La Escuela Rural de Colonia Italia, anteriormente conocida como Colonia Las Flores y Colonia Supervielle, fue recategorizada en mayo de 1945 como
Escuela Granja. Recibió el equipamiento tecnológico y las mejoras edilicias, destinados a las escuelas granjas desde ese entonces en el marco del proyecto que promovió el consejero del CNEPyN, maestro Agustín Ferreiro.
Su director fue el maestro Abner Prada, y la maestra ayudante su esposa Wanda da Silveira, los cuales permanecieron en ella durante una década.
En ese lapso fue un centro educativo de referencia nacional por la excelencia de sus prácticas, que fueran citadas por el Inspector Julio Castro en los fundamentos del Programa de 1949.
En 2014, entre los docentes comenzó un replanteamiento respecto al trato y al uso que habría que darle a los bienes patrimoniales existentes, a cómo se deberían utilizar los objetos, los espacios y los testimonios como recursos didácticos que ayudarían a los alumnos a lograr un mejor aprendizaje de los contenidos sociales y culturales del programa escolar.
A fines de 2014 se organizó el museo escolar en el entendido de que sería un aporte significativo para poner en juego una de las especificidades de la educación rural: ampliar los conocimientos por el contacto directo con el medio enfatizando, en este caso, la visión sistémica del patrimonio, y se acordó que para ello se debería innovar en las prácticas educativas escolares.
Bajo el concepto de historia social de la educación se enmarcó la muestra en el espacio museístico en el período de 1945 a 1955.
Desde diversos ámbitos de reflexión e investigación académica sobre las prácticas educativas en las aulas, en la última década se ha construido una estructura teórica que en nuestro país le hemos llamado Didáctica Multigrado.
Son pocos años de desarrollo, aun cuando da cuenta de una realidad que ha existido a lo largo del siglo xx en aulas y grupos multigrado.
Pero es en la última década que se ha considerado que allí hay un objeto de estudio digno de ser analizado, donde acontecen cosas interesantes desde el punto de vista de la enseñanza y del aprendizaje. Se trata de una construcción teórica para ese objeto de estudio, que se plantea de forma explícita a partir de 2004 en el ámbito del Centro “Agustín Ferreiro” del Consejo de Educación Inicial y Primaria, y en el marco de instancias de formación continua
de maestros rurales. No se trata, sin embargo, de un fenómeno aislado como campo de producción de conocimiento. También ha ocurrido en la mayor parte del mundo académico, sobre todo en Europa y América Latina donde la multigraduación ha sido puesta en el centro de una serie de consideraciones prácticas y teóricas.
Dicho conjunto de acciones ha dado lugar al constructo teórico de la Didáctica Multigrado con sus distintas denominaciones.
Trabajo presentado en el 7º Coloquio de Educación Rural (2015) realizado en el Centro “Agustín Ferreiro”, organizado por el Departamento de Educación para el Medio Rural del CEIP.
La Escuela Rural de Mangrullo, en el departamento de San José, cuenta con cuarenta y dos alumnos, y tres docentes efectivas con un mínimo
de tres años de efectividad.
Ante la tarea de la planificación anual, determinamos que uno de los aspectos en los cuales debíamos intervenir sería trabajar sobre la dependencia que nuestros alumnos presentan con respecto al maestro. Para ello consideramos que las competencias comunicativas debían potenciarse como vehículo para llegar a la autonomía esperada, que es necesaria por el cambio vertiginoso en la producción de conocimientos.
A sabiendas de que: «La formación del niño, del hombre, implica la posibilidad de saber más y el valor de la educación está en despertar la
curiosidad por saber más, en generar el deseo, el placer y la alegría de saber» (ANEP. CEP, 2009:25), este año pensamos en implementar el
trabajo en comisiones. Esta estrategia nos brinda la posibilidad de dar espacios de autonomía, de reflexión, de intercambio, de indagación y
cuestionamiento. El trabajo entendido como herramienta-estrategia, se centró en las Áreas del Conocimiento de la Naturaleza y de Lenguas.
En oportunidad del Curso de Especialización en Educación Rural, organizado por el IPES y coordinado por el Maestro Lic. Limber Santos, Director del Departamento
de Educación Rural del CEIP, que se llevó a cabo en el Centro “Agustín Ferreiro” los días 7 y 8 de setiembre, tuvimos el agrado de estar con la profesora Roser Boix,
Vicedecana de la Facultad de Formación del Profesorado de la Universidad de Barcelona. Es catalana, maestra, doctora en Ciencias de la Educación, fue maestra rural y
también estudió leyes. La profesora Boix trabajó durante el fin de semana en el Módulo “Didáctica multigrado” y accedió amablemente a esta entrevista para la revista
QUEHACER EDUCATIVO.
Mucho se ha escrito sobre el pensamiento y la obra de Agustín Ferreiro.
A partir de la publicación de su libro La enseñanza primaria en el medio rural, producto de su participación en el Concurso Anual de Pedagogía de 1936, su figura fue resaltando en el panorama de nuestra pedagogía al punto de transformarse en un referente ineludible de los educadores uruguayos. Su modo particular de ver la vida escolar ha sido ejemplo para el accionar
de generaciones de maestros que ven en sus aportes el insumo necesario para muchas de sus prácticas, gracias a su pensamiento plenamente vigente.
En 1925, con solamente 32 años, Ferreiro llega en el rol de inspector a la Escuela Rural Nº 41 de Poblado del Sauce, Lavalleja, hecho que queda reflejado en el informe que él escribiera con motivo de esa visita. A partir del mismo, es que se realiza el presente artículo.
No es fácil saber cuánto puede haber incidido la experiencia de aquel día en sus ideales y su pensamiento, pero las impresiones que registró marcan claramente que una nueva imagen de Escuela Rural, productiva, emprendedora y desafiante, ya estaba presente en el imaginario de este maestro emblemático que tanto aportó a nuestra pedagogía.
Hace siete años, en el Congreso de Educación Rural "Maestro Jesualdo Sosa", celebrado en Piriápolis por iniciativa y organización de la FUM-TEP, la posición del magisterio rural se hizo sentir de manera contundente. La propia idea de organizar un Congreso en el mismo lugar en el que, 56 años antes se desarrollara el emblemático Congreso de 1949, que sentara las bases de la pedagogía rural uruguaya, ya constituía una fuerte señal política de resistencia. En el 2005 se estaba cumpliendo una década del quiebre que supusieron, para la Educación Rural, las políticas educativas asociadas con la administración de Germán Rama al frente del CODICEN, y que durante todo ese tiempo se habían materializado en un proceso descendente en cuanto a sus propuestas específicas (Pereira y Santos, 2006). La reacción de los maestros ya se había comenzado a dar formalmente en los Encuentros Nacionales de Maestros Rurales de 2003 y 2005, en el marco de las Asambleas Técnico Docentes; pero sería en el Congreso de octubre de aquel año donde esta posición alcanzaría su más alta trascendencia formal. El proceso descendente había desmantelado el Departamento de Educación Rural y todas sus acciones técnicas destinadas a los maestros rurales. Habían desaparecido las Unidades Escolares Rurales, ya no funcionaban las Unidades Móviles y ya no había ofertas de cursos de formación permanente para maestros rurales con el desmantelamiento del Centro "Agustín Ferreiro", institución encargada de tal cometido. Ya no se editaban publicaciones para los maestros y las escuelas rurales; la carga horaria de teoría y práctica vinculada a la Educación Rural en la formación docente fue paulatinamente cada vez menor y la tendencia oficial propiciaba el cierre de escuelas rurales pequeñas.
Los términos de la relación marcaron una reafirmación de los fundamentos, el concepto y los fines de la escuela rural plasmados en el Programa de Escuelas Rurales de 1949; pero también la necesidad de reformular sus contenidos. Sin embargo, más allá del debate por la estructura curricular, la posición del Congreso pasaba por la defensa de la pedagogía rural históricamente construida, como forma de enfrentar y resistir el embate adverso de las administraciones de Germán Rama y Javier Bonilla. De la misma forma que la generación de maestros que había impulsado el movimiento a favor de la escuela rural resistió las reacciones conservadoras de comienzos de los sesenta, con la puesta en marcha del Instituto Cooperativo de Educación Rural (ICER), las manifestaciones de los maestros rurales en los primeros años dle nuevo siglo se canalizaron por fuera del sistema formal.
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