En el Nivel Tres años del Jardín de Infantes, al inicio del curso, había un porcentaje (30%) del grupo que tenía contacto con las “ceibalitas”, por las experiencias con sus familias.
Si bien en la institución no había equipos, ni docentes con dominio en el uso de esta herramienta, surgió la idea de acercar a los niños a la tecnología. Con esta iniciativa se originó la propuesta de integrarnos a la escuela vecina en la tarea de trabajar con computadoras.
La docente que respondió a la invitación fue Adriana Acuña, maestra de Tercer grado de dicha escuela.
Desde el comienzo pensamos en el uso de las tecnologías como una nueva posibilidad educativa, que permitiera articular y andamiar los aprendizajes entre niños de diferentes edades a partir de una actividad colaborativa.
En el marco de las jornadas Posibles itinerarios en Educación Inicial. Una mirada integradora, organizadas por PAEPU los días 28 y 29 de agosto, la profesora argentina Ana Malajovich accedió amablemente a una entrevista para QUEHACER EDUCATIVO, realizada por las maestras Cecilia Cicerchia y Valeria Rosso con la finalidad de dialogar sobre su conferencia de apertura “Perspectivas actuales de la didáctica del nivel inicial”.
Compartiremos interrogantes y respuestas que se entablaron en el diálogo.
El presente artículo trata sobre el proyecto “Ampliar el horizonte”, realizado en una escuela de discapacidad intelectual. Ampliar el horizonte de los sujetos que allí asisten, trascender los muros de la institución educativa, ampliar y profundizar conocimientos a través del contacto con especialistas. Además se proyectan posibilidades para el egreso escolar.
Con este proyecto se busca que los alumnos desarrollen competencias para la vida y el trabajo, objetivo de la Educación Especial, se aspira a que los jóvenes desarrollen el autoconocimiento, reconozcan sus fortalezas y debilidades, y elaboren estrategias para afrontar los desafíos de vivir en tiempos de incertidumbre y cambios.
Las líneas que siguen, responden a una inquietud de vida, de militancia y de espacio profesional; responden al norte y sentir de quienes trabajamos en la educación, de desarrollar actos de justicia en cada acción y pensamiento; responden a la necesidad de generar diálogos fraternos, encuentros, consensos y disensos, desde lo pedagógico; responden, en última instancia, al impulso vital de quienes vemos en la educación el motor principal de humanización y cohesión de los pueblos.
La trayectoria educativa de las personas con discapacidad puede (y debe) ser analizada, pensada y significada desde muchas miradas y sujetos; desde lo
técnico-instrumental (opción que, consideramos, debería ocupar menos espacios en nuestra bibliotecas), pedagógico y organizacional (sustancial desde la mirada de los profesionales de la educación), y lo político pedagógico; es en este último sentido que el presente artículo busca problematizar, arriesgar hipótesis y ser un pequeño eslabón en la discusión, contextual y legítima, para seguir construyendo y defendiendo la labor de la educación pública como espacio y garante fundamental del derecho a la educación.
El libro Una aventura por el museo fue el resultado de un proyecto ganador del Fondo Concursable para la Cultura del año 2012. La propuesta consistió en la implementación de talleres para docentes y niños de tres a cinco años en escuelas públicas del país, con el objetivo de sensibilizar y profundizar sobre las Artes Visuales nacionales.
Este proyecto se fundamenta en la necesidad explícita y reiterada por parte de muchos docentes de tener herramientas para trabajar Artes Visuales en la escuela, y especialmente en edad inicial.
En busca de favorecer la descentralización de Montevideo se procuraron instituciones de diferentes zonas del país, teniendo en cuenta la población que atienden, sus características y limitaciones.
Partimos del análisis del actual Programa de Educación Inicial y Primaria.
Si bien en el programa abundan contenidos de gran relevancia, muchas veces no es sencillo implementarlos en la práctica del aula. “Es un área que me ha gustado siempre, pero no poseo formación”; “me gustaría darle un lugar más frecuente porque los niños y yo lo disfrutamos, pero no sé bien
cómo”; son algunas expresiones con las que nos encontramos al comenzar el proyecto. Por esta razón, el cuento y las imágenes de Una aventura por el museo fueron creados como una herramienta de trabajo en el aula.
Como propuesta de trabajo dentro del campo de la gestión educativa cultural, me propuse un proyecto de “mapeo colectivo” con mi grupo de cinco años de Nivel Inicial de una escuela en la ciudad de Montevideo, a partir de las propuestas de mapeo colectivo del dúo Iconoclasistas, integrado por Julia Risler y Pablo Ares.
Desde hace por lo menos seis años, a través de sucesivos proyectos y acciones, los docentes de esta escuela pública trabajamos sobre la apropiación de los espacios y la conceptualización por parte de los usuarios de la escuela (niños, docentes, familia) como espacio socialmente construido.
En este sentido, el objetivo central de los proyectos ha sido “fomentar la indagación y la reflexión sobre los espacios socialmente construidos en los que actuamos, buscando su resignificación”.
La reflexión crítica que nos planteamos, atraviesa las siguientes interrogantes:
► ¿Cuáles son los espacios que utilizamos?
► ¿Qué utilidad le damos a estos espacios?
► ¿Qué cosas hay en ellos y por qué están allí?
► ¿Qué actividades realizamos en cada uno?
► ¿Cómo nos sentimos cuando estamos actuando en ellos?
► ¿Qué es lo que más disfrutamos de estos espacios?
► ¿Qué cosas nos molestan o disgustan?
► ¿Podríamos modificar lo que nos disgusta?
A estos efectos, mi planteo partió de una exploración sensible y reflexiva de algunos de estos espacios con los niños, proponiendo un mapeo como relato visual a partir del plano de la escuela.
«La construcción de un mapa constituye una manera de elaborar relatos colectivos en torno a lo común, monta una plataforma que visibiliza ciertos encuentros y consensos sin aplanar las diversidades, pues también quedan plasmadas.» (Risler y Ares, 2013:8)
El siguiente trabajo pretende evidenciar algunos aspectos fundamentales de la enseñanza de la Física escolar. Si bien se analiza una propuesta concreta de un contenido de Tercer grado, pretende abrir la mirada tendiendo puentes para posibilitar la enseñanza de la Física de Inicial a Sexto grado.
A lo largo del trabajo surgen diferentes pistas de cómo abordar algunos contenidos, detallando elementos clave con relación a las intervenciones didácticas y las estrategias pensadas por el docente. Se destaca el papel de las “ideas intuitivas” y la forma en que se puede trabajar con ellas.
La Probabilidad es una rama de la Matemática y se relaciona en forma estrecha con el campo de la Estadística que es, en cierta medida, su ala aplicada.
Surge con el estudio de los juegos de azar y, tal como lo plantea Bressan (2003), uno de los objetivos de la Probabilidad es evaluar las posibilidades de que un suceso se lleve a cabo o no. De esta manera, el cálculo de probabilidades habilita la toma de decisiones disminuyendo parcialmente la incertidumbre, transformándose, si se quiere, en una medida de esta.
En muchas ocasiones nos enfrentamos a situaciones no deterministas, y su análisis posibilita, entonces, el desarrollo de un pensamiento aleatorio donde
cuantificar la posible ocurrencia de un determinado suceso se vuelve importante. El desarrollo de un pensamiento que pueda dar medidas probabilísticas ajustadas, aun en situaciones relativamente sencillas, no es común, no se construye de manera natural. La mayor parte de la Matemática que estudiamos en Educación Primaria y en Educación Secundaria tiene una larga tradición en la Historia de la Humanidad; sin embargo, la Probabilidad tiene su formulación, como cuerpo de conocimientos ordenados, a principios del siglo pasado. No ha resultado sencillo “domesticar” el azar. Con más razón, para entender su funcionamiento es necesaria la inclusión sistemática, y con clara intencionalidad didáctica, de situaciones que pongan en juego el azar.
Para hablar de la enseñanza de la lengua se necesita hacer la escritura de secuencias. Como estrategia docente se emplearán la lectura y el juego al proponer el cambio de palabras de las estructuras lingüísticas contenidas en el texto, de modo que el niño comprenda cómo funcionan los recursos y se apropie de ellos.
Se trabaja para que además de usar su lengua por ser hablante nativo, al escribir emplee las estructuras de forma consciente. Uno de los propósitos de la secuencia didáctica diseñada es reconocer, dentro de la narración, los procedimientos lingüísticos relacionados a la temporalidad.
Es trabajar en el análisis de la complejidad de la expresión lingüística respecto a la alternancia de los tiempos verbales, para que el niño pueda reconocer los recursos utilizados por los autores y transformarlos en herramientas de mediación tanto para la comprensión como para la producción escrita.
Como maestra y bibliotecóloga, mi aporte sobre el tema de la lectura se basa en los años de trabajo como profesional en ambas áreas. El marco teórico para ser maestra me fue proporcionado por el Instituto Normal de aquella época. Bien cierto es que a la hora de enfrentar el desafío de enseñar a leer a un grupo de niños de primer año, la ayuda salvadora llegó de maestros con larga experiencia que compartieron metodologías y diferentes estrategias para salir del paso. Comprendí entonces que los aportes teóricos eran válidos en tanto que se acompañaran de las prácticas. La teoría se hacía carne, y no un mero ejercicio de memorización de autores y citas para regurgitar en un examen.
Dominar un importante caudal teórico es vital para la formación en cualquier carrera. Realizar una práctica sistemática, meditada y evaluada es lo que realmente hace a un profesional.
Como bibliotecóloga en el área de bibliotecas escolares e infantiles, mi formación se enriqueció gracias a otras disciplinas, y fundamentalmente al encuentro con la Literatura Infantil y Juvenil. Desde 1962 a la fecha he estado en contacto permanente con una bibliografía de cientos de títulos provenientes de esa literatura.
Esos libros fueron y son leídos por niños y jóvenes, y en forma asidua recibo opiniones sobre su lectura.
También son leídos, disfrutados y analizados por adultos con los que intercambiamos criterios de selección, y acompañamos nuestra tarea con el aporte de diferentes teóricos especializados. Esta firme propuesta de acercamiento a la literatura infantil nos avala, hace creíble nuestro hacer. Aseguramos que la Literatura Infantil existe, goza de buena salud, pero sigue siendo maltratada por el didactismo que se empeña en usarla
con fines propios. Este desconocimiento distorsiona, confunde, genera malas prácticas y aleja de los niños todas las posibilidades que ella brinda. Considero a la literatura infantil un lugar de partida, sólida base desde la cual se puede construir al futuro lector.
El título de este artículo parte de la aseveración “La voz que lee genera lectores”, y es en esa certeza en la que baso estas reflexiones. Creo de vital importancia aclarar que por lector entiendo e incluyo al que todavía no lee convencionalmente, y también a aquel que presenta dificultades en el aprendizaje de la lectura. Todo niño en la etapa inicial se conmueve frente a un libro de imágenes, y no quiere dejar de mirarlo una y otra vez; ese niño está leyendo. Y aquellos otros niños que a viva voz “hacen que leen” no las palabras que se les resisten, sino las imágenes que los habilitan, son también lectores.