En la actualidad, se presenta como una necesidad el dar un vuelco a la enseñanza de los contenidos geográficos, pasando de una enseñanza descriptiva, enumerativa, enciclopédica y descontextualizada con las problemáticas reales de la comunidad, donde prima la promoción de lo memorístico y repetitivo, a una enseñanza que deje al desnudo cuestiones como la dependencia y la sumisión, las graves problemáticas socioterritoriales, las rápidas transformaciones territoriales, y promueva la reflexión y un verdadero compromiso hacia lo social.
Se pretende una enseñanza crítica o democrática que permita una visión global de la realidad social, introducir la perspectiva histórica en el análisis de las dinámicas territoriales, adoptar una actitud crítica hacia la injusticia y la desigualdad en las sociedades actuales, incluir a todos aquellos grupos tradicionalmente omitidos en los análisis científicos (minorías étnicas, mujeres, homosexuales, etc.), educar en el respeto por las diferencias y estimular el conocimiento de la propia identidad.
En pocas palabras, se habla de una educación para la libertad, para el (auto y co) conocimiento, para la reflexión, para la acción, para la vida.