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Cuando comenzamos a contar una historia, ubicamos generalmente a los protagonistas en un escenario. En este relato, las escenas se desarrollan
en una clase de cinco años de una escuela A.PR.EN.D.E.R., y los niños son sus personajes principales. Los otros actores, a los que denominamos tutores o acompañantes, son los niños de clases superiores dispuestos a enseñar a los “más chiquitos” de su escuela.
Esta experiencia surge por el interés que demostraron mis alumnos en el uso de las XO. La mayoría de ellos tienen hermanos mayores que
les prestan las computadoras en la casa para jugar o para buscar información.
En alguna ocasión, los alumnos de clases superiores fueron “distribuidos” en los diferentes salones. Cuando esto sucedió en mi clase, les pedí que fuesen “tutores” de los talleres, jugando y colaborando con los niños, muchas veces con las XO. Esta práctica que comenzó como espontánea, se convirtió en un proyecto de aprendizaje entre ellos, los alumnos de sexto grado y los grupos de Inicial cinco años.
Las secuencias didácticas se planificaron con la inclusión de los diferentes programas de las XO. A partir de esta experiencia, algunos de los aprendizajes comenzaron a fluir a otro ritmo.

Publicado en Revista 139
Viernes, 08 Mayo 2020 23:16

El rol del maestro integrador

Desde el presente año se lleva adelante el proyecto de implementación del maestro integrador, de Nivel Inicial cinco años a sexto grado, en
una escuela de cuatro horas categorizada como común, ubicada en el centro de Montevideo. La población escolar que allí asiste está en continuo
movimiento y es sumamente heterogénea, concurren niños de distintos barrios, de hogares con variedad de composiciones familiares, de pensiones,
de refugios y hay un número importante de inmigrantes. Entre el alumnado se registran ocho alumnos con diagnóstico de TEA (Trastorno
del Espectro Autista). Las modalidades de inclusión de estos estudiantes son diversas, tan diversas como cada uno de ellos. Algunos concurren
con una persona que los acompaña a lo largo de la jornada, otros están medio horario y otros están la jornada completa. La planificación
de las estrategias de intervención para con estos alumnos se realiza en coordinación del equipo de docentes de la escuela con una maestra itinerante
de Educación Especial.
El cargo de maestro integrador comenzó a funcionar en la escuela en febrero del presente año. La maestra que desempeña este nuevo rol es efectiva en la institución desde años anteriores.
A partir de que se crea este cargo en la mencionada escuela, surgen muchas interrogantes: ¿cuál sería su rol dentro de la institución?, ¿qué
lugar ocuparía?, ¿qué relación tendría con los docentes de aula?, ¿con los alumnos?, ¿cómo se llevarían a cabo las intervenciones? Si bien estas
interrogantes inquietaron al colectivo docente, generaron dudas sobre qué implicaría, fueron disparadores para la reflexión, para pensar y repensar
este nuevo rol y así, con este colectivo en movimiento, se construyó el perfil, las funciones y el lugar de esta nueva figura docente en la escuela, el maestro integrador. 

Publicado en Revista 138

Fundamentar el valor y la importancia del espacio de la Educación Artística dentro del ámbito de la educación formal implica defender un paradigma que, si bien parece legitimado desde las Políticas Educativas de los últimos ocho años con su inclusión en el único programa
escolar vigente, encuentra aún una férrea resistencia.
Esta se da justamente en el territorio donde se cruzan los intereses, las intenciones y la tradición, donde se desatan los procesos y se
visualizan los resultados educativos: la escuela. 
Es en este contexto que debemos comprender y valorar la importancia fundamental de la implementación de dispositivos como las Escuelas de
Educación Artística (EDEA).

El Área del Conocimiento Artístico –con sus lenguajes específicos y a diferencia de otras áreas del conocimiento– permite el desarrollo de una
infinidad de capacidades intra e interpersonales: la sensibilidad estética, el desarrollo del gusto, el autoconocimiento del cuerpo como herramienta creativa, la motricidad fina, el sentido del equilibrio, el manejo del espacio personal y social, la capacidad de pensar con sonidos, con colores y formas, el desarrollo de la audición interna y la memoria auditiva, el sentido rítmico, el desarrollo de la imaginación, la capacidad de poetizar la propia experiencia vital y la de los otros, la capacidad de contarla con el cuerpo y la voz, la capacidad de jugar distintos roles, de imaginar universos completos, de representar la realidad de múltiples formas, de emocionarse y comprender.

Es cada vez más importante y necesario concebir al educando como un ser integral y complejo, al cual tenemos
la obligación de brindar las posibilidades de desarrollo personal y colectivo más diversas y enriquecedoras, una educación liberadora de
todas sus potencialidades.

Publicado en Revista 137

Las instituciones educativas del siglo XXI asisten desde hace algunas décadas a un profundo y generalizado cambio, el cual es visible
en todos los contextos en los que transcurre la enseñanza.
Este cambio refleja, en las aulas, las sustanciales modificaciones que está experimentando la sociedad: la confluencia de diversas culturas,
la existencia de múltiples capacidades, la pluralidad de intereses, necesidades y motivaciones.
En definitiva, existe una diversidad de diversidades, la que se refleja en la forma en que cada alumno aprende.
En este contexto, el reconocimiento de las diferencias en el alumnado es no solo una característica, sino un valor y un derecho fundamental
de las personas y de los colectivos.
El modelo de la diversidad parte del reconocimiento de la singularidad de todos los alumnos, a quienes se deben proporcionar todas las
ayudas, tanto individuales como a la comunidad educativa que los incluye (dimensión ontológica).
Se sustenta en la concepción de los derechos humanos, en el reconocimiento de “lo común” y en el respeto por aquello que determina también
características propias, las que nos hacen distintos a unos de otros (dimensión axiológica).
Finalmente, desde una dimensión metodológica, este modelo reconoce que el contexto debe ser el responsable y el generador de los apoyos, para garantizar las condiciones de equidad que permitan el acceso igualitario a la participación en la vida comunitaria y en el aprendizaje. 

Promover una enseñanza de calidad, desde el modelo de la diversidad, exige un esfuerzo en el que deben confluir prácticas y compromisos de diversos sectores (políticos, sociales, culturales, educativos) y exige también una manera diferente de pensar la enseñanza, estableciendo planteamientos didácticos que reconozcan la diversidad de los alumnos que pueblan las aulas y promuevan estrategias en el  proceso de enseñanza, dando cabida a la diferencia, favoreciendo respuestas flexibles en contextos educativos cada vez más diversos.

Publicado en Revista 137

La Escuela Nº 73 ubicada en el medio rural, en Paraje Parish, está a cuatro kilómetros al oeste del km 233 de Ruta 5, distante cincuenta
y cinco kilómetros de la capital departamental y quince kilómetros de la localidad de Carlos Reyes, perteneciente a la 3ª Sección Judicial y
Policial del departamento de Durazno.
El presente es un trabajo colaborativo, iniciado en tareas de campo con tres docentes, y con esta primera etapa cerrada por un equipo
más amplio de profesionales. El objetivo propuesto fue aportar recursos materiales y humanos (apoyos especializados), para fortalecer las
prácticas pedagógicas de inclusión dentro del aula, para planificar y evaluar la enseñanza, para trabajar de manera colaborativa en función
de dar respuesta a las diferencias individuales de los alumnos, asegurando así su progreso en el currículo escolar. El trabajo colaborativo es
una de las principales herramientas para mejorar la calidad de los aprendizajes de todos los alumnos, especialmente de los que presentan
necesidades educativas especiales.

Publicado en Revista 136

Es la idea de que educar es un fenómeno complejo y multidimensional de carácter emergente y recursivo, en el que los sujetos implicados son realmente agentes del proceso en interacción permanente con su medio, independientemente de su condición física y/o intelectual, por lo que decimos que hoy es imposible pensar en un proceso de enseñanza-aprendizaje  de manera lineal; es decir, enseñar secuencias lineales y actividades de mera transmisión.

Dicho de otro modo, este articulo pretende pensar la inclusión desde una mirada de “devenir rizomático”, intentando identificar y entender las configuraciones sociales, políticas y económicas que atraviesan y constituyen, a su vez, la propuesta de la escuela inclusiva, modelando los procesos de “subjetivación” en ese contexto.
Actualmente vivimos en una sociedad compleja, donde impera el modelo globalizador que borra, anula las diferencias e individualidades, incentivando una homogeneización desenfrenada donde lo que impera es la uniformidad. Así los invitamos a pensar una educación menos agresiva, y más interactiva y productiva; una educación para nuestros niños y niñas, que incluya y no solamente integre; es decir, pretendemos una educación, como nos enseñó Freire, que «nace y renace a cada instante en los ambientes, en los contextos y en las situaciones en las que unos seres humanos interaccionan, cooperan, dialogan y se ayudan mutuamente
para construir situaciones más satisfactorias y teorías más explicativas de la realidad» (Rogers, 2009).

Publicado en Revista 136

Quehacer Educativo te ofrece acceder a Radio Butiá 

La FUM-TEP  ha logrado un acuerdo pionero en Latinoamérica, para crear una APP exclusiva para suscriptores de Quehacer Educativo.

Les presentamos a  Radio Butiá.

Una plataforma digital que transmite las 24 horas, canciones y cuentos para nuestros niños, niñas, y todos aquellos que quieran disfrutar de propuestas  nacionales y latinoamericanas,  con calidad artística y educativa.

La idea es brindar esta herramienta para promover la inclusión y promoción del arte, música, literatura  y la canción infantil de calidad cultural, en los centros educativos, valorando la expresión y la creatividad.

Como forma de promover niños y niñas sensibles, capaces de manifestar sus sentimientos, de elaborar sus pensamientos y de desarrollar creativamente sus ideas mediante el desarrollo pleno de sus potencialidades, apostamos a que crezcan en libertad de expresarse en todas sus dimensiones.

Publicado en Noticias y Novedades

Las líneas que se presentan a continuación toman la forma de un ensayo, no pretenden constituirse en un texto sustentado en un riguroso
trabajo de campo ni en una enjundiosa articulación teórica. Lejos de esas pretensiones, las guía la intención de aportar a la reflexión acerca
de uno de los núcleos problemáticos fundamentales que atraviesa hoy la educación uruguaya.
Me refiero a las formas a través de las cuales será posible construir una educación que garantice la más plena satisfacción del derecho a la
educación de todos los integrantes de las nuevas generaciones. Sabemos que al tratarse de la satisfacción de un derecho, no es posible justificar
su no cumplimiento sobre la base de faltas o “carencias”, que portarían quienes precisamente son los sujetos de ese derecho.

Publicado en Revista 135

El artículo no pretende argumentar desde la institución, tampoco con un sentido de guía hacia la labor del docente ante lo que acordamos en
llamar “nuevo escenario social”. Sí subrayamos que se pretende un análisis macro, sumar teoría, teoría que facilite la objetivación de dicho “nuevo escenario social”. De este modo, el docente se profesionaliza, se empodera de un discurso que le permite trascender circunstancias personales o próximas a su entorno, puede interpretar situaciones que suceden y que, si bien particularizan el hacer docente, son realidades que dan cuenta de una multicausalidad que enreda la convivencia y hace dificultosa su tarea.
La mirada política sobre las instituciones educativas se plantea cambios a corto plazo. No es nuestra intención estar detrás de dicho lente; por
el contrario, entendemos que la reconstrucción del tejido social que envuelve a dichas instituciones demanda otros tiempos.
Al hablar de Sinergias lo hacemos en el sentido de conjunción, de confluencia de factores, de situaciones diversas. Nos interesa resaltar la ocurrencia de un efecto mayor al de cada situación o factor si operaran de modo individual. No queda excluida la idea, coligada con dicho término, cuando se le asocia con situaciones dinámicas..
Muchos mitos se han caído: mayor participación, aumento del tiempo escolar, más inclusión, asegurarían cohesión social porque contribuirían
al logro de una mayor “civilización”, al logro de una madura ciudadanía. Pese a esto, se percibe una “configuración social” cada vez más compleja.
Los sectores vulnerables, preocupación actual, no son necesariamente homogéneos, se constituyen con sujetos que poseen diferentes recorridos de vida, han tenido distintas inserciones sociales y laborales. A la vez, conservan especificidades que necesariamente trasmiten en sus espacios inmediatos –familia, escuela, barrio–. 
Ya no es posible interpretar la realidad social actual desde un único enfoque teórico. Entonces, y sin caer en contradicciones, debe entenderse
que se está ante una ocurrencia multicausal que convoca a un análisis que no descuide múltiples perfiles y dinámicas. Si ocurren diferentes situaciones, si conviven diversas realidades, es natural que sean también variadas las interpretaciones que deban atenderse. En este caso será la sociológica la interpretación incorporada como aporte al tema, y hemos pensado que estamos ante una interesante posibilidad de integrar un autor como Elias (1990, 1994, 1996), escasamente trabajado.

Publicado en Revista 134

Transitar de la escuela al liceo o la UTU parece un tema sencillo, una situación esperada por los alumnos y sus familias, que no debería
asombrar. Sin embargo, cuando el cambio se produce, se suscitan incertidumbres que no se animan a cuestionar. El silencio los ubica en una
situación de vulnerabilidad ante lo desconocido, ante la inseguridad de una realidad fuertemente institucionalizada (en el discurso), pero muy
poco vivida.
Si nos posicionamos en el ámbito escolar, las familias y los alumnos tienen arraigada su práctica; sus tiempos y sus espacios responden
a las solicitudes planteadas. Se vinculan con los actores, deciden y participan en un terreno educativo que les es familiar durante el período
escolar en el que se van desarrollando.
En ese sistema de enseñanza y aprendizaje, las apreciaciones personales del éxito y del fracaso son relevantes; y sin duda, atraviesan ese
pasaje de Educación Primaria a Educación Media Básica, condicionando las formas de pensar y de posicionarse. Y ante esta situación es indispensable pensar «no sólo remover los obstáculos de acceso, sino promover aquellas formas de organización institucional y de trabajo
pedagógico que se requieren para que todos y todas logren los aprendizajes a los que tienen derecho» (Terigi, 2009:10).
De esta manera, considerar «escuela inclusiva a aquella que asume su función de promover el aprendizaje y el desarrollo de todos los educandos» (ibid., p. 11), optimizará la calidad educativa y recuperará la “singularidad” como desafío en la construcción de la ciudadanía, como promotora de un diseño de intervención que dé rienda suelta a la posibilidad, al desarrollo de habilidades personales, al trabajo en equipo, que permita “ver”, en el marco del derecho a la Educación, esa historia que necesita se escuche, se valore, se dignifique.

Publicado en Revista 134