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Martes, 12 Julio 2022 01:15

Pensando en una escuela que se piensa

Con frecuencia oímos cuestionar la educación que hoy se ofrece en las instituciones educativas. ¿Nos preguntamos qué escuela queremos? Tenemos ideas respecto a la escuela que deseamos, pero es diferente la manera en que cada uno se la representa, la desea, se la imagina. Al momento de tener que describir ese ideal se agolpan representaciones que es preciso organizar y priorizar. Distintas realidades llevan a pensar que no podríamos hablar en singular.

No obstante ello, es posible identificar algunos rasgos comunes que deseamos encontrar en esa institución a la que llamamos escuela. Este trabajo recoge reflexiones que surgen de mi larga trayectoria docente, trabajando con colegas de diferentes áreas en instituciones educativas de todas
las jurisdicciones departamentales del país. Estas reflexiones se vieron enriquecidas por numerosas instancias de formación profesional y un constante
cuestionamiento. De allí conozco y comparto las posibilidades que tienen los niños de aprender más allá del contexto geográfico en que se ubique la escuela o de los hogares de donde ellos provengan.
Se puede, y lo demuestran docentes comprometidos (maestros, profesores, directores, otros supervisores) que reflexionan sobre sus prácticas, se  ocupan (y no solo se preocupan) en su formación continua y encuentran espacios para debatir en la búsqueda de utopías que logran, muchas veces, convertir en escenarios posibles. Generalmente, estas situaciones se dan a partir de iniciativas que alcanzan continuidad, ya que ello es importante al momento de promover cambios. Se desarrollan en instituciones que tienen un modo de ser que no está determinado por el contexto sociocultural donde se encuentran, sino por la forma en que son pensadas y decididas por quienes las habitan, un modo de ser que les da una identidad caracterizada por un compromiso con la educación y con cada alumno. Al recorrer escuelas identificaba con claridad esas culturas institucionales diferentes. 

Distinguía aquellas que eran producto de reflexiones y debates. Muchas veces se destacaba en ellas el liderazgo pedagógico del director, sustentado en su compromiso profesional y en el tejido que lograba construir trabajando con los docentes en equipo e integrando a los diferentes actores sociales. Estas instituciones trabajan para que cada niño sienta que tiene un lugar donde aprende y es valorado. Generan condiciones que propician la construcción del sentido de pertenencia y el compromiso de toda la comunidad educativa, y logran que cada profesional sienta que no está solo con sus decisiones. En este documento llamaré a esas instituciones “escuelas que se piensan”.

“Pensar la escuela” significa detener la marcha automática de prácticas naturalizadas, muchas de ellas interiorizadas desde las propias biografías personales, para plantearse la cuestión del sentido y la necesidad de una formación profesional continua.
Porque el acto de educar exige pensar la escuela como un espacio que incluye y que no condena a los niños por su origen, un espacio construido desde las posibilidades y no de las carencias, un espacio que se resiste a la reproducción de la desigualdad.

La educación es un acto político porque toma decisiones respecto no solo a cómo se distribuye el conocimiento, sino al reconocimiento de cada sujeto. Como afirma Frigerio (2007), la escuela hace política desde el momento en que toma la decisión acerca de qué distribuye, a quiénes y cómo.
Pensar la escuela exige interrogar las formas instituidas y explorar propuestas instituyentes identificando tensiones, límites y potencialidades. El hacer cotidiano de la escuela surge de esa interacción entre la regularidad naturalizada de lo instituido, las innovaciones producto de lo instituyente y una realidad conformada por sujetos que son productos de sus biografías personales con toda la complejidad que cada momento histórico y cada realidad social configuran.

Publicado en Revista 150

El pasado 16 de abril fue presentado el libro Una alternativa al fracaso escolar. Hablemos de buenas prácticas, de Alicia Kachinovsky y Beatriz Gabbiani.
Cabe destacar que es el resultado de un esfuerzo de interinstitucionalidad entre ANEP y la Comisión Sectorial de Investigación Científica de la Universidad de la República.
La presentación estuvo a cargo de la Inspectora Maestra Graciela Almirón (ANEP, Dirección Sectorial de Planificación Educativa) y del Dr. Prof. Agdo. Pablo Martinis (UdelaR, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación).
En consideración a que este libro es el producto de una propuesta que conceptualmente se encuentra en sintonía con nuestra forma de concebir el trabajo en políticas educativas, lo recomendamos especialmente a nuestros lectores a través de las palabras de una de sus presentadoras.

Publicado en Revista 132
Jueves, 22 Febrero 2018 15:53

La escuela grita socorro. CEPAL DIXIT

La lectura de los materiales recientemente publicados por la CEPAL nos pone frente a un inocultable cuadro crítico por el que transita el sistema educativo. La cuantificación del fracaso escolar y su relacionamiento con las particulares condiciones socio-económico-culturales de los hogares, muestra que la función esencial de la Escuela Pública se deteriora. 

Un rol del magisterio que hace historia, es el del Programa de Maestros Comunitarios. Forma parte de las políticas educativas del quinquenio.
Este programa, comenzado en 2005 como “otra forma de hacer escuela”, tiene el compromiso de sostener sus objetivos en el devenir del
tiempo, con los cambios que generan los conocimientos.
Dichos conocimientos hoy nos enfrentan a la tensión de mantener las innovaciones en el contexto institucional.
En este artículo, se comparte la reflexión de la Maestra Comunitaria de la Escuela Nº 35 “Fructuoso Rivera”, ubicada en el Barrio Estación de la ciudad de Minas, Dpto. de Lavalleja, forma parte del Programa APRENDER. Quien desde el año 2007 se desempeña como Maestra Comunitaria, asumiendo el cargo a modo de compromiso con la comunidad.

Publicado en Revista 127
Jueves, 02 Junio 2016 19:20

¿Estamos educando en la diversidad?

Reflexión acerca de la atención en la diversidad en el aula. Propone que el fracaso escolar no es una consecuencia del hecho que los niños no tengan supuestas capacidades para aprender, ni debido a que sus familias son deficitarias o carentes culturales. El fracaso escolar, afirma, se debe a que la distribución de los bienes culturales y educativos es desigual en nuestra sociedad, por responder a la lógica del mercado excluyente. Acaso cuando fracasa un niño, ¿no fracasa el sistema todo?

Publicado en Revista 112

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