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Las instituciones son construcciones sociales conformadas por distintas culturas que hacen posible su funcionamiento y consolidación. Están configuradas por diferentes dimensiones: política, social y económica. Así, cada institución tiene distintos fines, de acuerdo al objetivo para el que fue creada. 
En el caso de las instituciones educativas existen culturas conformadas por los actores que las construyen y reconstruyen en su devenir. Cada institución tiene su historia que matriza y delimita algunas de sus acciones.
Cuando nos referimos a culturas al interior de las instituciones educativas hacemos referencia a la cultura estudiantil, la cultura de gestión, la docente, la administrativa y de servicio. Estas culturas tienen sus características, funciones y normativas propias. Entre ellas existe un entrelazamiento que hace posible su funcionamiento y el de la institución en la cual se inscriben. Ello significa que la estructura edilicia, sus recursos materiales (libros, mobiliario) no son la institución, solo vehiculizan la acción de las distintas culturas. Por consiguiente, la institución es: sus actores, las normativas, las regulaciones, los costumbrismos y rituales. Se caracterizan por la producción material e inmaterial (innovación didáctica, tecnológica, organizacional) generada por los legados de actores que han transitado por ella.

Dentro de las instituciones educativas (escuelas, liceos, instituciones terciarias) hay micropolíticas que hacen posibles las acciones de sus integrantes.
Estas micropolíticas tienen como destino la continuidad de la institución: acciones sociales, culturales, organizacionales, para la comunidad donde está inserta. Estas micropolíticas son consensuadas, en espacios intrainstitucionales, por los integrantes de algunas de las culturas de las que forman parte (director, docentes, alumnos, auxiliares). Este diálogo entre actores construye y reconstruye la institución educativa y permea la comunidad social. La tensión entre los sistemas escolares, su funcionamiento y organización y la experiencia escolar «cobra sentido hoy en una época signada por una simultaneidad de prácticas identitarias, de movilidades y discontinuidades familiares, laborales, y comunicacionales » (Maddonni, 2014:15).

Esta breve introducción conduce a preguntamos: ¿cómo las instituciones impactan en las trayectorias de los estudiantes y sus aprendizajes? ¿De qué manera impactan? ¿Qué es un trayecto escolar y cómo se vincula a las culturas institucionales?

Publicado en Revista 156

El objetivo de este artículo es compartir una experiencia didáctica que resultó exitosa en cuanto a los aprendizajes logrados por los niños y la motivación que generó en ellos. Se trata de una secuencia de Lengua con eje en escritura, con una gran carga de lectura, que se llevó a cabo en el segundo ciclo de una escuela de tiempo completo de Tacuarembó. Esta práctica se realizó durante la Formación en Territorio de PAEPU (2018). Cabe agregar que para la redacción de este trabajo se contó con el apoyo de los maestros que llevaron a cabo la secuencia, quienes aportaron los recursos empleados durante sus clases (por ejemplo, papelógrafos) así como sus planificaciones y las producciones de los niños.
El marco teórico que sustenta la propuesta es el enfoque del interaccionismo socio-discursivo (Bronckart, 1997) (cf. Riestra, 2006:17) de la enseñanza
de la lengua y la consideración del género textual como una mega herramienta de enseñanza y aprendizaje de la lectura y la escritura (Dolz Mestre et al., 2013). 

Publicado en Revista 156

Se acordó que la idea de energía a manejar en sexto grado como una primera aproximación sería: Todas las formas de energía tienen la capacidad
de producir efectos, cambios o transformaciones; se trata de una propiedad del sistema y no de un cuerpo aislado.
De esta manera se avanzaría desde la idea –manejada en los primeros grados– de que la energía “hace cambios”, hacia la idea de que además tiene
la capacidad de producirlos, centrando el análisis en el sistema implicado. Así se minimizarían los riesgos de obstaculizar una comprensión más adecuada en años posteriores. Al diseñar la enseñanza se resolvió tener en cuenta que: 
► La energía es una idea científica creada para explicar el mundo, no un objeto real.
► Es una propiedad general de los sistemas que sirve para caracterizarlos, porque nos proporciona una idea de la capacidad que tienen esos
sistemas para “hacer” algo. 
► Puede transferirse de un sistema a otro y transformarse de una forma a otra.
► En ese proceso se degrada.
► Puede medirse, es una propiedad cuantitativa de los sistemas.
Desde el punto de vista didáctico se priorizaría el trabajo con ejemplos paradigmáticos para favorecer el proceso de modelización, de la elaboración de ideas con las que los alumnos intentasen explicar la realidad.
Al analizar las implicancias didácticas de la clasificación de la energía mecánica que el programa requiere, se consideró importante: 

- resaltar que la energía puede encontrarse almacenada –energía potencial– para favorecer su conceptualización como capacidad de producir
cambios;
- incluir situaciones en las que se apreciase la posibilidad de cambios aunque estos no se estuviesen produciendo, como indicador de que los
cuerpos/sistemas implicados tienen energía. (cf. García-Carmona y Criado, 2013).

Publicado en Revista 156

Los muy diversos campos de fenómenos que percibimos en el mundo que nos rodea (relacionados, por ejemplo, con movimiento, oscilaciones, calor, electricidad, magnetismo, radiactividad, propiedades materiales, reacciones químicas, vida, metabolismo, salud, orogenia, sismos, clima, fósiles, luz solar, cometas) son estudiados desde diferentes perspectivas teóricas por las diversas ciencias naturales (Astronomía, Física, Química, Biología, Geología, etc.). Sin embargo, todos ellos pueden ser pensados unificadamente en términos de la energía involucrada, que pasa así a ser un concepto teórico potente para comprender esos fenómenos e intervenir sobre ellos. En este sentido, la energía se constituye en un concepto científico central y estructurador por su gran generalidad, abstracción y potencia para modelizar. Por tanto, a partir de la investigación e innovación en didáctica de las ciencias naturales sugerimos que los niños y niñas puedan iniciarse en el estudio de este concepto muy tempranamente, tal como se propone en los cuatro artículos que siguen.

En las distintas actividades didácticas que se incluyen en los artículos de las próximas páginas, se presentan diferentes situaciones del entorno cotidiano y se les pide a los niños y niñas que las describan. Para ello son guiados por los docentes, de modo que puedan comenzar a utilizar de manera adecuada expresiones científicas tales como “posee energía”, “requiere energía”, “usa energía”, “gasta energía”, “aporta energía”, “produce energía”, “almacena energía”, “consume energía”, “transfiere energía”, “disipa energía”, “no aprovecha energía”. En estas frases, que son también empleadas en el lenguaje natural y en el mundo de la técnica, nos referimos a la energía desde una concepción “sustancialista”, asociada a los orígenes históricos de esta idea científica (en los siglos XVIII y XIX). Las expresiones que utilizamos en la ciencia escolar modelizan la energía casi como una entidad material, como un “objeto” (a veces imaginado como un “fluido” que pasa de un cuerpo a otro o queda almacenado en ellos). Se puede decir que en los primeros usos de la idea de energía, necesariamente estamos “sustancializándola” un poco, es decir, otorgándole las características y propiedades de una entidad real y tangible.

Publicado en Revista 156

Posiblemente algún lector haya pensado: ¿un contenido más?, ¿por qué?, ¿para qué? No es un contenido más, es una mirada diferente al Área del Conocimiento de la Naturaleza, pero imprescindible.
Uno de los objetivos del grupo es el estudio y la elaboración de diferentes aportes a la Didáctica de las Ciencias desde la Epistemología. Hace seis
años, al realizar el análisis histórico epistemológico de los contenidos programáticos de Física, nos centramos en la Mecánica. Se trabajaron los conceptos de movimiento y fuerza, dejando de lado el de energía. 
Recién el año pasado se lo retomó y desarrolló bajo el mismo marco histórico epistemológico. La lectura de varias investigaciones, materiales
teóricos y su discusión permitió fundamentar la necesidad de dejar de lado la estricta referencia disciplinar que señala el programa vigente. La energía
debía “salir” del campo de la Mecánica y de la Física para abarcar aspectos biológicos, químicos, astronómicos, geológicos, tecnológicos y sociales,
porque la educación científica es parte de una educación general para toda la ciudadanía.

Publicado en Revista 156

¿Qué significa proponerse trabajar desde el género?
El punto de partida es la dimensión discursiva del texto, su interpretación es fundamental para poder conocer las características de dicho género. Para
eso se enseña «desde el hacer textual (...), no puede enseñarse desde la descripción de las formas...» (Riestra, 2014b:33).
En este caso es necesario leer muchos modelos de novelas de misterio y suspenso. En cada modelo vamos descubriendo las estructuras lingüísticas propias, aquellas que de ese cuento o de esa novela hacen un relato prototípico. ¿Qué diferencia esta narración de una leyenda o de un cuento de ciencia ficción? Estas evidencias se les muestran a los alumnos, las ven funcionar en el texto, experimentan con el lenguaje al escribir sus propios textos de suspenso y misterio.

Publicado en Revista 155

La lengua es un sistema con un alto nivel de complejidad, cuyos elementos se definen a partir de las relaciones (sintagmáticas y paradigmáticas) que se establecen entre ellos. Estos elementos constituyen diversos subsistemas dentro de ella: fonológico, morfológico, sintáctico y semántico. La lengua es un
contínuum que imperceptiblemente está cambiando en todo momento para que persista su función básica: la eficaz comunicación entre los hablantes
que la comparten. 
Los maestros planificamos nuestras clases: buscamos, pensamos, estudiamos, hipotetizamos, leemos y documentamos. Creativamente seleccionamos
el texto a partir del cual se abordarán los contenidos programáticos sobre gramática. ¿Siempre a partir de un texto?

Publicado en Revista 155
Domingo, 23 Octubre 2022 14:20

Volcanes en Guatemala. El volcán de Fuego

El artículo presenta una secuencia didáctica realizada en un grupo de quinto grado de una escuela de tiempo completo de la ciudad 18 de Mayo
(departamento de Canelones) en el año 2018. Es el resultado del trabajo desarrollado en el área de Ciencias Sociales, en el marco del nuevo dispositivo de formación en territorio de PAEPU. Tiene como punto de partida el programa escolar vigente y atiende el Documento Base de Análisis Curricular (2016).
Surgió a partir de la motivación de la maestra de trabajar algún contenido de Geografía desde una agenda renovada, que pretendía comprender
y explicar los fenómenos sociales. Para ello se seleccionó el siguiente contenido programático de Geografía: “Terremotos y volcanes: los riesgos de
desequilibrio ambiental”, y luego se definió un recorte espacio-temporal: Volcanes en Guatemala. El volcán de Fuego. Se pensó en un país latinoamericano: Guatemala, donde en junio de ese año (2018), la población estaba viviendo la erupción del volcán de Fuego; y así, a su vez, se atendía la escala geográfica (continental) propuesta por el programa escolar para quinto grado.

Para su abordaje se seleccionó el concepto de riesgo ambiental, que tiene como principales atributos la amenaza y la vulnerabilidad, y posibilita la
problematización y la relación de los procesos naturales con las sociedades humanas. Desde la óptica del riesgo, los fenómenos naturales no pueden catalogarse como dañinos si no es con relación a una población involucrada. Por lo cual se hace énfasis en cómo las poblaciones enfrentan los fenómenos naturales, y no en los aspectos únicamente físicos del fenómeno geológico de origen tectónico. En este enfoque interesa subrayar las acciones de los sujetos sociales y las decisiones de las poblaciones para afrontar estos fenómenos, incluyendo los datos y las informaciones relevantes y singulares (por ejemplo: nombre de ciudades, volcanes, cantidad de volcanes, países) en una trama explicativa que permite comprender significativamente el fenómeno en un contexto particular.

La secuencia didáctica tiene tres momentos: apertura, desarrollo y cierre. En el primer momento se define una pregunta problema que organiza la
propuesta de enseñanza del docente y el aprendizaje de los niños.
En las distintas actividades se aportaron fuentes diferentes para interpretarlas con propósitos diversos, y se incorporó el trabajo con la entrevista como técnica de recolección de información característica del área, con la particularidad de que se realizó de forma virtual.

Publicado en Revista 155

La presente secuencia se organizó en un grupo de cuarto grado. Para estructurarla se tomaron en cuenta los asuntos de la formación planteados por
el área de Ciencias Sociales, el Programa escolar vigente (ANEP. CEP, 2009) y el Documento Base de Análisis Curricular.
Respecto a las líneas propuestas por el equipo de formación que intervino en nuestra institución, definimos una concepción de secuencia didáctica
y en ella identificamos actividades que oficien de apertura, otras de desarrollo y de cierre.
En el transcurso de las propuestas de aula cobró protagonismo la lectura de fuentes de información con diferente propósito.
Del programa escolar se seleccionaron contenidos temáticos de Geografía acerca del turismo como actividad productiva, mientras que del Documento
Base de Análisis Curricular (ANEP. CEIP, 2016) se consideraron las dimensiones: conceptual, aspectos de la metodológica y de las habilidades
cognitivo-lingüísticas con énfasis en la descripción y la explicación.
Se tomó la temática del turismo dada la importancia que reviste como actividad económica para el Uruguay, y como motivación para los alumnos por la
planificación de una salida de fin de curso. De esa manera se articularon los intereses de los niños con una serie de contenidos del programa, para desarrollar distintas habilidades centrales en el área de las ciencias sociales.

Secuencia elaborada en el marco de la formación en territorio de PAEPU, con el acompañamiento de la formadora de Ciencias Sociales Mtra. Prof.ª Alba Pérez.

Publicado en Revista 155

Elaborada la evaluación diagnóstica, en el aula se desprenden algunas concepciones que circulan en el imaginario de los alumnos: “la historia es aburrida”; “no me gusta”, “hay que leer mucho”, entre otras. En este sentido siempre me he cuestionado el abordaje que se hace de esta disciplina. Todos escuchamos alguna vez frases de algunos docentes, como “no te preocupes, los niños no van a entender, hacelo como cuentito...”; otros tienen la necesidad de respetar el orden cronológico de los hechos, sacrificando el manejo de atributos y conceptos, poniendo por encima un repertorio de acontecimientos y fechas. ¿Cómo hacerles partícipes a nuestros alumnos a la hora de enseñar y aprender Historia? Es en esta disyuntiva, y a partir de la interrogante anterior, que surge la propuesta que se enmarca como “Proyecto curricular de ciclo en el Área del Conocimiento Social, disciplina Historia”, que se desarrolla en una escuela rural multigrado, en la clase de tercer a sexto grado, incorporando luego primer y segundo grado.

Publicado en Revista 154

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