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Al comenzar el año se resolvió realizar una unidad de trabajo sobre el tema recurrente del verano: la problemática social y ecológica generada por la presencia de cianobacterias en nuestras playas. Sin embargo, la lectura de un texto inédito del Lic. Sebastián Huelmo presentó una posibilidad más interesante: abordar la temática actual, contrastándola con sus raíces en un pasado muy remoto. Para ello era imprescindible integrar contenidos. El enfoque interdisciplinar habilitaría mirar la complejidad del fenómeno desde una perspectiva temporal; los organismos que hoy son “un problema”,
“ayer” posibilitaron la formación de la atmósfera.

Publicado en Revista 157

Los muy diversos campos de fenómenos que percibimos en el mundo que nos rodea (relacionados, por ejemplo, con movimiento, oscilaciones, calor, electricidad, magnetismo, radiactividad, propiedades materiales, reacciones químicas, vida, metabolismo, salud, orogenia, sismos, clima, fósiles, luz solar, cometas) son estudiados desde diferentes perspectivas teóricas por las diversas ciencias naturales (Astronomía, Física, Química, Biología, Geología, etc.). Sin embargo, todos ellos pueden ser pensados unificadamente en términos de la energía involucrada, que pasa así a ser un concepto teórico potente para comprender esos fenómenos e intervenir sobre ellos. En este sentido, la energía se constituye en un concepto científico central y estructurador por su gran generalidad, abstracción y potencia para modelizar. Por tanto, a partir de la investigación e innovación en didáctica de las ciencias naturales sugerimos que los niños y niñas puedan iniciarse en el estudio de este concepto muy tempranamente, tal como se propone en los cuatro artículos que siguen.

En las distintas actividades didácticas que se incluyen en los artículos de las próximas páginas, se presentan diferentes situaciones del entorno cotidiano y se les pide a los niños y niñas que las describan. Para ello son guiados por los docentes, de modo que puedan comenzar a utilizar de manera adecuada expresiones científicas tales como “posee energía”, “requiere energía”, “usa energía”, “gasta energía”, “aporta energía”, “produce energía”, “almacena energía”, “consume energía”, “transfiere energía”, “disipa energía”, “no aprovecha energía”. En estas frases, que son también empleadas en el lenguaje natural y en el mundo de la técnica, nos referimos a la energía desde una concepción “sustancialista”, asociada a los orígenes históricos de esta idea científica (en los siglos XVIII y XIX). Las expresiones que utilizamos en la ciencia escolar modelizan la energía casi como una entidad material, como un “objeto” (a veces imaginado como un “fluido” que pasa de un cuerpo a otro o queda almacenado en ellos). Se puede decir que en los primeros usos de la idea de energía, necesariamente estamos “sustancializándola” un poco, es decir, otorgándole las características y propiedades de una entidad real y tangible.

Publicado en Revista 156

Toda escuela se encuentra situada en un ambiente, entorno físico y simbólico, compuesto por valores, normas, tradiciones, características sociales, económicas, culturales y políticas, dentro del cual realizamos nuestro trabajo docente.
Cuando el entorno tiene singularidades propias, cuando estas están presentes en los individuos que lo conforman y su identidad es muy fuerte, el aula es el espacio propicio para materializarlas y proponer propuestas de enseñanza contextualizadas.
Los hornos de ladrillo artesanal frente a la escuela son el rasgo característico y de identidad. Modifican el paisaje, contaminan el aire, afectan directamente la vida de los vecinos, pero también son el sustento económico de muchas familias.
Desde el ámbito municipal y en distintas oportunidades se intentó solucionar la situación, pero... los hornos de ladrillo siguen allí.

Publicado en Revista 147
Martes, 12 Enero 2021 20:57

Maestra, ¿qué era una era?

A través de este artículo pretendemos dar cuenta del recorrido realizado en un sexto grado con el objetivo de abordar las eras geológicas y los fósiles.

 

 

Publicado en Revista 146

¿Por qué es importante enseñar Geología en la escuela? Para dar respuesta a esta pregunta debemos precisar qué estudia, a grandes rasgos,
la Geología como ciencia: los procesos geológicos y sus productos (por ejemplo, un mineral como el talco, las montañas o el fondo oceánico).
En este escenario es importante tener presente que casi todo lo que nos rodea proviene de esos productos geológicos. Para ejemplificar lo que precede imaginemos esta situación: si encontráramos un cortometraje sobre la desaparición paulatina de todos los materiales elaborados a partir de esos productos en una ciudad, observaríamos cosas como estas: la caída y posterior desvanecimiento de los edificios, la desintegración de todo medio de transporte artificial, la desaparición de la vestimenta de las personas y tal vez... la desaparición de nosotros
mismos; en realidad, la ciudad entera (o casi su totalidad) desaparecería.

Escolarizar esos contenidos disciplinares (hablamos ahora de la  geología escolar) implica, entre otras cuestiones, Isostasia, su relación con la construcción y destrucción de productos geológicos. Una propuesta de enseñanza promover el conocimiento del origen de los procesos geológicos y sus resultados (productos geológicos). Es decir, enseñar Geología implica, entre otros contenidos, habilitar espacios para: (1) el conocimiento y la comprensión del aspecto geológico de la dimensión física del ambiente, (2) su relación con otros aspectos de esa dimensión, (3) su vinculación con otras dimensiones ambientales (por ejemplo: la social); todo ello para la formación de un ciudadano y una ciudadana críticos y conscientes de su papel como, empleando el recurso metafórico, seres geológicos (influyentes en los procesos geológicos e  influenciados por los mismos). El acercamiento de los niños y niñas en la escuela a contenidos geológicos permite la aprehensión de ciertas herramientas analíticas (conceptuales y metodológicas) para una lectura de la realidad ambiental. Hacemos referencia al aprendizaje de saberes científicos que generan un desarrollo intelectual específico, un pensar científicamente sobre esa realidad (Dibarboure, 2009).

Publicado en Revista 129

El equipo tiene como línea de trabajo el estudio y la elaboración de diferentes aportes desde la Epistemología a la Didáctica de las Ciencias. Entre ellos, el análisis epistemológico de los contenidos programáticos del Área del Conocimiento de la Naturaleza para fundamentar secuencias de enseñanza. El número anterior de QUEHACER EDUCATIVO contiene el trabajo realizado en Geología. En este caso sintetizamos dos comunicaciones orales y un póster presentados en la III Conferencia Latinoamericana de Historia, Filosofía y Didáctica de las Ciencias, realizada del 17 al 19 de noviembre de 2014 en Santiago de Chile.

Allí se expuso el análisis histórico epistemológico de los contenidos programáticos de Física como base de las propuestas de enseñanza de la Mecánica que el equipo viene investigando desde hace dos años. En números posteriores iremos abordando el mismo enfoque en otras disciplinas del área.

 

Publicado en Revista 128

La elección de reflexionar y realizar actividades de Geología para luego analizar y discutir lo acontecido en las aulas, no es ingenua, se vincula
directamente con la idea de compartir experiencias que permitan acercarse a aquellas disciplinas del programa que no son de frecuente abordaje.
Es así que en este tercer artículo del equipo de investigación decidimos ir más allá del contenido programático. En concordancia con el recorrido que venimos realizando y convencidos de que la enseñanza de la naturaleza de la ciencia es una posibilidad inigualable para que los niños interactúen no solo con lo que la ciencia dice, sino con lo que la ciencia HACE, les proponemos compartir el desarrollo de nuestro trabajo.
Pensar en lo que la ciencia hace supone, por un lado, poner en contacto al niño con los recorridos que la ciencia realiza, sus obstáculos,
insumos, herramientas; y por otro, con dónde y quiénes lo hacen.
A partir entonces de estos ejes hemos delineado una secuencia de trabajo que pretende:
▶ poner en el centro del trabajo a un científico y su contexto;
▶ conocer el contexto de producción de una teoría;
▶ pensar sobre cómo se construye y cómo se comunica una teoría;
▶ evidenciar los recorridos, los datos y sus relaciones.

Publicado en Revista 127
Sábado, 12 Agosto 2017 15:48

Tiempo y clima. volver sobre la enseñanza

Si transponemos la divulgación científica que este artículo plantea, parece imprescindible adecuar y enriquecer las prácticas habituales con las que enseñamos el tiempo atmosférico.

Enseñar tiempo atmosférico implica también hacerlos pensar sobre las relaciones con nuestra salud, con las actividades de la sociedad y con los seres vivos; en suma, analizar sus relaciones con lo individual, lo local, lo social y lo global, incluyendo la responsabilidad de las acciones humanas. Es en sí una temática muy compleja y más aún cuando la enmarcamos en su relación con los ecosistemas y los problemas  medioambientales. Involucra también, conocimientos de distintas disciplinas.

Publicado en Revista 127

Los océanos influyen el clima terrestre a través de su intercambio con la atmósfera de grandes cantidades de calor, humedad y gases como el dióxido de carbono. Fluctuaciones en la magnitud de estos intercambios juegan un rol importante en determinar si el próximo invierno será excepcionalmente frío, el verano siguiente inusualmente cálido, o si se dará un evento El Niño.

Publicado en Revista 127

Si aprender ciencias es aprender una forma de preguntar, mirar y explicar el mundo, propia de cada disciplina, entonces para aprender Geología hemos de conocer su forma de buscar evidencias, relacionarlas y elaborar modelos explicativos. Dicho en palabras de Pedrinaci, para entender cómo funciona la Tierra hemos de analizar los componentes, estudiar las interacciones entre ellos y las propiedades resultantes.
Con este propósito seleccionamos contenidos clásicos de tercer grado: “La relación del agua y del suelo: permeabilidad y porosidad”. “Las propiedades físicas del suelo. Su consistencia y estructura. El valor agronómico” (ANEP. CEP, 2009:212).

Allí tenemos componentes, interacciones y propiedades. Componentes del suelo que interaccionan entre sí generando su consistencia, estructura y porosidad; que interactúan con el agua estableciéndose su permeabilidad; y conformando un suelo particular cuyas propiedades le darán o
no un valor agronómico. 
Centraremos nuestras reflexiones en el clásico experimento que compara la permeabilidad de diferentes muestras de suelo.

Publicado en Revista 127
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