Lo que reclama la autora (Connell, 1987, 2009; Connell y Pearse 2018) a través de su propuesta teórica, es que es precisamente por medio de estas estructuras confluentes de relaciones que las escuelas crean definiciones institucionales de masculinidad y feminidad. Estas definiciones, se muestran como hechos sociales neutros, nadie parece tener responsabilidad en su definición; esta apariencia neutra emana, precisamente, del hecho de que se encuentran en el plano de lo estructural, de las disposiciones institucionales.
Los alumnos y las alumnas de esos centros participan de esas relaciones de género simplemente por el hecho de formar parte de la escuela y vivir en el seno de sus estructuras. Es cierto, nos dice la autora, que los términos de esta participación son negociables: los niños y las niñas se ajustan a los patrones, se rebelan contra estos, tratan de modificarlos... esta es la vía de resistencia a los regímenes de género de las escuelas que recaen sobre el sujeto en proceso de socialización. Sin embargo, no resulta suficiente –aunque sí necesaria– la confianza en la agencia de los sujetos para subvertir el género, ni tampoco lo es el descargar el peso de la transformación de las relaciones de género en las espaldas de los sujetos individuales. Pensar institucionalmente el género, por revisitar las palabras de Connell, supone superar la atención focalizada en los estereotipos en cuanto esquemas culturales causantes del comportamiento para fijarnos en las relaciones; dicho de otro modo la coeducación no puede conformarse con resignificar el rosa y el azul, sino que debe contribuir a proyectar unas relaciones de género distintas.
Una escuela movilizada y que moviliza busca, por convicción, un giro en las experiencias escolares a través de la construcción participativa del
Proyecto Educativo de Centro (PEC), lo suficientemente significativo como para cambiar actitudes ante el aprendizaje, fundamentalmente en aquellos
alumnos (y por qué no, en sus familias) que han permitido que la idea “aprender en la escuela no es lo mío” eche raíces. Para ello se vuelve esencial
proporcionar escenarios de participación variados, abiertos y flexibles.
La Casa de Pérez comenzó a funcionar en el año 2013. Es el primer Centro Cultural y Artístico del CEIP, dependiente de la Inspección Nacional de
Educación Artística.
Allí conviven las diferentes disciplinas artísticas: Literatura, Teatro, Artes Visuales, Expresión Corporal, Música y Danza.
Este año, como metodología de trabajo en el marco del proyecto de centro denominado “Interacciones”, el equipo docente propuso el abordaje en
duplas. Cada taller cuenta con dos profesores de disciplinas distintas, que desarrollan en conjunto la propuesta de taller.
La duración de la visita es de dos horas organizadas de la siguiente manera: en un primer momento, los grupos realizan una actividad lúdica en torno
a la presentación de la casa –su historia y su valor patrimonial–, momento que se cierra con un tiempo para disfrutar de la sala de lectura. A continuación se lleva a cabo la actividad protagonista de la visita: el trabajo interdisciplinar de taller.
En este caso compartimos nuestra propuesta de música y danza, proceso que estamos desarrollando juntos desde el año pasado. En el año 2018 se abordó la actividad, proponiendo el azar como disparador para crear, y tomando como insumo el trabajo realizado por Merce Cunningham y John Cage.
Este año, profundizando en este camino, se resolvió encarar cada disciplina como un disparador posible para la creación de la otra, en la búsqueda
de visibilizar la autonomía de cada una y su necesario encuentro para enriquecerse.
En el año 2017, la escuela se transformó en escuela APRENDER y esta denominación determinó que se le asignara un cargo de maestro comunitario
a la institución. Al tomar posesión de este inmenso desafío comenzaron los espacios de intercambio con la directora de la escuela y el colectivo docente, para construir el significado que el Programa Maestros Comunitarios debía tener en la comunidad escolar.
A partir de las preguntas que nos formulábamos, fue posible arribar a algunas certezas que son parte de nuestro hacer escuela y que tenían la oportunidad de traspasar distintos muros físicos, cognitivos, emocionales y sociales. Desde nuestra forma de hacer, sentir y pensar la comunidad escolar se plasmó la idea que es título de este artículo, pero además motor y centro de lo que se fue creando junto a niños, docentes, referentes barriales e institucionales, vecinos y familias: Al decir de Bordoli (2015:91), es necesario establecer el discurso que otorga sentido al trabajo
de los maestros comunitarios. Este discurso que se sustenta en la premisa “todos pueden aprender” porque este aprender es lo que nos hace humanos. El cambio en la forma debía habilitar otros escenarios, otros tiempos, otro modo de interacción que construyera la posibilidad de imaginar un proyecto de vida que nos acerque a la alegría, a las múltiples posibilidades.
Transcurre la segunda década del siglo XXI, y la consolidación de instituciones educativas inclusivas, capaces de educar en la diversidad desde una dimensión comprensiva, aún es un desafío. La construcción de nuevos sentidos –que posibilite la consolidación de los territorios de derechos de las infancias y adolescencias para un desarrollo humano sustentable superando la exclusión y la fragmentación social– permanece en las agendas sociales, políticas y educativas de todos los países de América Latina.
Es necesario pensar las instituciones desde una perspectiva genuina de accesibilidad, donde los escenarios cotidianos posibiliten modelos de gestión
participativa, donde la innovación no sea solo desde las prácticas, sino buscando una nueva manera de entender lo educativo, partiendo de las configuraciones institucionales, acuñando nuevas formas de hacer instituciones, volviendo tangible lo intangible para aprender a aprender, aprender a convivir y aprender a emprender.
Los cambios en educación son procesos lentos, llevan tiempo de validación y legitimación ante los obstáculos que hacen que el sistema se defienda, intentando volver a lo conocido, a lo instituido, con las resistencias que levantan muros institucionales. Transitar procesos de cambio y de mejora es iniciar caminos de resignificación de las culturas e identidades institucionales. Pensar la escuela en movimiento donde praxis educativa, acción y reflexión, teoría y práctica se interrelacionan en nuevos modelos de escuela, donde el cambio sistémico es procesal, demanda compromiso, seguimiento, sostén y liderazgo para garantizar la educación como derecho humano.
El territorio es un escenario de incertidumbres, transformaciones, nuevas miradas y formas de construir instituciones convocantes, donde se geste
un saber estar y también un saber ser. Reflexionar sobre nuestros discursos, atravesados por la teoría y la práctica, para reconocernos, interrogarnos, deconstruir para reconstruir nuevas tramas de nuestro quehacer en una institución acompañante, que sostenga y contenga. Sabemos y creemos que
para trascender los textos donde se proyectan las políticas educativas inclusivas y hacerlas realidad, se debe dar la pelea por estos cambios para otorgarle nuevos sentidos a la educación como capital humano para la sociedad del siglo XXI.
Desde esta perspectiva, la educación se transforma en un agente del desarrollo humano a partir de la formación de capacidades humanas, con acceso al conocimiento, a habilidades y a competencias para el desarrollo de los proyectos personales en diferentes ámbitos de la vida. Es un proceso mediante el cual se amplían las oportunidades de los individuos, entre las que se destacan una vida prolongada y saludable, el acceso a la educación y el disfrute de un nivel de vida digno.
Desde que las actividades expresivas entran como macrocontenido en el nuevo programa escolar (ANEP. CEP, 2009), dentro de ellas se contemplan
la danza, la expresión corporal y las actividades circenses, incorporando nuevos lenguajes expresivos que acuerdan con el paradigma crítico
reflejado en la Educación y sustentado en la Ley General de Educación Nº 18.437, donde el centro de cualquier proceso tanto de enseñanza como de
aprendizaje está en formar ciudadanos capaces de pensar de manera reflexiva, participativa, crítica y constructiva, involucrándose en promover una sociedad más igualitaria.
En esta lógica se revalorizan saberes culturales de algunas prácticas corporales que han ido mutando con el correr del tiempo, y que por diversas
razones vuelven a estar en boga. Hablamos de la existencia de ciertas solidaridades que se dan entre los discursos políticos, científicos y educativos para que nuevos saberes sean o no aceptados y validados como necesarios de ser enseñados.
Tal es el caso del circo que, luego de ser parte fundamental de las manifestaciones culturales de nuestro país desde la época de la Colonia con el
circo criollo, hasta mediados del siglo pasado con el llamado circo tradicional que se adormece en los años de dictadura cívico-militar, recobra un nuevo
sentido en Uruguay a mediados de la década de los noventa con el concepto de circo contemporáneo que llega a nuestras orillas casi quince años más tarde respecto a Europa y América del Norte, dándole un nuevo enfoque desde las artes escénicas.
Si se considera la supervisión como proceso sistemático, seguimiento, evaluación, orientación, asesoramiento para la mejora de los aprendizajes
de los estudiantes, una de las líneas de intervención es la de promover que los profesores de Educación Física realicen propuestas en los centros donde los contenidos curriculares sean ejes estructurantes de los diferentes proyectos del centro escolar.
Se sugiere que la intervención sea a partir de prácticas innovadoras, contextualizadas y flexibles. El trabajo con los profesores se realiza en un
marco colaborativo y de pensar juntos: ¿qué enseño?, ¿para qué?, ¿cómo? El análisis reflexivo crítico sobre las prácticas áulicas con el fin de que los procesos de enseñanza impacten en los aprendizajes ha sido la herramienta esencial en cada encuentro con el docente.
Una de las líneas de trabajo es promover la integración del profesor en los proyectos de la institución. Se focaliza la participación de los docentes en los proyectos en clave de ciclo. Esta opción promoverá la continuidad y circulación de saberes, potenciando las necesidades de los alumnos con diferentes formatos.
Pensar proyectos desde este enfoque exige que el colectivo docente logre acuerdos conceptuales que estructuren sus acciones. Definir un problema,
acordar marcos teóricos y didácticos permitirá planificaciones espiraladas y contextualizadas.
Un nuevo inicio de clases, con la alegría y el compromiso de siempre, sin dejar de lado las dificultades que nuestra Federación viene advirtiendo
año tras año. La falta de docentes en el área metropolitana para cubrir los cargos de maestros es un problema estructural. El número de docentes que se acogen a los beneficios jubilatorios es mayor que el de los maestros egresados en el sur del país.
En tanto, muchos compañeros se reciben año tras año en el norte del país, pero no logran elegir un cargo de maestro que les permita tener la estabilidad laboral para la que tanto trabajan esforzándose para concursar y mejorar sus puntajes que les permitirían alcanzar su objetivo.
Pero no todos los maestros lo logran, y conseguir trabajo no es tarea fácil. Es por ello que, ante el ofrecimiento de cubrir cargos en el área metropolitana, muchos optan por trasladarse a la capital del país con las dificultades que trae aparejadas: desarraigo, problema de vivienda, etcétera.
Por este motivo, nuestra Federación ha permanecido atenta a estas situaciones, orientando a los compañeros que trabajarán en el sur, acompañando en el proceso de elección de los cargos para informar respecto a la ubicación de los diferentes centros educativos.
Este año 2019 se realizará el XII Congreso de nuestra Federación. Atendiendo a lo establecido en nuestros Estatutos, la Federación prepara su instancia máxima de decisión para el mes de mayo. Durante los días 8 y 9 de mayo se llevarán a cabo la apertura, la inauguración del Congreso y los debates en comisiones: Balance y Perspectiva – Presupuesto; Estatutos de FUM-TEP; Políticas Educativas. El 31 de mayo se desarrollará la instancia plenaria. En dicha oportunidad se pondrán a consideración de los congresales los documentos elaborados por las diferentes corrientes de pensamiento sindical existentes en la interna de la Federación, y discutidos en las comisiones. Pero independientemente del trabajo interno que los
maestros, profesores y funcionarios realicemos durante e Congreso para contar con posturas sólidas asumidas por el colectivo de trabajadores sindicalizados, nuestra meta principal es lograr posicionarnos ante a los temas educativos que nos inquietan como parte de la sociedad en la que también convivimos como ciudadanos. No podemos dejar de mencionar el hecho de que nos encontramos en un año electoral, en el que se estarán disputando dos modelos de país. Una vez que se conozcan los candidatos a la presidencia de la República, los interpelaremos sobre qué escuela queremos y sobre la necesidad de llegar a un mínimo del 6% del PBI para ANEP y UdelaR. Haremos escuchar nuestra voz respecto a las Políticas Educativas a implementar según las diferentes promesas electorales. La haremos conocer a cada candidato que se postule para ejercer los cargos desde la máxima jerarquía como presidente de la República hasta –y en especial– a quienes pretendan ocupar una banca en el Poder Legislativo, porque con sus votos definen las asignaciones presupuestales que entre otras determinarán las condiciones de trabajo.
Somos los profesionales de la Educación que materializamos los hechos educativos de manera situada cada día en las instituciones escolares. Por tanto tenemos mucho para decir y aportar sobre qué Educación Pública queremos, sobre cuál es la escuela pública que los hijos y las hijas de los
trabajadores merecen. Construir comunidad educativa es y será nuestro desafío. No renunciaremos a nuestro compromiso ineludible de seguir construyendo y defendiendo la Educación Pública.
Coordinar RGA, evaluaciones oficiales y el programa no es tarea sencilla, y recae en los docentes. Este artículo pretende rescatar los aportes positivos
que ha recibido una escuela con la RGA, como una reflexión inicial realizada de forma colectiva acerca del centro y la determinación de las metas a lograr, un papel diferente asignado a los alumnos, que los hace partícipes de sus evaluaciones y socios del aprendizaje al darles la oportunidad de definir los logros y hacerles conocer lo que se espera de ellos.
Una evaluación inicial que asegure un diseño y una implementación de propuestas didácticas planificadas y propicias para la realidad del alumnado, un rol activo de las familias que difiere del común establecido hasta ahora, una evaluación de nuestras propuestas por parte de una mirada externa y experta como la de otros docentes, que aporta y enriquece nuestras prácticas.