Al incluir el conocimiento artístico en su diseño curricular y diagramar una serie de contenidos para cada disciplina, la renovación programática (ANEP. CEP, 2009) abrió las puertas para nuevas miradas. No obstante, es en su fundamentación donde encontramos pie para nuevos paradigmas de la mano de las investigaciones de Elliot W. Eisner en el ámbito de las artes visuales, y su reconocimiento a los valores intrínsecos de la educación artística. Este autor propone una estructura pluridisciplinar (D.B.A.E. – Discipline-Based Art Education) basada en la Historia del arte, la crítica artística y la práctica del arte. Presenta tres dimensiones de la educación artística:
► La dimensión productiva que abarca la habilidad técnica en el trabajo, tiene su énfasis en los aspectos creativos, estéticos y expresivos.
► La dimensión crítica que reflexiona sobre a las formas de analizar, observar y/o interpretar una obra.
► La dimensión cultural que refiere al conocimiento del tiempo y de las circunstancias sociales, políticas y estéticas de la obra.
Existe un abanico de géneros, métodos, procedimientos e investigaciones a las que el maestro podría acercarse en busca de un saber disciplinar: para poder enseñar a apreciar las distintas propuestas desde el rol de espectador, para poder elegir, debatir y seleccionar aquellos enfoques metodológicos que se ajusten a su sensibilidad, para seleccionar aquellas técnicas pertinentes al trabajo con niños y elaborar su experiencia
educativa. Esta elección y esta selección dependerán mucho del gusto del maestro, de las características específicas del grupo de niños con el que se enfrenta, de su concepción filosófica acerca de enseñar las artes. Pero no puede jamás ser una elección signada por el desconocimiento de otras maneras de expresión, distintas a las dominantes, presentes en el circuito comercial.
Han sido varias las instancias en las que hemos escrito sobre las preguntas investigables. En QUEHACER EDUCATIVO, Nº 43 (Dibarboure,
2000), cuando hablamos de problemas en la enseñanza de las ciencias naturales. También en el libro ...y sin embargo se puede enseñar ciencias naturales (Dibarboure, 2009), en el Capítulo 9 referido a la intervención docente.
En aquella oportunidad mostramos la variedad de preguntas que pueden darse en el aula con finalidades diferentes y entre ellas el hecho de
que fueran investigables.
En Dibarboure (2012) escribimos al respecto como antesala de lo que luego fue la investigación sobre cómo ven los niños a los científicos y su quehacer. Allí propusimos algunas orientaciones en el marco de hacer posible el trabajo de la naturaleza de la ciencia en el aula.
Pensar sobre ellas y hacerlas posibles en la escuela.
Luego, esas ideas se expusieron con más profundización y ejemplificación en Dibarboure (2013a). ¿Por qué volver a escribir sobre la pregunta
investigable? ¿Qué es lo que ocurre que hace que surja la necesidad de revisar, ordenar y sobre todo de encontrar una explicación a las dificultades que ocasiona intentar formularlas? ¿Qué otros elementos no mencionados o no profundizados en ocasiones anteriores pueden ayudar hoy? ¿Qué se ha investigado en estos últimos tiempos sobre el tema, que nos alienta a seguir pensando que sus formulaciones en el aula son un esfuerzo que vale la pena?
De eso se trata este material: volver a pensar, y construir significado sobre la pregunta investigable en el marco de un modelo de enseñanza que tiene como base por un lado, la naturaleza de la ciencia, y por otro, las condiciones para favorecer el aprendizaje de la ciencia de los alumnos.
Artículo de Rebeca Anijovich y Graciela Cappelletti.
Las autoras aportan una reflexión sobre el sentido y el valor de la planificación en el marco de la enseñanza. Ofrecen un ejemplo de un modo de diseñar una planificación que puede resultar valiosa para acompañar la tarea docente, (y más en estos tiempos). Pero, además, brindan una mirada hacia el futuro en un paradigma de práctica reflexiva, consistente en identificar las ideas que se ponen en juego en la planificación.Sostienen que el análisis de la planificación puede brindar oportunidades para que los docentes tiendan puentes de interacción y comunicación con los estudiantes.
Explicitan que un aspecto relevante es ofrecer preguntas que interpelen la planificación. Estas pueden o bien formularse previo a la acción de planificar, o bien pueden considerarse para guiar el análisis de una planificación realizada individualmente o con un grupo de pares. Las preguntas que propone son:
1. ¿Cuáles son las necesidades de aprendizajes de mis estudiantes?
2. ¿Cómo las actividades que diseño favorecen el pensamiento de mis alumnos?
3. ¿Qué informaciones me va a aportar la evaluación que realice acerca de qué y cómo piensan mis estudiantes?
La primera pregunta articula dos aspectos: las “necesidades reales” de los estudiantes (cómo lo que se propone para aprender dialoga o no con sus intereses) y las “necesidades curriculares” (lo que el estudiante necesita definido desde la perspectiva de la prescripción curricular).
La segunda pregunta intenta poner en evidencia que las actividades que se ponen en juego en la clase siempre generan pensamiento: el punto a considerar es qué tipo de pensamiento es el que se promueve. Las tareas que las actividades proponen que los estudiantes realicen pueden ser de demandas cognitivas variadas, muy cercanas a sus posibilidades, o representar desafíos que los lleven a complejizar sus pensamientos, poniendo en juego habilidades de nivel superior.
La tercera pregunta intenta poner el foco en la necesaria articulación entre la enseñanza y la evaluación, que ha sido muchas veces enunciada, pero no necesariamente considerada. Estas preguntas funcionan de mediadores y facilitan los esfuerzos de los docentes para construir vínculos con sus estudiantes, mostrando la evaluación como una oportunidad de conversación en la que es posible negociar significados sobre lo que se aprende.
Dependiente de cómo los docentes contesten estas preguntas será la planificación que realicen, o identificarán los logros y los aspectos a modificar de una planificación ya elaborada. En el marco de la escuela, estas preguntas pueden ser retomadas en reuniones de docentes. El trabajo compartido de análisis sobre las planificaciones en esta línea colabora con la construcción del proyecto educativo institucional.
El análisis de las planificaciones es un instrumento poderoso para la formación de los docentes. Este análisis reflexivo produce una “toma de conciencia” que tiene la potencia de iluminar tanto la enseñanza como la evaluación. Y al mismo tiempo que se ponen en juego saberes prácticos y que se dialoga en torno a ellos, se favorece la construcción de la identidad profesional y se profundiza el conocimiento de los propios docentes sobre sí mismos.
Quehacer Educativo, abril de 2018
En esta oportunidad, la revista tiene como tema central artículos sobre la enseñanza de la Matemática, especialmente referidos al trabajo en el campo multiplicativo.
Hay quienes conciben la Matemática como un cuerpo acabado de conocimientos, un conjunto de definiciones.
Otros, en cambio, piensan la Matemática como una construcción histórico-social, como un producto cultural, mirada que nos sitúa frente a un cuerpo de conocimientos que se va construyendo en el tiempo en una comunidad en la que unos problemas dan lugar a otros, formalizándose en nuevo conocimiento que se vincula, se relaciona con los anteriores modificándolos y enriqueciéndolos.
Entender la Matemática como una construcción tiene, indudablemente, consecuencias importantes en nuestra visión de su enseñanza en la escuela. Es decir, no solo qué Matemática vamos a enseñar, sino fundamentalmente cómo vamos a enseñarla.
Aprender Matemática implica entonces, desde esta mirada, construir el sentido de los conocimientos a partir de la resolución de problemas
y la reflexión en torno a estos. La resolución de problemas se convierte así en el eje desde el que se impulsa la construcción de conocimiento.
Para ello, estos problemas deben revestir ciertas características que los tornen en desafíos para cuya resolución se tienen herramientas de entrada,
pero no las herramientas óptimas, pues son estas las que se busca construir en la resolución de esa situación.
Concebir la Matemática como una manera de actuar, de proceder frente a los problemas, de construir saberes y herramientas para pensar, implica crear una comunidad de producción de conocimiento en el aula, que resuelva problemas, discuta, confronte opiniones, explore, formule conjeturas, explique, justifique procedimientos y conclusiones, argumente, valide.
Para que eso suceda es necesario que los alumnos hagan Matemática, y para hacer Matemática es necesario construir los conceptos en la interacción con el problema y con los otros.
Con relación al tema que nos convoca, es necesario precisar que el campo conceptual de las estructuras multiplicativas supone todas las situaciones que pueden ser analizadas como problemas de proporciones simples y múltiples, para las cuales generalmente es necesaria una multiplicación, una división o una combinación de ambas. Varios tipos de conceptos matemáticos están involucrados en las situaciones que constituyen este campo conceptual, y en el pensamiento necesario para dominar tales situaciones.
Entre tales conceptos están los de función lineal, fracción, razón, número racional, multiplicación, división.
En concordancia con este planteo, entrar en el campo de las estructuras multiplicativas supone una enseñanza a partir de las relaciones posibles.
Para desarrollar competencias sociales como sujetos de derecho en nuestros niños y niñas, es necesaria una intervención pensada, sistemática y transversal que fomente el desarrollo de la persona en todas sus dimensiones.
Alcanza con que un niño haya vivido una situación de violencia, de abandono o de abuso, para que todos debamos asumir un compromiso con todos, con ese niño, con su grupo, con su escuela, con su familia, con su vida.
El problema de él o de ella es un problema de todos.
Una de las más crueles manifestaciones de odio es la indiferencia. Por otra parte, las conductas de un niño afectado en el goce de sus derechos son disruptivas y terminan siendo, casi siempre, un problema de conducta.
En este tiempo que nos toca ser maestras y maestros, los protagonistas de la escuela junto con las operaciones, los enunciados, los verbos, el invierno, la A, son la vida, sus sentimientos, sus miedos y sus desafíos.
Pensar en los niños como sujetos de derecho es considerar el derecho al juego y a vivir esta etapa con alegría, para que en el futuro puedan desarrollarse como adultos capaces de crear un mundo mejor, sin reproducir meramente el actual.
La monografía es un escrito sobre un tema específico. Desde el punto de vista etimológico, la palabra viene de las raíces griegas “mono” que significa único, y “graphos” que significa escrito.
La monografía tiene como objetivo hacer avanzar el conocimiento y es descrita como: «...un informe sobre un asunto limitado que se ha investigado académicamente según el método científico o técnico; es la expresión del resultado de esa investigación. Se usa en la escuela media y sobre todo en
la Universidad.» (Loprete, 1984:1- Ver referencia completa en artículo)
Se propone la elaboración de una revista escolar que explique cómo funciona nuestra escuela. Los alumnos de quinto y sexto grado cumplirán con el doble objetivo de compilar y editar la información, y de producir las explicaciones de cada sección.
Cada clase aportará materiales que serán incluidos como paratextos. Estos son variados y dependen del plan de desarrollo de la escritura, trazado para el ciclo escolar.
Se menciona como relevante el hecho de que la escritura está siendo trabajada en el ámbito institucional desde hace dos años, de forma coordinada y secuenciada en todo el ciclo escolar. Se ha hecho un seguimiento y registro de los tipos de texto que cada grupo domina y/o tiene en proceso, de manera de contribuir a su frecuentación, avance y enseñanza en grados posteriores.
“Los oficios rurales” constituye un proyecto que la Escuela Rural de Azotea de Vera, departamento de Soriano, viene desarrollando con el propósito de tener una “visión antropológica” de los oficios, que permita comprender nuestra identidad.
A partir de la búsqueda de información sobre los diversos oficios de base agraria y pecuaria que se han desarrollado en el correr del tiempo en nuestro país, se pretende reconocer cuáles son los que más implicancia tienen en nuestro medio, su permanencia, sus transformaciones y su
futuro. Se buscó el reconocimiento de los oficios rurales que se desarrollan en la zona, y se planteó la búsqueda de información sobre cada uno
de ellos. De ahí surgieron interrogantes sobre la permanencia, la transmisión o la extinción de estos oficios en el medio rural. En este sentido se
planteó la siguiente pregunta investigable: ¿Los oficios rurales seleccionados corren riesgo de extinción en nuestra zona? Ante ello, los alumnos
plantearon la siguiente hipótesis: existen algunos oficios rurales que no desaparecerán, porque sus productos son necesarios para el correcto desarrollo del trabajo agropecuario.
El objetivo es propiciar el conocimiento de los oficios rurales, y así realizar el rescate de este patrimonio intangible de nuestros pueblos. Se intenta promover la investigación de los oficios rurales desarrollados en nuestra comunidad y la posibilidad de su permanencia en el futuro, así como utilizar diversas estrategias e instrumentos que nos permitan obtener información, producir y comunicar resultados, estimular el trabajo colaborativo con todos los actores de la comunidad.
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