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Los objetivos propuestos en los lineamientos de Política Educativa Nacional (desde 2005 en adelante, y especialmente para el período 2016-2020) son
asegurar aprendizajes relevantes y de calidad similar para todos, así como instituir a la escuela como espacio de participación comunitaria y de implementación de políticas públicas de infancia. Calidad en el sentido de llegar a todos para conseguir mejores aprendizajes que contribuyan a la equidad. Este concepto aparece en el primer artículo de la Ley General de Educación Nº 18.437: «El Estado garantizará y promoverá una educación de calidad para todos sus habitantes, a lo largo de toda la vida, facilitando la continuidad educativa».
En este marco, una de las orientaciones estratégicas ha sido y es extender el tiempo pedagógico, creando más Escuelas de Tiempo Completo y de Tiempo Pedagógico Extendido, habilitando las transformaciones del formato que este momento histórico demanda.
Esta extensión permite contemplar con mayor profundidad las necesidades individuales de niñas y niños, promoviendo un currículo ampliado que atienda a la formación integral. Esta formación integral implica la inclusión de la enseñanza de Segundas Lenguas, Educación Artística y Educación Física; todas las escuelas cuentan con maestros, talleristas y profesores formados en estas áreas.

 

Publicado en Revista 143

El presente artículo trata sobre una experiencia pedagógica llevada adelante de forma coordinada por una maestra de sexto grado y una maestra de apoyo, en una escuela de Montevideo, con un grupo de niños entre los que se encontraban dos estudiantes con barreras para el aprendizaje. Se describe el proyecto, en el que se incluyen las TIC como factor motivante. 
Los dos alumnos mencionados anteriormente oficiaron como monitores, se explica el porqué y el para qué. En definitiva, se muestra un formato
escolar diferente al tradicional, en el que nadie queda por fuera del grupo, sino que todos forman parte.

Publicado en Revista 141

Este artículo parte de una reflexión que hemos compartido en distintas ocasiones, cuando conversamos sobre algunos aspectos de la cotidianidad del aula. Muchas veces nos encontramos pensando e intercambiando sobre la necesidad de darle más lugar al cuerpo del niño en la escuela. A veces pensamos que la educación no se ha ocupado del cuerpo, pero sí lo ha hecho, la escuela siempre se ha ocupado del cuerpo, pero se ha ocupado de controlarlo, de contenerlo, de ordenarlo, de estudiarlo.
Como señala Scharagrodsky (2007), históricamente: «El formato escolar participó muy activamente en la fabricación de una determinada cultura somática» (ibid., p. 3), el cuerpo del niño y de la niña ha pretendido ser domesticado, regulado y controlado por el sistema educativo. Por lo tanto hay que plantear con cuidado la idea de que el cuerpo en la escuela haya sido olvidado, pues esto no debe hacernos pensar que hubo carencia de órdenes corporales: «Nunca hay vacío en las escuelas. Esto es así porque cualquier proceso que niega y reprime siempre tiene una instancia afirmativa y productiva» (ibid., p. 4).

Si bien el niño de Educación Inicial tiene mayores permisos para moverse y ser, sin estar o sentirse “sujetado”, no siempre los docentes pensamos nuestras propuestas de enseñanza desde el cuerpo como lugar de aprendizaje, no pensamos desde el cuerpo del niño y tampoco desde nuestro cuerpo como docentes, ese cuerpo que sostiene y conforma la corporeidad del otro.
En este artículo, la reflexión no va hacia actividades específicas, nuestro pensamiento va en busca de esbozar algunas respuestas a preguntas cómo: ¿por qué ocuparse del tema del cuerpo?, ¿por qué ocuparse del tema del cuerpo en la educación inicial? Y allí comenzamos a desglosar aquello que considerábamos medular: el niño aprende desde el cuerpo, y el desarrollo de su corporeidad se da desde el nacimiento. Y que tomar conciencia de la importancia de trabajar desde el cuerpo en Educación Inicial es reconocer al sujeto completamente y, por tanto, hacer efectivo su derecho a educarse.

Publicado en Revista 138

El presente artículo pretende compartir los reiterados esfuerzos realizados por el personal docente, para generar otras formas de ser y de
estar en el Jardín de Infantes. 
Algunas de ellas las hemos llevado adelante con muchas satisfacciones y en forma sistemática; otras, quizás con más dificultades pero con
las mismas ganas de incursionar en nuevas prácticas, que nos permitan generar nuevos espacios para enseñar y aprender. Una búsqueda que tiene que ver con el encuentro y el trabajo colectivo, junto a una fuerte apuesta a poner en práctica instancias donde circulen los saberes y los vínculos, una búsqueda de un formato propio.
Muchas son las instituciones que han modificado algún aspecto del formato escolar. Según Terigi y Perazza (2006), estas modificaciones
refieren al tiempo que se pasa en la institución, a la organización de los grados, al uso de los espacios o a las formas de integración de la comunidad; elementos comunes a todas las instituciones educativas pero que, al organizarse de otro modo, producen nuevas formas de ser y de estar en esa institución.

«...numerosos estudios han mostrado que estos rasgos tienen consecuencias en el modo en que se organiza la vida cotidiana de quienes asisten a la escuela en calidad de alumnos. Más aún, contribuyen fuertemente a determinar el significado de la experiencia...» (Terigi y Perazza, 2006:2)
La experiencia aquí narrada pretende recoger el espíritu que ha signado a la propuesta pedagógica del jardín desde sus inicios, una
educación para todos, atendiendo a las necesidades afectivas, intelectuales, vinculares de cada niño o niña, apostando a la singularidad
de cada uno, a su derecho a ser reconocido como persona única, especial, diferente. Leer las necesidades de niños y adultos, y atenderlas,
se transforma en nuestro principal desafío como educadores.
Sobre la base de esa lectura de la realidad y convencidas de que el aprendizaje es una construcción que se potencia a partir de las interacciones con los otros, es que comenzamos a organizar el aula en talleres internivelares.
Entendemos que cada taller es una oportunidad especial para promover el desarrollo emocional y cognitivo de nuestros niños y niñas, además de una excelente oportunidad para descentrarse, intercambiar y flexibilizar la práctica.

Publicado en Revista 134

En este artículo se intentan presentar algunas líneas acerca del lugar que se le está dando a la educación, su relación con la sociedad, el formato escolar sobre el que se desarrolla el trabajo docente y la disposición que adquiere o puede adquirir la relación entre el docente y los estudiantes. Estos aspectos se entienden relevantes porque, en primer lugar, no aparecen en el debate público y la educación se presenta aislada de otras esferas de la realidad; y en segundo lugar, por la insistencia en dicho debate de desnaturalizar los problemas, colocando a la educación como responsable en sí misma de los males de la sociedad. Es necesario analizar la cuestión docente y replantearse qué ocurre en las aulas y los centros educativos. Sabiendo que hay condiciones estructurales que las políticas educativas refuerzan y que actúan como limitantes del accionar de los educadores y estudiantes, reflexionar sobre el formato en relación con una idea de sujeto y la manera de enfrentar los acontecimientos cotidianos en espacios educativos, puede transformarse en posibilitador de aprendizajes de nuestros niños y niñas.

 

Publicado en Revista 125

El artículo narra una experiencia transitada en la construcción del Proyecto pedagógico-didáctico “Recorriendo un ciclo”. La misma surgió de una iniciativa de maestras de aula en la búsqueda de recrear aspectos del formato escolar vigente, los que podrían configurar obstáculos en los procesos de enseñanza y de aprendizaje.

Publicado en Contexto educativo

Algunas reflexiones acerca del formato escolar y su influencia en las prácticas de enseñanza

Autor: Cristina Ravazzani

Concepto: Investigar sobre el formato escolar y su incidencia en los procesos de aprender y de enseñar, puede ser una de las líneas clave para comprender aspectos que permanecen ocultos al propio hacer docente.

Revista Nº 86
Diciembre de 2007

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