No hemos encontrado mejor fórmula que parafrasear al poeta español Gabriel Celaya, para expresar nuestro concepto de educación y también el compromiso ante la inocultable crisis por la que atravesamos. Toda una concepción y forma organizativa de señales inequívocas de agotamiento pese a los esfuerzos desplegados por presentarla remozada. Esta situación no es exclusiva de nuestro país, se repite a lo largo del continente y lo peor es que intenta ser enfrentada con una suerte de “recetario oficial” incapaz de abordar y eliminar sus verdaderas causas.