REY, T. Presentación del libro Rastrojos de Miguel Soler Roca.
Santos Casaña, L. Sobre Rastrojos de Miguel Soler Roca
Soler Roca, M. Palabras de Miguel Soler Roca en ocasión de la presentación de su libro Rastrojos
Como todos sabemos, durante el mes de mayo se llevó a cabo el XII Congreso de FUM-TEP que, según establecen nuestros Estatutos en su art. 7, «...será la autoridad máxima y estará integrado por asociados con voz y voto que designen las instituciones afiliadas y los miembros del SEN que no sean delegados, participarán con voz pero sin voto». Fue el Congreso más grande en número de afiliados de la historia de la Federación. En la instancia plenaria se sesionó con un 93% de asistencia de delegados.
Su inauguración se realizó el día 8 de mayo, ocasión en que también se procedió a la presentación del libro Rastrojos que el maestro Miguel Soler Roca donara a la Federación, y que publicamos desde el Fondo Editorial QUEDUCA.
Previo al desarrollo del Congreso se organizó un calendario para la presentación de documentos borradores que fueron aportados para la discusión de todas las filiales sobre los temas: Balance, Perspectiva y Presupuesto; Propuesta de Reforma de Estatuto; Políticas Educativas.
Fueron presentados documentos de las corrientes 27-3-Praxis y de la lista 18, dos de las tres corrientes que integran la Federación, así como documentos que presentaron algunas filiales.
Las instituciones firmantes expresan su homenaje al Maestro, al cumplirse el 10 de abril, el centenario de su nacimiento en Cataluña (Corberd de Llobregat), España.
Emigra a los 4 años, a Uruguay junto a sus padres y culmina su formación de Maestro, pasando a trabajar en el medio rural durante la década del 40.
En 1949, participa en forma activa del Congreso de maestros rurales de Piriápolis, allí fue miembro de la Comisión Redactor de los Programas de Estudio para las escuelas rurales.
Fue alumno de la segunda generación del CREFAL en México (1952-1953) y en 1954 director del Núcleo Experimental de La Mina, en Cerro Largo, renuncia en 1961 como digna respuesta a los cambios de política del gobierno.
Dirigió CREFAL en el período 1964-1969. Su activa y fecunda tarea en el plano internacional lo lleva a culminar como director de la División de Alfabetización, Educación de Adultos y Desarrollo Rural de la UNESCO.
Luchó contra la dictadura, por verdad y justicia; reclamó por su amigo Julio Castro.
Regresa a Uruguay, ya retirado de las actividades internacionales, en 2005, para colaborar honorariamente con el gobierno de la Educación y ayudar en a organización del Debate Educativo que culmina con el primer Congreso Nacional de Educación "Julio Castro".
Participa y ayuda a crear instituciones de docentes destinadas a la investigación.
De su rico ideario y obra destacamos:
Educación Popular Liberadora
Anti armamentismo, anti militarismo, pacifismo.
Derechos Humanos, Cultura de Paz
Verdad y Justicia.
Universidad Pública de Docentes y Educadores.
Autor de varios libros y participante en múltiples actividades, continuó trabajando en la concreción de su libro póstumo "Valió la pena" hasta los últimos días de su vida.
Fallece a los 99 años en Montevideo, el 19 de mayo de 2021 mas sigue inspirándonos y convocándonos a la lucha.
Fundación Mario Benedetti
Federación Uruguaya de Magisterio. FUM-TEP
ADUR- Asociación de Docentes de Universidad de la República
Intergremial de Formación Docente
Movimiento Nacional a Favor de la Formación Pública y Universitaria de Docentes y Educadores "Maestro Miguel Soler"
Grupo de Reflexión sobre Educación.
Movimiento de Educadores por la Paz de Uruguay
Artículo de Límber Elbio Santos Casaña, en Revista Quehacer Educativo Nº166
Necesito escribir sobre Miguel Soler Roca en primera persona. Mi vínculo de amistad con el maestro, la cercanía afectiva y las complicidades intelectuales reflejadas en largas charlas no me permiten, en esta ocasión, desplegar un abordaje académico sobre su figura. Sin embargo, sobrados argumentos hay para caracterizar una pedagogía, la suya, manifestada desde la palabra y desde la acción en territorio. Su mirada latinoamericanista, humanista, decididamente antimilitarista, en defensa de los derechos humanos, en defensa de los más débiles, dibuja un ser humano comprometido con su tiempo bajo el lema de “nada de lo humano nos puede resultar ajeno”.
Su pedagogía asumió siempre la impronta intelectual de dialogar con la realidad del tiempo presente. Es así que su construcción discursiva estuvo relacionada con los avatares políticos, económicos, sociales y culturales de un momento y de un lugar concretos. Sus textos pedagógicos no son solo pedagógicos. Adquieren lógicas y conceptos propios de la literatura, la filosofía, del periodismo y del arte, en el marco de un movimiento intelectual integral y realista. “Un buen educador debe leer los diarios”, nos solía decir en las tertulias y ruedas de intercambio con docentes y estudiantes.
La actividad está enmarcada en el proyecto institucional “Museo Pedagógico Escolar”. Consideramos de gran relevancia para los estudiantes, su
familia y la comunidad educativa en su totalidad, el conocimiento de aspectos relacionados con el patrimonio cercano, y el reconocimiento de su trascendencia local y regional.
En esta instancia ponemos foco en los textos impresos durante la época del primer núcleo experimental de Miguel Soler. Se ha realizado una selección
de textos mediante los cuales enseñar contenidosde lectura.
Entendemos la lectura como un suceso único en el tiempo, que reúne a un lector y un texto particular, en circunstancias también únicas.
Maestro Miguel Soler Roca: Un referente imprescindible para siempre
Compartimos con los lectores de Quehacer Educativo, este aporte que saldrá en la revista 165, que pronto se estará distribuyendo.
“Cuando por primera vez actué frente a niños descalzos, sucios, hambrientos… comprendí que ser educador era realmente un compromiso simultáneo con la realidad cargada de problemas y el ideal poblado de esperanzas.”
Ante la noticia del fallecimiento del Maestro Miguel Soler Roca nos afloraron un conjunto de sentimientos simultáneos, el enorme dolor ante la pérdida de un referente ético, humano, pedagógico, sindical… También sentimos el calor al abrazar de inmediato alguno de los recuerdos de instancias compartidas. Nos invadió la tristeza debido a que no logró justicia para la causa de su amigo y compañero el Maestro Julio Castro. Y sin dudas sentimos enorme gratitud, por la enorme y profunda obra que nos lega, y más debido a que su último aporte, el libro “Rastrojos”, nos lo confió y encargó para publicarlo y difundirlo.
Sin lugar a dudas la experiencia humana de Miguel Soler tiene grandes mojones, nació en Corbera de Llobregat provincia de Barcelona, de muy pequeño vino a Montevideo con sus padres, donde creció y se formó como Maestro, egresando en el año 1939.
Pocos años después, en 1945, fue artífice de la fundación de nuestra Federación Uruguaya de Magisterio, acontecimiento de alto valor para maestras y maestros de nuestro país pues se concretaba la unidad luego de varios años de dispersión y divisiones. Otro acontecimiento que lo marcó y también marcó a la educación de nuestro país, fue su integración en 1949 en la Comisión redactora del Programa de Escuelas Rurales, allí trabajó junto a pedagogos de la talla de Julio Castro y Enrique Brayer.
Entre 1948 y 1954 fue director de la Escuela Rural Nº 59, en el Departamento de Soriano. En esos años obtuvo una beca de la UNESCO para estudiar en México.
A partir de 1954 organizó y dirigió el Núcleo Escolar Experimental de La Mina. Sin lugar a dudas esa experiencia marcó un antes y un después en su vida, sobre la cual escribió varias obras y que también ha sido referencia pedagógica para generaciones de maestras, maestros, profesoras y profesores de nuestro país, de América Latina y de otras latitudes.
El proyecto de los núcleos escolares tenía múltiples objetivos, lo central era ayudar a vivir mejor y luchar contra el drama de la pobreza del campo uruguayo. El trabajo en La Mina estuvo enfocado en un proyecto de educación fundamental -lo que Miguel había estudiado en México-, es decir de educación comunitaria, donde de lo que se trata es de participar de la educación en conjunto con la comunidad, para que alcance mejores niveles de vida. Este proyecto contemplaba los problemas locales específicos -y sus potenciales soluciones-, en lo referido a lo cultural, lo sanitario y lo económico. Entonces la experiencia de La Mina se trató de la puesta en práctica de la educación integral.
Debido a los desacuerdos con las autoridades del Consejo de Primaria, que atentaban contra los objetivos del proyecto, renunció a la dirección del proyecto en 1961.
Entre 1961 y 1982 trabajó para la Unesco, en diversos cargos y en diversas partes del mundo (Bolivia, México, Chile, Francia). Y se jubiló en 1982, cuando era Subdirector General Adjunto del sector Educación de la UNESCO. Pese a ello, siguió colaborando con el organismo durante varios años más. También en 1982 se mudó a Barcelona, uno de los tantos retornos a su país natal.
Entre 1973 y 1985 sufrió las consecuencias de la dictadura fascista que asoló nuestro país, en su libro “Réplica de un maestro agredido” expresa al respecto: “…las Fuerzas Armadas asumen el gobierno de la escuela pública y de toda la educación nacional, sometiéndolas a su versión retrógrada y antidemocrática de la historia y de la sociedad… castigando con la muerte, la tortura, el encarcelamiento, la destitución y el exilio a quienes más se habían distinguido en el desarrollo de la educación popular y a todo aquel educador opuesto a los liberticidas… el daño a la formación de los alumnos, a la calidad de la enseñanza y al clima de diálogo, convivencia y esfuerzo colectivo que había caracterizado a nuestras escuelas, resultó inmenso.”
Entre los años 1984 y 2007 participó como asesor, tanto de comisiones de la UNESCO como de diferentes gobiernos, en nuestro país, en provincias de la Argentina y en Nicaragua.
En 2005 volvió al Uruguay, su patria adoptiva como le decía. Siempre mantuvo su compromiso con la defensa de la educación pública y con las causas de los Derechos Humanos. Nunca dejó de aportar a la reflexión pedagógica y es fundador del Grupo de Reflexión sobre Educación (GRE), también integró el Movimiento de Educadores por la Paz, colaboró con el programa de Extensión de la Universidad de la República y escribió múltiples artículos sobre la educación y la realidad en Uruguay y América Latina.
Esta somera reseña de la vida de nuestro compañero Miguel Soler Roca tiene por objetivo recordar algunos de los mojones más importantes de su vida, pero principalmente afirmar nuestro compromiso de mantener en alto y firmes las banderas sostenidas por tantas décadas por las y los fundadores de nuestra Federación.
En su saludo hacia nuestro XII Congreso del año 2019 expresó: “Los educadores sabemos bien que este marco económico y político afecta los derechos de nuestros alumnos y los resultados del proceso de enseñanza-aprendizaje. El combate contra la pobreza, prioritario para la acción sindical, ha de ser colectivo y perseverante, sin apelar a la competitividad, los rankings y las privatizaciones. Desde sus orígenes la FUM trabaja a favor de la plena vigencia de los derechos humanos, las libertades fundamentales y la paz. No me caben dudas: lo seguirá haciendo, profundizando el estudio y la denuncia de todo lo que pueda oponerse a lo que nuestro prócer llamaba “la pública felicidad”. Nuestro gremio tiene el derecho de hacerse oír en los medios, en los centros académicos y en la calle toda vez que nuestra palabra pueda contribuir al progreso, la equidad, la justicia y la paz”.
FUM – TEP / CSEU / PIT – CNT
En el Uruguay del 45 estaba conformado por ciudades pujantes desde lo económico, lo cultural, y con un ideal político de democracia participativa, pensado como progreso con justicia social. Pero en el campo, la situación era bien diferente. El último cuarto del siglo XIX provocó una ruptura entre campo y ciudad, que con el tiempo se fue profundizando cada vez más. A su vez, la educación primaria había perdido el carácter igualador con el que había surgido, poniendo a la educación rural en una condición crítica.
A setenta años del comienzo de las misiones “socio-pedagógicas”, consideramos que sigue siendo válida cualquier herramienta que favorezca el compromiso pedagógico y social del estudiante magisterial con la realidad, así como con los valores de solidaridad, ayuda mutua, participación y responsabilidad frente a la sociedad, la educación, el niño y la escuela pública.
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