada a cabo hace ya algún tiempo por el colectivo docente del Jardín 347 de Montevideo. Fue presentada en las jornadas de intercambio de experiencias que se realizaron a nivel distrital, organizadas desde la Inspección Nacional de Educación Inicial.
Se trata de una propuesta de enseñanza de la lengua escrita y de introducción de la tecnología en el Nivel Inicial, que explora caminos lúdicos y creativos para promover aprendizajes. La visita al “Castillo Pittamiglio” en Montevideo actuó como disparadora de una secuencia de actividades y de una serie de estrategias que tuvieron en cuenta las características y los intereses de los
niños de 3, 4 y 5 años, como punto de partida para planificar la intervención docente.
La enseñanza de las operaciones ha sido y continúa siendo una preocupación para los maestros de Educación Primaria. Sin embargo, en muchos casos esta preocupación se centra y se reduce al aspecto mecánico del algoritmo. En el discurso de los maestros, aún hoy es posible encontrar expresiones que dan cuenta de la reducción de la operación al algoritmo. Incluso reconociendo la necesidad de abordar los distintos significados de las operaciones, al analizar sus planificaciones hay quienes encuentran que han focalizado un único significado en variadas ocasiones.
Con respecto al orden de aparición de las operaciones en el ciclo escolar, parecería que la enseñanza de la división y de la multiplicación se realiza con posterioridad a la de la suma y la resta.
Una posible explicación que busca fundamentar esta práctica es que para abordar la multiplicación y la división es necesario consolidar previamente ciertas nociones numéricas.
Otra creencia muy extendida entre los docentes es pensar que la responsabilidad de la enseñanza de las operaciones está en las clases de los primeros niveles. De esta manera se instala en el imaginario docente la idea de que, llegados a los grados superiores, los niños “dominan los algoritmos”.
Al respecto, se desprenden algunos interrogantes: operaciones y algoritmos, ¿son sinónimos? ¿Es suficiente dominar el algoritmo para poder utilizarlo en la resolución de problemas? ¿Es posible depositar la responsabilidad de la enseñanza de las operaciones en un nivel o bien debería ser producto del trabajo sistemático, coordinado y secuenciado a lo largo de todos los años de escolaridad?
Abordar contenidos de Química con niños parece ser uno de los grandes desafíos que se les presentan a los maestros en la escuela. A más de cuatro años de su inclusión explícita en el programa escolar, la Química continúa siendo una de las disciplinas menos frecuentadas por los maestros en las aulas, a la hora de trabajar en el Área del Conocimiento de la Naturaleza.
Esta disciplina encierra en sí misma una complejidad inherente a los conceptos que en ella se manejan. Los mismos requieren un cierto nivel de abstracción, lo cual hace que la transposición sea una ardua tarea; la no visibilidad de varios de los objetos que trata, así como el análisis desde un nivel micro que muchas veces requiere su comprensión, le otorgan un grado aún mayor de dificultad y de resistencia.
Su enseñanza suele ofrecer dificultades pero, al mismo tiempo, encierra en sí misma una especie de “magia”. Trabajar con ella le permite al niño descubrir y dar explicaciones a situaciones para las que nunca encontró una respuesta, cuestiones a las cuales el niño se enfrenta sin que surja en él un “por qué”. Existe una especie de naturalización de ciertos fenómenos que parecen sorprendernos cuando experimentamos en la escuela, pero que pasan desapercibidos en la vida cotidiana; la secuencia pretendió ser una invitación para que los alumnos se pudieran maravillar con lo cotidiano y comenzaran a investigar.