Prestar atención al medio que nos rodea, principalmente al patio de juegos del Jardín, y en él a un charco, un árbol, un tronco, un cantero, proporciona ricas experiencias. Especialmente cuando se les propone a los niños observar y estudiar diferentes especies, las interrelaciones que se dan entre ellas y la forma en que nosotros influimos.
A instancias de nuestra maestra directora, que había cursado varios talleres con la Mag. Beatriz Costa, nos propusimos trabajar conforme a las orientaciones que se establecen en la Guía metodológica para la Enseñanza de la Ecología en el Patio de la Escuela (EEPE). Se trata de una propuesta basada en la generación de conocimientos sobre la naturaleza mediante un proceso de indagación: la elaboración de una pregunta, el diseño de una acción y la posterior reflexión sobre las observaciones y los datos recogidos.
Se estimula el pensamiento crítico mediante el estudio de un espacio conocido, con vínculos afectivos que despiertan los sentimientos de pertenencia e identidad, como lo es el patio donde juegan. Este ambiente próximo, cotidiano, de libre acceso, propicio para poder desarrollar un ciclo de investigación, brinda la posibilidad de pensar en cómo son los organismos, las poblaciones, las comunidades y los paisajes del Jardín, elementos que están ante nuestros ojos, pero pasan desapercibidos si no son objeto de estudio.
Se busca que los niños profundicen su conocimiento del entorno de la institución, analizando algunas características del patio del Jardín y los seres vivos que en él se encuentran, las relaciones que se dan entre ellos y con el ambiente físico. Esa mirada desde otro lugar al espacio cotidiano debía también estimular el cuidado y el respeto por el medio en el que se mueven.
El programa vigente, presenta un concepto de género. La presencia de esta categoría –que irrumpe a finales del siglo XX como una más para el análisis, sobre todo desde el campo de las Ciencias Sociales– es novedosa respecto a los programas anteriores. Es un pasaje que se inscribe dentro de lo “políticamente correcto” o “lo justo” a la hora de introducir variables y pensar/nos como sujetos en pleno siglo XXI. En ese sentido, desde sus distintas fundamentaciones, nuestro programa habilita el pensamiento conceptual como sustento de muchos de sus ejes y contenidos. No es este un intento
de análisis sobre cómo debe abordarse este tema en las aulas. Es la intención de poner arriba de la mesa un tema que creemos es previo, la feminización del magisterio y sus motivos. Y el programa se presenta como la excusa perfecta.
La idea del presente ensayo es nombrar/nos a quienes dedicamos un mínimo de veinte horas semanales al aula, a la tiza y al pizarrón. Con unos perfiles y unos estereotipos que pueden dibujarse en el imaginario colectivo, con unas historias y unas elecciones que hicieron que miles de mujeres confluyéramos en el trabajo diario en las escuelas. Y si bien el personal auxiliar también está ampliamente feminizado, nos detendremos en las
maestras e intentaremos desarrollar algunas ideas de lo que implica (siglos XIX y XX como antecedentes que imprimen una fuerte impronta) el poblamiento de mano de obra femenina en una de las instituciones más universales y disciplinarias del proyecto moderno.
Claramente, no es azaroso el encuentro de miles en la elección de una profesión que parecería estar fuertemente marcada por nuestro género. Y ese es nuestro punto de partida.
Asumimos que hay riesgos y potencialidades en juego a la hora de elegir desarrollar este tema, y cabe aclarar que no pretende en absoluto ser un manifiesto de corte corporativo. Está escrito desde el compromiso de hacer visibles rasgos de identidad despojados de conservadurismo, y creemos tiene la riqueza de pensar sobre un hecho dado, pero de análisis ausente en nuestras trayectorias docentes.
Nos disponemos entonces a pensar con perspectiva de género desde nuestra profesión y sus aristas: su historia, sus modelos, la mujer como protagonista principal de la labor docente con la infancia en los últimos dos siglos y el devenir de esa historia ya entrado el siglo XXI.
El juego es una actividad que se utiliza para la diversión y el disfrute de los participantes; en muchas ocasiones incluso como herramienta educativa. Los juegos son considerados como parte de una experiencia humana y están presentes en todas las culturas.
En el año 2017, en nuestra escuela se realizaron actividades de construcción de juegos en cuarto y quinto grado, con dos fines fundamentales:
► Mejorar la convivencia a la hora del recreo.
► Generar conciencia sobre el cuidado del ambiente y la reutilización de materiales.
Con material reciclado se elaboraron baleros, un futbolito, distintos juegos para embocar y conteo de puntos. En el patio del recreo se pintaron los tableros de cuatro en línea y de ajedrez. Las piezas están a disposición en el recreo y los niños se organizan para jugar con estos tableros gigantes. También se generaron tableros pequeños de damas, cebollitas y ta-te-ti, con sus respectivas instrucciones.
Este año, la escuela se embarca en otro aspecto: los juegos de mesa universales y multiculturales, que atiendan a aspectos como la estrategia, la utilización de análisis retrospectivos y prospectivos, juegos alejados en el tiempo y en el espacio, pero compartidos por distintas culturas, en diversos tiempos históricos.
El artículo aborda la problemática de la desviación desde una perspectiva microsociológica. A diferencia de las posturas funcionalistas (Merton, 1964;
Parsons, 1999) que han puesto el acento en los condicionantes externos de la sociedad para explicar la problemática de la desviación, desde la teoría del etiquetado (Becker, 2005) así como desde la teoría del estigma de Goffman (2006) se pretende mostrar que el eje se encuentra en los procesos, en las interacciones.
Becker se centra en las etiquetas que pasan a tener algunos individuos, impuestas por la sociedad misma, y plantea que se da un proceso mediante el cual esos sujetos actúan en función del señalado etiquetaje.
Goffman, por su parte, pone el epicentro de su análisis en la estigmatización de ciertos sujetos en función de “marcas” corporales o psicológicas, que
determinan su identidad social. Lo “normal” y lo “desviado” entran en juego en ambos análisis, y muestran cómo las sociedades califican a los individuos desde una perspectiva de poder, dividiéndolos en categorías.
La desviación, el etiquetaje, la estigmatización, son propios de las sociedades en general, pero también de determinados grupos e instituciones. La institución educativa, teóricamente inclusiva, ¿no resulta, en la realidad, etiquetadora y estigmatizadora?
La tecnología está presente en la vida cotidiana.
Esto no les es ajeno a los niños pequeños, quienes la mayoría de las veces se relacionan con diferentes equipos utilizándolos como herramientas tecnológicas, ya sea para mirar vídeos, escuchar audio o accionar juegos.
Desde el Jardín pensamos y proponemos un proyecto basado en el uso ampliado de la tablet, con la finalidad de promover su utilidad como herramienta
de aplicación didáctica.
Nuestro principal objetivo es que la tecnología ocupe un lugar relevante en el aprendizaje.
Para lograrlo, se piensa en un conjunto de procedimientos que se emplean de forma intencional como instrumento para enseñar y diseñar propuestas
que estimulen a los niños.
Es frecuente que en la escuela se lleven al aula temas clásicos surgidos del contexto social: Juegos Olímpicos, Día del Libro, Día Mundial del Medio
Ambiente, Semana Criolla, etcétera. Es pertinente abordar asuntos que estén en la agenda de los niños como, en este caso, el Mundial de fútbol, porque atienden sus intereses y permiten darles un sentido diferente del conocimiento cotidiano.
La presente unidad didáctica se organiza a partir de las miradas de algunas de las asignaturas que conforman el Área del Conocimiento Social (Geografía, Historia y Construcción de Ciudadanía), y tiene el propósito de trascender un abordaje meramente descriptivo de este asunto y alcanzar un tratamiento problematizador, explicativo y comprensivo.
En esta unidad se pretende desarrollar el pensamiento conceptual a través de los conceptos de enclave y diversidad cultural. Se incorpora el
tratamiento de las habilidades cognitivo-lingüísticas: descripción, comparación y explicación, para potenciar la capacidad de gestionar fuentes de
información específica de este campo curricular.
También se propone reconocer tanto los actores sociales que intervienen en el proceso social como las acciones y motivaciones de cada uno
de ellos.
El presente artículo se comparte una secuencia de actividades pensadas y realizadas en un grupo de Nivel Inicial Cinco años. La secuencia tiene un abordaje interdisciplinario, en el cual recurrimos a un cuento que nos motiva a interpretarlo teatral y musicalmente. Es así que en las actividades se ponen en juego contenidos de teatro y de música; en ocasiones prima una sola de las disciplinas, y en otras son fundamentales las dos
para resolver la propuesta.
Se buscó abordar el lenguaje del gesto en teatro mediante el trabajo con la figuración mimada que, como plantea Lecoq (2003), consiste en representar con el cuerpo los objetos, las arquitecturas, el mobiliario.
En música investigamos las cualidades del sonido a partir de experiencias sonoras. Celentano, Zerpa y Brum (1996) plantean abordar el universo sonante despojándolo de toda abstracción (notas, pentagramas, figuras, clave...), valorando la experiencia con el sonido.
La acción fue el criterio que primó para la selección del cuento utilizado en esta secuencia, motivando la investigación de movimiento, gestos, desplazamientos y sonidos.
Los contenidos seleccionados no son solamente de Nivel Inicial Cinco años; se aprovechó la posibilidad que nos da el programa de realizar una lectura transversal de los mismos, y se eligió de acuerdo a los objetivos planteados.
A lo largo de la secuencia se van trabajando los tres ejes didácticos de la educación artística, ya que hay actividades de producción, apreciación y contextualización.
Como en toda secuencia, las actividades se organizan y jerarquizan de manera de favorecer las sucesivas aproximaciones a conceptos, habilidades,
procedimientos y actitudes. En cada propuesta se obtienen herramientas y conocimientos desde la vivencia, que se vuelven a poner en práctica o a resignificar en otra actividad.
Pensar en espacios de formación y otorgarles un lugar de privilegio habilita tiempos de reflexión, de intercambio entre docentes, donde las prácticas de enseñanza se vuelven objeto de análisis y de conocimiento.
Implica volver a “mirar”, reformular cuestiones que, si bien fueron planificadas para un momento determinado, un grupo de niños particulares, con un propósito de enseñanza, en la puesta en práctica entran en juego otras variables que hacen repensar las propuestas, los tiempos, las estrategias empleadas.
Este “pensar juntos” brinda oportunidades de seguir aprendiendo con otros, en las que estos adquieren significados diversos en relación con la implicación de cada sujeto y las múltiples miradas de lo complejo. Reflexionar implica un ir y venir sobre la práctica, explicar, reconceptualizar, unir sentido común y saber.
Pensar la enseñanza de la escritura desde los géneros discursivos implica entender las producciones en función de las situaciones de comunicación en las que surgen. Estas prácticas se materializan a través de los textos. Según Bajtín (2003), quien retoma los aportes de V. N. Volóshinov (refiriéndose a géneros de la palabra), los alumnos escriben para entender de qué manera se construyen los textos, mediante la intervención docente que habilite la experimentación y la manipulación consciente del lenguaje.
El trabajo a partir de los géneros facilita la tarea de reagrupamiento en función de ciertas regularidades lingüísticas y de las transferencias que estos permiten. Brinda la posibilidad de trabajar las prácticas sociales y le permite al alumno acceder a ciertas particularidades que, de ser interiorizadas de manera consciente, contribuirán al desarrollo de sus capacidades lingüísticas. Exige al docente pensar en prácticas de lenguaje articuladas, sucesivas
y organizadas, en intervenciones, recorridos, reformulaciones y en generar instancias de retroalimentación adecuada (sugerencias de mejora) con los alumnos, para ayudarlos a escribir de manera más reflexiva, brindándoles un repertorio de estrategias de manera que sean capaces de revisar sus textos y se conviertan en escritores más eficaces. Aquí adquiere relevancia el rol del docente como mediador en el proceso de construcción de sentido que realiza el niño frente al texto.
En la literatura específica acerca de la enseñanza encontramos muchas definiciones de planificación basadas en distintos paradigmas, referidos a diferentes épocas y contextos.
Adherimos a la concepción que sostiene que cuando un docente planifica, enseña y evalúa sus clases, pone en juego una serie de saberes que ha adquirido durante su formación inicial, y sigue adquiriendo en forma más o menos sistemática durante su desarrollo profesional.
Al mismo tiempo reconocemos los paradigmas que consideran a los docentes como profesionales reflexivos, investigadores de sus propias acciones y productores de saberes, que postulan que los cambios educativos solo son posibles si se teorizan las experiencias y se experimentan las teorías.
Se avecinan tiempos complejos en nuestro futuro próximo, que nos tienen que encontrar fuertes y juntos.
La estrategia del gobierno actual en el proceso de negociación colectiva ha cambiado las reglas del juego a las que estábamos acostumbrados. Ya no se negoció un Presupuesto Quinquenal.
En el marco de la CSEU hemos realizado el ejercicio de asistir en distintos períodos a instancias negociadoras que, desde nuestra perspectiva, marcan que el horizonte del 6% del PBI destinado a la Educación está lejos de ser alcanzado. Y no parece existir voluntad política de resolver este problema, a pesar de haber sido uno de los mojones de la campaña preelectoral del gobierno actual.
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