En el Uruguay del 45 estaba conformado por ciudades pujantes desde lo económico, lo cultural, y con un ideal político de democracia participativa, pensado como progreso con justicia social. Pero en el campo, la situación era bien diferente. El último cuarto del siglo XIX provocó una ruptura entre campo y ciudad, que con el tiempo se fue profundizando cada vez más. A su vez, la educación primaria había perdido el carácter igualador con el que había surgido, poniendo a la educación rural en una condición crítica.
A setenta años del comienzo de las misiones “socio-pedagógicas”, consideramos que sigue siendo válida cualquier herramienta que favorezca el compromiso pedagógico y social del estudiante magisterial con la realidad, así como con los valores de solidaridad, ayuda mutua, participación y responsabilidad frente a la sociedad, la educación, el niño y la escuela pública.
Convivir, estar con otros en el mundo, es una situación que se ha naturalizado, es decir, ha dejado de ser pensada. Seguramente por eso, la convivencia aparece como preocupación solamente cuando se transforma en problemática.
Así se ha dado ante situaciones que han ocurrido en las escuelas y que han puesto en el tapete el tema de la violencia, ya sea entre niños o entre
familias y docentes.
La convivencia aparece como consustancial al hecho de educar, y quizás por eso no se habla de ella habitualmente en las instituciones educativas.
El objetivo de estas instituciones es formar ciudadanos que puedan desarrollarse en la sociedad. Si pensamos en la sociedad debemos pensar en la convivencia de distintos valores, sectores sociales, subjetividades diferentes.
La construcción de ciudadanía es parte del contrato fundacional de la escuela y es insostenible pensar en sociedades democráticas en
las que no haya participación. Sin embargo, ese compromiso ético-político no puede lograrse por imposición; como plantea Reina Reyes, las
acciones que desarrollen los maestros quedarán en los niños como ejemplo de sometimiento o de libertad.
Hace breves días terminó el proceso de elecciones sindicales de nuestra Federación. Instancia que tuvo altisimos niveles de participación, de militancia y compromiso. Actividad de profundo valor politico, porque la democracia sindical siempre le molesta al poderoso y siempre revitaliza nuestro compromiso. También es prueba de la vigencia de la herramienta sindical en la construcción de una sociedad más justa y solidaria. En ese contexto llegamos a esta jornada tan importante, en la que reivindicamos el rol de la maestra en la sociedad. No nos cansaremos de repetir que "para que exista aprendizaje es imprescindible el vínculo humano" y por eso reafirmamos cada día, allí donde haya una niña o un niño, habrá una maestra o un maestro. Porque el acto educativo es un acto de amor a la humanidad. Y aseguramos que nunca estarán solos porque somos parte integrante de las comunidades de nuestras Escuelas, porque somos parte de cada historia en cada barrio, localidad o paraje... porque somos colectivamente y porque forjamos un sindicato que nos da dignidad. Nuestra Escuela Pública, sostenida a lo largo y ancho del país por maestras y maestros, es la institución del Estado que llega a más lugares y llega para difundir la ciencia, la cultura, el arte y la PAZ. Allí se trabaja día a día para que el "conocimiento como la luz del sol" llegue a todas nuestras niñas, niños y jóvenes. Magisterio es sinónimo de compromiso y dedicación a la tarea, pero también de lucha por mejores condiciones de vida, mejores condiciones laborales y mejor Escuela Pública. YO ESTOY CON LA ESCUELA PUBLICA es una prueba de nuestras convicciones, de nuestra defensa de la cosa pública y de nuestro compromiso en defensa de los Derechos Humanos y por lo tanto del Derecho a la Educación.
Un recuerdo siempre movilizador, uno de nuestros héroes de la resistencia, Julio Castro escribió: "(...)Los niños no se hicieron para la escuela o el liceo, escuelas y liceos se hicieron para los niños."
FUM - TEP / CSEU / PIT - CNT
Aproximadamente uno de cada tres uruguayos es analfabeto en materia de conocimiento institucional. Aunque no se reconozca públicamente, ese problema existe y representará un desafío para la democracia si no se le presta atención. En los años 2007 y 2013, el Instituto de Ciencia Política realizó dos encuestas para evaluar la imagen pública del Parlamento.
Uno de los bloques de la investigación estaba centrado en el nivel de conocimiento que la ciudadanía tiene de las funciones del Poder Legislativo. La pregunta “¿podría usted decir cuál es la principal función del Parlamento?” fue respondida por dos tercios de los encuestados (un tercio dijo que la función era legislar y otro tercio mencionó otras funciones como representar, controlar al Ejecutivo, debatir, etc.).
El grupo que no logró responder la pregunta está compuesto por personas con bajos niveles educativos. Entre los encuestados que no completaron la enseñanza primaria, la proporción de personas que no supo responder se ubicó en el 70%, y entre los que no terminaron el ciclo básico de enseñanza secundaria alcanzó el 55%. Además, ese grupo de personas presentó niveles de desinformación importantes cuando se les consultó sobre asuntos públicos de notoriedad o sobre el conocimiento de autoridades institucionales (un 80% no logró mencionar una ley aprobada en el año anterior; más del 60% de ese grupo no conocía el nombre del Vicepresidente de la República y tampoco lograba ubicarse con claridad en el eje izquierda-derecha). ¿Por qué sucede esto? Una observación muy simple nos conduce a la educación cívica que reciben las personas y a dos factores que influyen en ese proceso: los partidos políticos y la educación formal. Históricamente, la formación cívica estaba vinculada a los partidos, pero en las últimas décadas estos han perdido capacidad de convocatoria en virtud del fuerte impacto de factores estructurales como los cambios en la sociedad o la revolución tecnológica. Por otra parte, la enseñanza formal parece no haber asumido con decidido impulso la responsabilidad de educar cívicamente a los ciudadanos. Obsérvese que la asignatura encargada de divulgar contenidos relativos al funcionamiento de la democracia y las instituciones es “Educación Social y Cívica”, ubicada en el tercer año de la enseñanza secundaria. Como muchos estudios lo demuestran, los niveles más altos de deserción del sistema educativo se producen precisamente entre el primer y segundo año de la enseñanza media.
El autor propone una serie de ensayos que se puedan desarrollar en el aula, se apoyen en la introducción de nociones teóricas referidas a cuatro asuntos significativos de la formación cívica: la democracia, la ciudadanía, las elecciones y las instituciones de gobierno. El objetivo debe ser simple, brindar al educando nociones básicas acerca de los andamiajes colectivos que hacen al funcionamiento democrático.
El impulso y defensa de la Educación Pública es preocupación de primer orden para todos los uruguayos. Para aquellos que se sienten convencidos de la necesidad que el conocimiento “como la luz del sol” efectivamente llegue a todos los niños del país, esta campaña cobra singular sentido. Son múltiples los aspectos que vuelven la Educación un tema importante, y cada uno de ellos vasto y complejo. Si consideramos los datos numéricos, podemos ver que más de 300.000 niños se educan en las Escuelas del Estado (el 80% de los niños en edad escolar). También podemos constatar que es la Escuela Pública el organismo del Estado que influye sobre más población, llegando a cada rincón del país. Allí donde hay un niño, hay Escuela Pública. Consideramos este tema de acuerdo a una premisa central: la Educación es un Derecho Humano fundamental, para todos, durante toda la vida. Es por ello que la defensa de la Educación y de la Escuela Pública ha sido, a lo largo de la historia, una bandera profundamente sostenida por los trabajadores y el pueblo de nuestro país. Por otro lado, el Sistema Educativo ha sido factor imprescindible para el ejercicio de la Democracia. Es preciso asumir que en el Uruguay la relación entre Democracia y Educación Pública ha sido siempre muy estrecha: es esta última un indicador del estado de la Democracia. En nuestro continente asistimos, actualmente, a un impulso privatizador de cuño neoliberal. En Uruguay, aunque hemos avanzado en inclusión, aumentando la matrí- cula en todos los niveles educativos, continuamos reproduciendo desigualdades, sin asegurar a todos el acceso al conocimiento al que tienen derecho. En este marco regional y nacional, se vuelve imperioso defender la Educación Pública, promoviendo su profundización y desarrollo, tendiendo a una educación democrática y democratizadora, tanto desde la elaboración de políticas educativas como a nivel de aula. Es por esto que en esta etapa de lucha presupuestal, nuestra principal reivindicación es el 6% del PBI, como mínimo, para ANEP y UDELAR. Manifestamos nuestro compromiso de continuar luchando por una Educación Pública Autónoma y Cogobernada, con un presupuesto acorde a las necesidades del sistema educativo. Reivindicamos la educación politécnico-integral, que vincule el trabajo intelectual y el manual… porque creemos que la educación debe jugar un papel fundamental en el proceso de emancipación de los sujetos. En este contexto FUM - TEP impulsa la campaña “Yo estoy con la Escuela Pública”, para su desarrollo contamos con tu apoyo, porque… La mejor escuela pública sigue siendo con miles
Recorrido por la historia del cooperativismo, fundamentos doctrinarios, principios y modalidades del movimiento cooperativo. También se presenta la historia del mismo en nuestro país, así como una reseña de por qué declara la ONU el 2012 como Año Internacional del Cooperativismo.
En los últimos tiempos se ha vuelto imprescindible la resignificación conceptual y práctica de términos como democracia, ciudadanía y participación. En ello, la educación, y particularmente la escuela, tienen mucho que aportar.
Autor: Ana Evertt
Concepto: Educar en Derechos Humanos genera el marco indispensable para sustentar una auténtica práctica ciudadana en el contexto de una democracia constitucional. Este artículo aporta reflexiones sobre la simetría del diálogo, la escucha y el entendimiento de partes, como formas de generar cohesión grupal y social.
Revista Nº 91
Octubre de 2008
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