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Desde comienzos de 2014, en la revista QUEHACER EDUCATIVO se cuenta con un espacio en el que los maestros comparten experiencias
de aula que reflejan la intención de brindar posibilidades de aprendizaje a todos los sujetos que allí asisten, más allá de la inexorabilidad
de los determinismos socioculturales sobre los aprendizajes. Diferentes propuestas se han gestado, se han compartido, y se han podido leer en
los diferentes números de la revista en estos años.
Además se convoca a colegas que dan luz teórica a estas cuestiones, reflexionan sobre las prácticas educativas en articulación con la teoría. Tras dos años de compartir este tipo de artículos se culmina el presente año lectivo con una mesa redonda, donde los convocados a seguir reflexionando en torno al tema Educación e Igualdad son amigos de la casa: Doctor en Educación Pablo Martinis, Maestro y Licenciado en Educación Sebastián Valdez, Maestra Inspectora Nacional de Educación Especial Carmen Castellano, Maestra Inspectora Regionalizada de Educación Especial Rosamaría Tiscordio, Maestra Directora Carmen Seveso, Maestra Gimena Navarro y Maestra Directora Laura Battaglia.
Los artículos que se publican en la revista, que llevan un proceso de reflexión y debate previo a su edición, así como la instancia de mesa
redonda, son espacios que apuntan al trabajo colaborativo entre los diferentes agentes de la educación, posibilitando así «participar de un pensamiento distribuido (...), donde el proceso no es jerárquico, sino asentado en la participación y ayuda mutua entre iguales sin la matización de posiciones asimétricas asociadas a la jerarquía convencional» (Pérez Gómez, 2012:163).
En el marco del derecho a la igualdad y del respeto a la singularidad, se busca entonces «...generar prácticas genuinamente alternativas y, por qué no, emancipatorias» (Baquero, 2012:19)

Publicado en Revista 135
Jueves, 14 Febrero 2019 01:19

"A 30 años, más democracia"

Intervención en nombre de FUM-TEP leída en la última jornada del ciclo “A 30 años, más democracia”, que organizó la Presidencia de la Cámara de Diputados el pasado 30 de noviembre.

Publicado en Revista 135

Tiene fundamento la afirmación de que el clima escolar y sobre todo el clima que se vive en el aula es una variable con mucha incidencia
en el logro de aprendizajes, lo que se expresa en el rendimiento escolar.
Eso significa que el clima en el aula es una cuestión a tener en cuenta por su importancia para que los niños aprendan y, por tanto, una
condición necesaria para poder enseñar...
Desde nuestra postura teórica definimos conceptualmente el clima escolar como un estado generalizado de bienestar en el que se desarrolla
la tarea. Principalmente es un resultado que deviene de la calidad humana «del conjunto de interacciones que se generan en la tarea educativa
cotidiana». Se afecta por las condiciones organizacionales y –fundamentalmente– por las institucionales «que resultan de las formas de pensar y concebir la institución por parte del colectivo docente de la escuela, tendientes al logro de aprendizajes (valorado en términos de calidad de procesos y resultados), no solo en lo concerniente a los alumnos, sino, también, a la escuela entera como institución» (Francia, 2013).
¿Qué pasa, entonces, si no se logra un clima adecuado?
Invirtiendo la relación: logrando un buen clima de convivencia, ¿aseguraremos el aprendizaje de los alumnos?
Estamos pues en la situación lógica de discutir si las condiciones necesarias son también suficientes.
Cabe preguntarse por tanto: ¿es suficiente el “clima del aula” para propiciar mejores resultados de aprendizaje?, ¿o será que si los alumnos
logran aprender lo que la escuela pretende enseñar (a través de recursos idóneos y adecuados, nivel profesional de los docentes, compromiso
con la tarea, involucramiento de todos, etc.), ello, a su vez, es generador y da como resultado un mejor clima?
Aparece entonces el tema de las naturales, complejas e inevitables interacciones recíprocas entre las diferentes variables que conforman el
clima escolar.

Publicado en Revista 132

La escuela continúa siendo un agente de socialización que privilegia la educación política, en el entendido de que a través de las prácticas
de enseñanza facilita herramientas a los ciudadanos para participar en el mundo en el que viven, transformarlo y transformarse en él.
Estas prácticas varían (o deberían variar) en su intencionalidad, contenido y modalidad de acuerdo al contexto histórico social en el que
se inscriben.
Hoy es una preocupación a la vez que un desafío, atendiendo a las demandas de una sociedad con características particulares, incluir entre estas prácticas pedagógicas, aquellas que tienen por propósito la formación ética y ciudadana de nuestros alumnos.
Por eso, el presente artículo pretende fundamentar una propuesta de enseñanza sobre una temática que corresponde a “Ética” dentro
de “Construcción de Ciudadanía”, así como aproximar conceptos posibles de abordar y líneas orientadoras para su desarrollo.

Publicado en Revista 132

Este trabajo pretende ofrecer elementos para abordar diferentes temáticas, atendiendo a la multiplicidad de perspectivas que es posible
reconocer en cualquier hecho o fenómeno social. Se divide en tres partes vinculadas a través de una fundamentación para la actividad
propuesta.
La primera es una exposición teórica acerca de la complejidad de la realidad social y todo lo que eso acarrea a la hora de abordar determinados
temas en el aula; y una explicación de algunos términos que entran en juego en muchos temas de Ciencias Sociales.
En una segunda instancia, una breve presentación de ciertos aspectos a tener presentes cuando trabajamos, con la idea de que pueda ser
útil para resolver situaciones que se le presenten al docente en relación a estos abordajes.
La tercera parte presenta una propuesta de enseñanza a modo de ejemplo, con la posibilidad de ser reinventada según las necesidades o
los propósitos que demande cada situación.

Publicado en Revista 132

Una Educación pensada desde un enfoque o perspectiva de derechos humanos apela su integralidad, interrelación e interdependencia.
Partiendo de la normativa nacional e internacional debe, en consecuencia, orientar sus acciones con el objetivo de garantizar el derecho a la
Educación y desde ahí el ejercicio de todos los demás derechos.
Garantizar el acceso a la educación, la permanencia en el sistema educativo, un egreso de calidad de los distintos niveles y la continuidad educativa es un problema de derechos. Construir canales de expresión, participación y decisión de los distintos actores que participan en el proceso educativo también lo es. A su vez, también es un tema de derechos visualizar como la calidad educativa se ve afectada por una institucionalidad que no logra dar resolución a los conflictos o no puede dar una atención adecuada a determinadas situaciones puntuales y explícitas de violencia y/o vulneración de derechos que surgen o se detectan en los centros educativos.

Publicado en Revista 132

El presente artículo está basado en Jóvenes al ruedo, de autoría de Silvana Bruera y Mariana González (Agosto 2007). Cuaderno para Capacitar, elaborado en el marco del Programa Red Mujer y Hábitat, PROGRAMA REGIONAL Ciudades Seguras: Violencia Contra las Mujeres y Políticas
Públicas, UNIFEM. Coordinación General: Ximena Machicao Barbery (REPEM).

La recuperación, el cuidado, el uso y el disfrute de los espacios públicos de la ciudad como lugar de encuentro son, sin duda, tarea de las
autoridades, pero también hay un rol importante de todos sus habitantes. Los espacios públicos como lugares de convivencia y disfrute son un
derecho que hace parte del derecho a la ciudad; promueven el encuentro, fortalecen los lazos, la identidad y el sentimiento de pertenencia y
apropiación. Cada sociedad necesita –para permitir un verdadero desarrollo humano de sus miembros– establecer lazos de confianza y seguridad.
Solo en ese clima es posible el despliegue de las capacidades personales y el aporte a un proyecto común. Ese es un desafío inmenso que requiere de una activa participación de cada uno de sus integrantes.

Publicado en Revista 132
Sábado, 26 Enero 2019 12:16

Construcción de Ciudadanía

El Programa Escolar vigente incorporó Construcción de Ciudadanía entre las disciplinas escolares, abarcando bajo ese título diversos aspectos que hacen a la formación del ciudadano.
Estos aspectos incluyen saberes que pertenecen a distintos ámbitos del conocimiento, tanto los elaborados por distintas disciplinas como el “saber común” que portan quienes participan de la vida escolar (alumnos, docentes, comunidad).
Los saberes disciplinares involucrados integran, según indica el Programa Escolar, saberes filosóficos, antropológicos, sociológicos, políticos,
jurídicos y psicológicos.
Se jerarquizan la Democracia como forma de vida, los Derechos Humanos como valores universales y la Cultura de Paz.

Luego de revisar la concepción de ciudadanía a través de la historia, el Programa Escolar señala que es preciso apuntar a la construcción de una concepción alternativa de ciudadanía desde una perspectiva multidimensional: civil, política y social.

Advertimos que el reto pedagógico es enorme. Se nos propone, desde una multiplicidad de aportes de diferentes fuentes, elaborar proyectos
de enseñanza que más que transmitir contenidos, logren moldear en cada uno de nuestros niños un ciudadano crítico, responsable, solidario, cooperativo, con capacidad de resolver conflictos pacíficamente y partícipe activo de los asuntos de su comunidad local, de su país y del mundo.

Ante este desafío, en el presente número ofrecemos algunas propuestas elaboradas por docentes y profesionales de diversas áreas relacionadas con la temática, con el fin de contribuir en alguna medida a la difícil tarea que se le presenta a los maestros.

Publicado en Revista 132

Porque está comprometido y es solidario con todos los pueblos de nuestra América Latina y el mundo. Lucha por la PAZ mundial, defiende el principio de autodeterminación de los pueblos y el respeto irrestricto de los Derechos Humanos.

Porque trabaja día a día para estar a la altura de los principios históricos forjados por nuestro movimiento sindical. Principios expresados en la histórica consigna, UNIDAD, SOLIDARIDAD y LUCHA.

Porque sostiene con convicción la defensa irrenunciable de los derechos de niñas, niños y adolescentes. Dando batalla por la Educación y la cultura de todas las uruguayas y uruguayos en cada rincón del país. Impulsando el ejercicio pleno del derecho a la salud, promoviendo los espacios para el juego, la recreación y la convivencia armónica, aportando en la construcción de un horizonte de igualdad y justicia social.

Porque está comprometido en la defensa y promoción de la Educación y la Escuela Pública. Partiendo de una premisa central, la Educación es un Derecho Humano fundamental para todos durante toda la vida.

Porque reafirma la vigencia de los principios varelianos de una Educación popular, democrática, gratuita, laica y obligatoria. Además promueve una Educación que tienda a poner el patrimonio cultural de la humanidad a disposición del conjunto de la sociedad y que esté al servicio de la liberación nacional y personal.

Porque el sindicato, en tanto construcción colectiva, cambia y nos cambia al integrarnos a él. De esa forma, todas y todos somos fundamentales para poder seguir avanzando en la conquista de derechos. Participar en el sindicato es asumir el compromiso de “cambiar todo lo que deba ser cambiado”.

Porque es un espacio de debate de ideas, de construcción de perspectivas, que sin dudas nos permite conquistar mejores condiciones de vida, pero esencialmente es un espacio para construir el porvenir.

Publicado en Noticias y Novedades

Los asuntos importantes en la formación de una persona pasan por las aulas, porque es el espacio donde el conocimiento tendrá sus raíces,
es el lugar donde se construye identidad.

Los maestros uruguayos asumimos siempre un rol activo y consciente en la construcción de escuelas democráticas.

Poner en práctica una metodología activa entre los alumnos exige movilidad, una forma de organizar los espacios y los tiempos, rutinas
que propicien la participación en la escuela.


Fomentar la participación activa en la vida de la escuela y del entorno, formar ciudadanos en el sentido profundo de educación para los
Derechos Humanos en una cultura democrática, exigen ideas en la mente y prácticas instaladas como rutinas en la institución.
El involucramiento en acciones solidarias, participaciones cargadas de simbolismo que generen cultura que habilite a todos como sujetos
de derecho, y como ciudadanos activos y comprometidos.

Publicado en Revista 130